Cataluña

Alberto Fernández: «No se recordará por nada el mandato de Colau»

«Me duele ver como Ciudadanos está más pendiente de derrotar al PP que al independentismo. La situación obliga a apartar el partidismo».

Alberto Fernández, presidente del PP municipal. Foto: Shooting
Alberto Fernández, presidente del PP municipal. Foto: Shootinglarazon

«Me duele ver como Ciudadanos está más pendiente de derrotar al PP que al independentismo. La situación obliga a apartar el partidismo».

Mientras medita su posible continuidad al fente del PP municipal, Alberto Fernández defiende la necesidad de recuperar la esencia de Barcelona y dejar atrás una época marcada por el populismo y el independentismo.

-Desde fuera, ha parecido una legislatura extraña.

-Sí, ha sido un mandato inédito porque nunca Barcelona había sido gobernada por una minoría tan absoluta y tan totalitaria. Es un mandato que no se recordará por ningún proyecto de ciudad, salvo el sectarismo. También es inédito el nivel de subordinación de la política municipal a la política­ catalana. El Ayuntamiento está, gracias a la alcaldesa Colau, al servicio del independentismo.

-Con Xavier Trias también ocurría algo parecido.

-No tanto. En todo caso en la segunda parte de su mandato, en la que acentuó su independentismo, pero no llegó a afectar de pleno a la gestión municipal. El 9N, sin ir más lejos, fue poco antes de las elecciones. Influyó más en el resultado municipal que en la gestión.

-Con el “procés” de fondo, ¿se resienten las relaciones entre concejales?

-Se han enfriado bastante las relaciones personales y políticas. Aun así, se mantienen tímidos puentes de diálogo, confianza e incluso con algunos acuerdos en el ámbito estrictamente municipal. Es evidente que la recogida de basuras, el carril bici o los equipamientos para mayores no conocen de debates identitarios.

-¿Podemos dar por acabado, entonces, este mandato?

-Creo que aún puede ir a peor. Este año que queda hasta las elecciones aún puede empañar más la gestión de Colau. La alcaldesa está convirtiendo la política municipal de Barcelona en un retroceso constante. Como un cangrejo. Lo mejor que puede sucederle a Barcelona es que los proyectos que tiene planteados Colau, como la ordenanza de civismo, o más bien de gamberrismo, no salgan adelante. Lo peor es que este cuarto año será un año más con falta de proyectos de ciudad. La parálisis, los vetos a la actividad económica y el deterioro de políticas sociales serán la única constante.

-En los últimos tiempos están surgiendo candidaturas o proyectos de candidaturas diferentes con Manuel Valls o Jordi Graupera, ¿qué le parecen?

-Creo que cualquier candidatura municipal además de defender el adn barcelonés y defender nuestra identidad. Sería un error plantear las elecciones como una contienda, como el choque entre dos frentes. Barcelona tiene que unir lo que la independencia separa. Pero además tenemos que ser el antídoto y tener un proyecto sólido y alternativo al populismo de Colau. No podemos caer ni en una cosa ni en la otra. La mejor Barcelona es la que se proyecta en el mundo como capital de Cataluña, como la ciudad cosmopolita que es. Nuestro adn, catalán y español, debe ser sólido con los principios que representamos el centro-derecha. Es decir, el derecho a la propiedad, la libertad de elección de servicios, la colaboración público-privada, el principio de autoridad en la lucha contra la delincuencia, el derecho a la vida, etcétera. Unos derechos sólidos, en definitiva, para aplicar a la gestión municipal.

-Sin embargo, parece que se está repitiendo la misma lógica que en el Parlament, dos bloques muy nítidos, constitucionalismo e independentismo, y los comunes, quizás, por en medio. ¿Resultará Barcelona ingobernable?

-Por eso. Una Barcelona de frentismos nos condena a minorías absolutas, parálisis y retroceso. Es importante superar ese debate. Barcelona no puede convertirse en una repetición de las elecciones catalanas.

-Usted conoce a los candidatos, o, al menos, a alguno de ellos, ¿es eso posible?

-Hay candidatos o candidatas que todavía no saben que lo va a ser. Algunos candidato que creen que lo son y no lo serán. Y candidatos de algunos partidos que igual ya no estarán. Está demasiado abierto. En cualquier caso, aún hay tiempo de trabajar por Barcelona y evidenciar la frivolidad, la irresponsabilidad y la demagogia sectaria del gobierno de Colau. Esas son las dos líneas en las que hay que trabajar. Sin eso no habrá alternativa al independentismo y al populismo.

-En su caso, ¿han decidido si va a repetir?

-El PP abrirá un proceso de candidatos municipales para toda España, también para Barcelona. Yo mantengo vivo el compromiso de trabajar por Barcelona. En política todos somos necesarios pero nadie es imprescindible. El futuro de Barcelona no debe ir circunscrito a nadie. Lo que me preguntan por la calle no es quién va a ser candidato, si no cuando echamos a Colau.

-¿Qué opinión le merece la situación actual de la política catalana?

-La misma que la inmensa mayoría de los catalanes. Hemos estado en manos de la irresponsabilidad de aquellos que estaban dispuestos a imponer su visión independentista a una mayoría de catalanes sin preocuparles la fractura social o el descalabro económico. Y aún así persisten en el esperpento, con un Puigdemont fugado al que siguen con obediencia ciega. Hace demasiado tiempo que Puigdemont se convirtió en el candidato de la CUP y ERC, en el títere de Òmnium y la ANC. Lo peor puede estar por llegar si la agenda del Parlament la sigue marcando Puigdemont. Con la política secuestrada desde Berlín y las calles en manos de la CDR.

-¿Ha sido beneficiosa la aplicación del 155?

-Cortó de raíz cualquier pretensión del independentismo. Tenía un triple objetivo, la normalización de los servicios dependientes de la Generalitat, evitar la declaración de independencia e impedir un conflicto entre catalanes. A partir de aquí, hay razones de estado que el corazón no siempre entiende. Y el PP ha interpuesto esas razones de Estado a cualquier objetivo partidista. Y me duele ver como Ciudadanos está más pendiente de derrotar al PP que al independentismo. En estos momentos la situación de Cataluña obliga a poner la convivencia y la unidad de España por encima de debates partidistas.