Mientras los Mossos d’Esquadra llevan días quejándose por el hecho de que decenas de menores inmigrantes no tutelados sigan durmiendo en sus comisarías, la dirección general de Atención a la Infancia y a la Adolescencia (Dgaia) hizo ayer autocrítica.

Mientras los Mossos d’Esquadra llevan días quejándose por el hecho de que decenas de menores inmigrantes no tutelados sigan durmiendo en sus comisarías, la dirección general de Atención a la Infancia y a la Adolescencia (Dgaia) hizo ayer autocrítica.

La directora de la Dgaia, Georgina Oliva, admitió ayer diferentes cosas y fallos. Por ejemplo, reconoció que en Cataluña faltarán unas 1.200 plazas residenciales para menores no acompañados hasta noviembre próximo, si se mantiene el ritmo de llegadas de los últimos meses. “Estamos en una situación de emergencia de país», alertó.

El problema es que los centros para este tipo de menores de la Dgaia están más que saturados. En los últimos tres meses han llegado más adolescentes no acompañados –la mayoría son marroquíes y subsaharianos– que en los tres años anteriores. Unos 2.000 este año, según datos del Govern.

Oliva reconoció que la Generalitat «podría hacerlo mejor» en la atención a los menores inmigrantes no acompañados. También reconoció que, a falta de hallar soluciones, en la noche de sábado a domingo unos 40 de estos chicos volvieron a dormir en dependencias policiales, por la falta de plazas en los centros de acogida.

Según Oliva, y como es evidente a través de las imágenes que han trascendido, los menores que duermen en las comisarías lo hacen «en unas condiciones que no son óptimas», aunque se mostró convencida de que la Generalitat «saldrá adelante» y resolverá el problema.

La directora de Atención a la Infancia explicó que ya se han creado 2.000 plazas residenciales para menores migrantes no acompañados, pero que desde ahora hasta el próximo noviembre faltarán otras 1.200, «si la tendencia se mantiene», y eso parece, teniendo en cuenta el número de llegadas de los últimos meses.

Mientras tanto, la Dgaia está ubicando a los menores en «hoteles, casas de colonias y alguna pensión», apuntó Oliva, antes de añadir que «si alguna familia quiere acoger a estos chicos, se puede poner en contacto con nosotros. Son jóvenes de otras culturas que son muy majos y que quieren quedarse, además de aprender nuestros idiomas».

Según Oliva, el flujo de menores marroquíes que migran ido en aumento desde que el Rey Mohamed VI anunció su propósito de implantar el servicio militar obligatorio y el porcentaje de los que llegan a Cataluña es « superior al de otras comunidades autónomas, aunque aquí se sienten bien atendidos».