Víctimas del Terrorismo
Barcelona desestima una calle para Miguel Ángel Blanco
El PP pidió un espacio público para el concejal vasco a pocas semanas de cumplirse el 20 aniversario de su asesinato a manos de ETA
El PP pidió un espacio público para el concejal vasco a pocas semanas de cumplirse el 20 aniversario de su asesinato a manos de ETA.
«¿Dónde estabas el 13 de julio de 1997?». La fecha por sí sola puede que no la recuerden todos los españoles que por aquel entonces tenían o se acercaban a la mayoría de edad. Pero cuando dicen que ese día ETA asesinó al concejal Miguel Ángel Blanco, todos recuerdan qué hacían. Lo mismo ocurre con el 11–S o el 11–M, dos sucesos que la televisión narró en directo. El secuestro y la muerte de Miguel Ángel Blanco en España provocó un saltó en la movilización social contra la banda terrorista ETA. Nació el espíritu de Ermua. Este julio se cumplen ya 20 años y para rememorarlo, con diez meses de antelación, el presidente del grupo municipal popular en el Ayuntamiento de Barcelona, Alberto Fernández, volvió a pedir que la Ponencia del Nomenclator iniciara el procedimiento para otorgar una calle o un espacio público de la ciudad al concejal del PP asesinado por ETA. Pero la respuesta ha sido «no».
En 2016, la ponencia del Nomenclator, el grupo de sabios que repiensa el nombre de las calles, plazas o parques de Barcelona, desestimó dar un espacio público a Miguel Ángel Blanco. Y no porque no hubiera sitio.
Durante el año pasado, la Ponencia del Nomenclator se reunió en cinco ocasiones. Aprobó trece nuevas nominaciones y desestimó cuatro, la de Miguel Ángel Blanco, Josep Roca i Galès, un dirigente obrero y republicano que en 1866 encabezó un obrerismo solitario y cooperativista en Barcelona, la Cámara de Comercio Italiana de Barcelona y Carlo Rosselli, teórico del socialismo liberal no marxista.
El nomenclator se ha convertido en el relato de la ciudad, gracias al cual tenemos noticia de momentos y personajes históricos. A través del Eixample recordamos las cuatro grandes crónicas de la Cataluña Medieval que narra la historia de finales de siglo XIII y XIV. «Un antídoto contra el olvido que brinda reconocimiento, crea sentido y construye un sistema de valores y referencias históricas, culturales, políticas y sociales», reivindica el escritor y filósofo Miquel Porta. Dos millones de personas se manifestaron contra ETA el día después de asesinar a Miguel Ángel Blanco en las calles de Barcelona, fue una manifestación histórica.
Pero el año pasado el nomenclator quiso compensar un vacío histórico, feminizar las calles de una ciudad donde predominan los nombres masculinos. De las trece nuevas denominaciones aprobadas, seis tienen nombre de mujer: Dolors Palau i Roura, Elisabeth Eidenbenz, creadora de la maternidad de Elna, que se queda el nombre de la calle de la Maternidad, Joana Alemany, Ana Figuera, Dones de Motor Ibérica i Micaela Chalmeta. Tres son hombres, Joan Triadú, el pintor Josep Guinovart y Antonio Escobar Huerta. Los otros cuatro rememoran hechos históricos: Plaza de la República, Jardines de Llucmajor, Movimiento Obrero y Olimpíada Popular.
Más polémico han sido los cambios de denominación aprobados, en los que destaca la obsesión del gobierno de Ada Colau por borrar la huella de monarcas, véase el ejemplo de la plaza Juan Carlos I, de una urbe que se conoce como Ciudad Condal. La plaza Llucmajor pasa a llamarse de la República; el espigón de la Mar Bella, de Antonio Gutiérrez; la calle Aviador Franco, José Aranguren, y la plaza de la Hispanidad, Pablo Neruda. Por el contrario se desestimó cambiar la calle de los Pescadores, Sabino Arana, Comandante Benítez, General Mendoza, Secretario Coloma e Ildefonso Cerdà.
También se aprobó colocar cinco placas históricas: la plaza del Cinc d’Oros; Isabel Núñez en la calle Arrimón número 7; Josep Roca i Galès, que se quedó sin calle pero logró una placa en el 20 de la calle Torrijos, y Barraques, en el Turó de la Rovira.
Se quedaron sin placa Germinal Vidal, Joan Brossa, Fredie Mercury y los Pastorets de Josep Maria Folch i Torres.
Pendiente de revisión están las Brigadas Internacionales en David y Goliat y los Bombardeos de 1988, en la plaza Manuel Ribé. Y de informe tésnico Àlvar d’Orriols, que relató la retirada de Cataluña en «Las hogueras del Pertús».
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