Llano y Onieva ganan «ex aequo» el XVI Premio de Poesía Gil de Biedma

«El silencio de los peces» y «Vértices» son los títulos de las obras vencedoras de este prestigioso galardón.

El madrileño Jacobo Llano, por su obra «El silencio de los peces» y el cordobés Francisco Onieva por «Vertices» han sido los ganadores ‘‘ex aequo’’ de la XVI edición del Premio de Poesía Jaime Gil de Biedma.

Los vencedores de este galardón recibirán 10.000 euros y la publicación de las obras, mientras el Accésit otorgado por la entidad financiera Bankia que ha sido para Sergio Fanjul por su obra «Pertinaz freelance» será reconocido con 3.000 euros y la publicación.

Así lo anunció el presidente de la Diputación de Segovia y del jurado del Premio, Francisco Vázquez, quién destacó que las 1.298 obras presentadas al galardón procedentes de 35 países demuestran que, superadas las bodas de plata, el Gil de Biedma «mira con optimismo al futuro» como premio más importante de poesía en lengua castellana.

Asimismo, agradeció a los miembros del jurado y a todos «aquellos escritores que confían en nuestro premio, enriqueciéndolo con su mirada y su ya dilatado palmarés».

«No es extraño encontrar -señala Vázquez-, si repasamos el listado de los galardonados, todo tipo de voces, maduras, expertas, jóvenes, con una forma de entender la vida pausada o verdaderamente alterada por circunstancias personales, o por aquellos que circundan, vivencialmente, a nuestros poetas».

El presidente de la institución provincial segoviana añadió que «podemos presumir de que a lo largo de todos estos años, con sus características diversas, con sus voces entrecruzadas y con versos desgarrados, en ocasiones, ausentes en otras, pero sinceros siempre, han conseguido elevar a la máxima categoría este premio que carece, absolutamente, de artificios».

Por su parte, el coordinador del certamen, Gonzalo Santonja, afirmó que la obra de Llano ha sido reconocida por ser «el libro del latido de la memoria entrañada», un poemario en tono conversacional basado en un diálogo sosegado y profundo, tal y como se ha creado la mejor poesía de la modernidad. En el caso de Onieva, resaltó «el reflejo del vértice del tacto y de la mirada en un libro íntimo, sencillo y muy envolvente, una obra optimista que celebra la vida y la emoción».