Paraguay
La cadena independentista tensiona de nuevo las relaciones en CiU
Mas planea su apoyo a la iniciativa, mientras Duran pide consenso social
Barcelona- Convergència no tiene ninguna duda de que el partido tiene que volcarse en la cadena humana independentista que la Asamblea Nacional Catalana (ANC) prepara de cara al 11 de septiembre. Si bien sus socios de Unió han solicitado que la iniciativa cambie de lema y reclame la convocatoria de una consulta porque esta petición genera más consensos; en Convergència dan todo su apoyo a una convocatoria que busca llamar la atención internacional. La manera de acercarse al asunto entre las directivas no puede ser más dispar y, en la práctica, vuelve a poner sobre la mesa las diferencias a la hora de encarar el proceso soberanista.
La carta que el secretario general de Unió, Josep Maria Pelegrí, ha enviado a la ANC y a Òmnium Cultural pidiendo cambiar la «vía catalana por la independencia» por un más «light» derecho a decidir no deja demasiado margen de maniobra a esta formación, que vive un notable debate interno. Los organizadores no cambian un lema que tampoco gusta a ICV, otro partido que reivindica «ampliar consensos», es decir, busca la manera de implicar al PSC.
Está claro que quien acabe participando en la cadena humana, como lo hará el ex presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, estará apoyando la independencia. En Convergència no lo dudan y auguran que el Govern responderá a la llamada de los organizadores. Hasta la fecha, los consellers se han volcado en todo tipo de iniciativas soberanistas públicas. Por su parte, la presencia del presidente de la Generalitat en la cadena humana no está confirmada, aunque fuentes de Presidencia han explicado a Efe que está meditando si participa y de qué forma teniendo en cuenta que la cadena independentista pasará por delante de su despacho del Palau. El año pasado, Artur Mas no acudió a la manifestación, pero avanzó que estaría «en alma» en la convocatoria que acabó precipitando las elecciones. Ahora, los organizadores se lo han puesto muy fácil, puesto que la cadena humana pasará por la plaza Sant Jaume y allí han invitado a que se unan a los miembros del Govern, así como a los representantes del Ayuntamiento.
El partido de Mas se «abocará» a la cadena humana, desde la dirección y la militancia. La formación ha puesto a disposición de la organización autocares con militantes y simpatizantes para ir a aquellos lugares en los que cueste dar continuidad una cadena humana que quiere unir de La Jonquera a Amposta. La dirección también ha solicitado a los organizadores que determinen los mejores sitios del recorrido para ubicarse.
Mientras, el presidente de Unió, Josep Antoni Duran Lleida, reivindicó ayer desde Paraguay el «máximo consenso social posible entre sus instituciones y las fuerzas sociales y políticas» de cara a la celebración del 11 de septiembre. Duran Lleida, que el año pasado se acabó sumando a la manifestación de la Diada, no se ha pronunciado sobre su participación en la cadena humana. Para el portavoz de CiU en el Congreso, «lo que debe constituirse es un movimiento interclasista, interpartidista y amplio». Añadió que, «frente al asimilismo español de raíz castellana y la legítima propuesta, que no comparto pero considero legítima, de independencia, hace falta encontrar una solución intermedia y de concordia, que sea justa y efiza para Cataluña». La polémica está servida.
Difícil triángulo político
La relación entre Convergència y Unió se ha visto tensionada desde que Esquerra entró a formar parte del día a día de los socios. Desde los nuevos impuestos hasta fijar una fecha para la convocatoria de la consulta, la enorme distancia entre los tres vértices del pacto necesita a menudo de mano izquierda. La negociación de los detalles de la consulta, empezando por la fecha y siguiendo por la pregunta, está a la vuelta de la esquina. Será la prueba de fuego de este difícil triángulo político.
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