Política

El desafío independentista

La Diada amenaza con ser el fin de la tregua entre el Govern y Sánchez

La manifestación se convertirá en una nueva demostración de fuerza que alentará más desafíos

Imagen de una de las movilizaciones por la libertad de los presos del 14 de julio / Foto: Efe
Imagen de una de las movilizaciones por la libertad de los presos del 14 de julio / Foto: Efelarazon

La manifestación se convertirá en una nueva demostración de fuerza que alentará más desafíos.

Más allá de la concatenación de rectificaciones que ha tenido que asumir en política nacional desde que llegara a la Moncloa, Pedro Sánchez ha sabido surfear su principal reto, el desafío independentista, con más luces que sombras. Hasta el momento, bajo su «operación deshielo», ha conseguido rebajar la tensión entre el Gobierno y la Generalitat y trabar nuevos puentes de diálogo, con la reactivación de la Comisión Bilateral como máximo exponente. Sin embargo, todas sus intenciones, recibidas con agrado por el Govern, no son suficientes para calmar la sociedad civil independentista, que corre a distinto ritmo que las instituciones. Así, la manifestación de la Diada impulsada por la Asamblea Nacional Catalana y respaldada por Òmnium Cultural y la Asociación de Municipios por la Independencia, amenaza con convertirse en una nueva demostración de fuerza que aliente nuevos desafíos de la Generalitat, además de erigirse en el pistoletazo de salida al ciclo de movilizaciones previsto.

El propio lema de la protesta, «Hagamos la República», así lo hace pensar, y la cifra de inscritos también. Si en los últimos días parecía que los guarismos apuntaban a un fracaso, en las últimas horas han conseguido levantar el vuelo y ayer alcanzaron ya superar los 400.000 inscritos, lo que augura una gran participación teniendo en cuenta los datos de las últimas ediciones. En este sentido, la propia presidenta de la entidad impulsora de la manifestación (ANC), Elisenda Paluzié, es una firme partidaria de la vía unilateral y en su parlamento podría reeditar el «president, ponga las urnas» de Carme Forcadell –que dirigió a Artur Mas en 2014 cuando ejercía de líder de la Assemblea y desembocó en la consulta del 9-N– y presionar para desplegar la República.

Por ahora, el presidente de la Generalitat, Quim Torra, ha optado por un discurso grandilocuente que no se ajusta a sus acciones: promete ir de la restitución a la constitución, pero todavía no ha dado ningún paso en esa dirección y sus planes para conseguirlo son altamente inconcretos, dejándolo todo en manos de la calle, como desgranó en la conferencia del pasado martes. En este sentido, la agitación de la calle para encontrar la «ventana de oportunidad» que permita materializar la secesión que pretende el president arrancará mañana, pero tendrá continuidad hasta la sentencia a los líderes del «procés».

Tras el 11-S, los Comités de Defensa de la República ya tienen preparadas acciones que amenazan con bloquear áreas sensibles de Cataluña, como pasos fronterizos o acampar en el centro de Barcelona (Francesc Macià) y la intención es permanecer así durante todo el otoño y encadenar las efemérides del «procés» (1-O, 3-O y 27-O) con el juicio y la sentencia.

Todo este escenario, por tanto, podría conducir al fin de la tregua entre el Govern y Pedro Sánchez, que en las últimas semanas ya se ha visto amenazada por la polémica de los lazos amarillos. En este sentido, durante los últimos días, el Gobierno ha hecho esfuerzos añadidos para intentar salvar las relaciones. Prueba de ello fue el anuncio del lunes de Sánchez, cuando propuso un referéndum de «autogobierno» y recuperar parte del Estatuto declarado inconstitucional–en un claro guiño para intentar rebajar el tono de Torra en la conferencia del martes–; la cordialidad que presidió la Junta de Seguridad del jueves –Marlaska entregó a los Mossos d'Esquadra la responsabilidad de mantener la seguridad pública con los lazos–; o, el reconocimiento de Ábalos de que con presos es más «difícil normalizar» la situación.

Políticos presos: «A llenar las calles»

Los políticos soberanistas encarcelados y en el extranjero realizaron ayer un llamamiento a la ciudadanía catalana para «llenar las calles» por la Diada de mañana,en « nombre de la libertad, la justicia, la democracia y la república». A su juicio, «el escenario de represión prolongada y el recuerdo del 1–O hacen absolutamente excepcional esta Diada». Consideran que los «derechos que reivindicamos son de todos y porque la diferencia es avanzaremos de forma democrática».