Política

Barcelona

Collboni aprovecha el 28-A para proyectarse como alternativa ganadora

El alcaldable del PSC exprime el éxito de las generales e insiste en un cara a cara con Maragall

Jaume Collboni y Albert Batlle visitaron la feria de comercio en la calle de Sants-Les Corts
Jaume Collboni y Albert Batlle visitaron la feria de comercio en la calle de Sants-Les Cortslarazon

El alcaldable del PSC exprime el éxito de las generales e insiste en un cara a cara con Maragall

Tras una prolongada travesía por el desierto, el PSC encara las elecciones del 26 de mayo con renovadas y reforzadas esperanzas. Al amparo de la amplia victoria de Pedro Sánchez, el pasado domingo los socialistas dieron muestras de haber recuperado el músculo perdido en Barcelona durante estos años y han pasado a proyectarse como una alternativa ganadora. Lejos queda ya el desplome que sufrió en 2015, cuando el partido que ha gobernado la capital catalana durante 32 años solo cosechó cuatro concejales –con respecto a los 11 que había logrado en 2011(Barcelona tiene 41 concejales)–. Y es que el 28-A, el PSC logró vencer en cinco de los diez distritos de la ciudad, consiguió el 22,8 por ciento de los sufragios y quedó a menos de 3.000 votos de ERC, fuerza ganadora (con 201.616 sufragios). Su principal rival por la izquierda, el partido de Ada Colau, quedó en tercera posición con 142.763 votos –el 16,3 por ciento de las papeletas–.

Ese es el contexto que el alcaldable del PSC, Jaume Collboni, trata de exprimir. Ayer aprovechó para recordar de nuevo que en las elecciones generales «ha habido dos fuerzas que han sido las ganadoras en la ciudad de Barcelona», en alusicón a ERC y el PSC, por lo que insistió en reclamar un debate a dos con el candidato de los republicanos, Ernest Maragall. En este sentido, reiteró en plantear los comicios en Barcelona como una elección entre «procés o Barcelona»: a su juicio, en el bando independentista también hay que situar a Colau, ya que durante estos cuatro años ha supeditado los intereses de la ciudad al proyecto rupturista.

Mientras el PSC escala al calor del 28-A –aunque las encuestas previas a las elecciones generales ya constataban una mejoría en las perspectivas electorales–, Colau pugna por detener la fuga de votos, muchos de ellos, precisamente, en dirección a las filas socialistas. La alcaldesa de Barcelona presentó ayer las propuestas en vivienda, materia que la catapultó políticamente. La ampliación del parque de vivienda pública se convirtió en una de sus medida estrella, pero no ha logrado satisfacer, ni de lejos, las expectativas. Pero ello no ha impedido que Colau vuelva a hacer promesas ambiciosas y pase ahora a apostar por crear 1.500 viviendas asequibles al año durante el próximo mandato –para estos cuatro años había prometido 4.000 viviendas y va a cerrar el mandato con unas 7'00 construidas–. Para mejorar los números, asimismo, se comprometió a subir de un 30 por ciento a un 50 por ciento la exigencia para que las nuevas viviendas construidas sean sociales.

Los ataques a Colau también provinieron del candidato del PP, Josep Bou, quien aprovechó su visita a la feria de comercio en la calle de Sants-Les Corts para denunciar las trabas burocráticas que la alcaldesa impone a los comercios: «Es necesario cambiar el modelo de mala gestión de Colau que no incentiva al comercio, solo se dedica a poner impuestos, moratorias, planes de uso y suspensiones de licencia que entorpecen la economía», afirmó. Bou, que reivindicó que es «el único candidato que sabe lo que es levantar cada día la persiana», presentó su plan que pasa por rebajar la media de días para abrir un negocio, «pasando de los 193 actuales a tan solo un mes como máximo». Asimismo, tampoco dejó escapar otro de los caballos de batalla que se ha fijado el PP en materia lingüística, también ligado al comercio, y aseguró que ningún negocio «debe ser multado por rotular en castellano».