Conflicto de Gibraltar
Un «brexit blando» para más de 8.000 trabajadores
Primera toma de contacto entre Susana Díaz y Fabián Picardo por la salida del Reino Unido de la UE
La reunión de ayer entre el primer ministro de Gibraltar, Fabián Picardo, y la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, fue una primera toma de contacto para evaluar las consecuencias de la salida del Reino Unido de la Unión Europea. Ambos mandatarios no llegaron a ningún acuerdo concreto. O al menos no lo expresaron públicamente pese a las reiteradas preguntas en este sentido de los medios de comunicación. Picardo y su equipo dejaron el Palacio de San Telmo aparentemente contentos después de haber hecho «una nueva amiga política», mientras que la jefa del Ejecutivo andaluz, quien delegó la intervención pública en el vicepresidente de la Junta, Manuel Jiménez Barrios, consigue llevar la iniciativa política en un asunto que no es menor. Gibraltar tiene actualmente 13.251 trabajadores transfronterizos, de los que hay más de 8.000 españoles que cruzan diariamente la verja.
El objetivo tanto de la Junta como del Gobierno de la Roca es que el impacto de la salida del Reino Unido de la UE sea el mínimo posible. El vicepresidente Jiménez Barrios aseguró que los trabajadores no pueden ser los que «paguen» la decisión tomada en referéndum, por lo que la Junta va a buscar un brexit «lo más blando posible, que afecte lo mínimo a la economía y a las personas de nuestra tierra». El problema, sin embargo, radica en que Gibraltar y Andalucía no tienen las manos libres para tomar las decisiones que consideren más oportunas. Los interlocutores fundamentales son el Gobierno de España y el Reino Unido, pese a que a Fabián Picardo no le gusta que se hable de que son los que tienen la «sartén por el mango». «El que lleva la sartén por el mango corre el peligro de que se queme con el aceite», dijo. Por encima de los acuerdos a los que pueda llegar España y el Reino Unido está además el acuerdo marco de desconexión entre el Reino Unido y la Unión Europea. La institución comunitaria es quien se encarga de establecer la política de fronteras que, por cierto, no afectan solo a Gibraltar. En Irlanda del Norte, por ejemplo, tienen el mismo problema.
Con todo, Picardo dijo salir muy contento de una reunión que se prolongó durante algo más de una hora y que fue «absolutamente positiva». «Not only cordial but friendly». «No solo cordial sino simpática a nivel humano», tradujo él mismo tras responder a un medio de la Roca. Encima de la mesa están asuntos como la sanidad, el turismo y sobre todo el empleo. Por eso, el primer ministro gibraltareño está en contra de establecer «controles innecesarios». Espera que el tránsito de personas siga siendo «fluido» incluso cuando se complete la salida. El vicepresidente andaluz destacó que actualmente el 24 por ciento del empleo en el Campo de Gibraltar tiene una relación directa con Gibraltar, que importa 430 millones de euros en bienes y servicios de España. La soberanía no formó parte de la agenda de la reunión. Y tampoco se mostró muy entusiasta Picardo cuando le preguntaron por este asunto: «Si queremos contar chistes, los contamos», dijo.
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