Castilla y León
Las lluvias de primavera llenan en un tiempo récord los embalses de la cuenca del Duero
El volumen de agua roza ya el 82 por ciento en Castilla y León a unas semanas de que arranque el verano
Las lluvias de primavera han llenado en un tiempo récord, apenas dos meses, los embalses de la cuenca del Duero que en estos momentos, a unas semanas de que arranque el verano, rozan ya el 82 por ciento de su capacidad, mientras se suceden las tormentas. Se trata de la mayor recuperación del mapa hidrológico nacional que cambia la foto de hace un año: pantanos sedientos y declaración de sequía.
En concreto, las reservas han repuntado un 57,7 por ciento en comparación con los datos de hace un año, al pasar de 3.885 hectómetros cúbicos a los 6.129 actuales, según los últimos datos consultados por Ical del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente (Mapama).
Por detrás de la cuenca del Duero, se sitúan, aunque con datos muy inferiores, la del Tajo con un aumento del 45,9 por ciento al alcanzar sus embalses el 74,8 por ciento -8.237 hectómetros cúbicos-; la del Guadalete-Barbate, con un 39,35 por ciento, al tener sus presas un 21,38 por ciento -1.250-, y la vertiente Atlántica, con un 33,3 por ciento, al sumar un 73,63 por ciento -31.000-.
No obstante, mejor es la situación que presentan los pantanos de la cuenca que gestiona la CHD, que se encuentran casi al 93 por ciento de su capacidad. De hecho, hay que remontarse a la primera semana de mayo de 2016 para encontrar una cifra similar. En concreto, entonces se situaron en el 94,4 por ciento, con un total de 2.658 hectómetros cúbicos.
El liderazgo del Duero se debe, según la Confederación Hidrográfica de esta cuenca, a que sus embalses se han llenado «en muy poco tiempo», en apenas dos meses, mientras que habitualmente lo hacen en las estaciones de otoño e invierno, es decir, entre septiembre y marzo.
«Hemos tenido algún embalse que prácticamente ha pasado en dos semanas del 30 al 80 por ciento», algo que resulta «inaudito» y que constituye «un patrón singular» en algunas zonas de la cuenca, como es el caso de Salamanca, por ejemplo el de Santa Teresa. De hecho, se advierte de que, en el caso de no haber venido de una situación de sequía prolongada, es previsible que se hubieran producido inundaciones importantes aguas abajo. «Gracias a que tenía reservas muy bajas, se ha podido laminar la avenida».
Entre febrero y marzo se incrementaron las reservas en 16 puntos porcentuales -del 43,8 al 59 por ciento- la mayor crecida de este año.
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