Emprendedores
La nueva ordenanza de terrazas preocupa al sector de la restauración
La viabilidad de muchos negocios está en jaque por culpa de la normativa
La nueva ordenanza de terrazas, obra del gobierno municipal de Xavier Trias, ha movilizado al sector de la restauración barcelonés, inquieto ante unas nuevas medidas que considera excesivamente restrictivas. Y es que su aplicación afecta a cerca de 2.200 de los 4.600 negocios con veladores en la ciudad, los cuales verán considerablemente reducido el espacio que ocupan sus terrazas, y en consecuencia su capacidad, y algunos incluso deberán prescindir de ellas.
La normativa, que se aprobó a finales de 2013 y que en su momento ya recibió la oposición del Gremio de Restauración de Barcelona por considerar que pone en riesgo muchos negocios de la ciudad, se refiere al régimen de distancias que deben dejarse entre los propios veladores y otros elementos de la vía pública como árboles, vados, acercasy fachadas
Por lo que en algunos casos acarrea modificaciones leves de las terrazas como su desplazamiento o la eliminación de alguna mesa y en otros, concretamente en unos 1.500, supone importantes cambios tales como la reducción de entre un 50 y un 80 por ciento de las mesas e incluso la supresión total de la terraza.
Ahora, en temporada de renovación anual de licencias de terrazas, todos aquellos establecimientos de la ciudad, excepto aquellos que pertenecen a las 31 zonas que en su momento se definieron como singulares, que deben llevar a cabo dicho trámite están recibiendo la correspondiente notificación por parte del Ayuntamiento en la que se les comunican las nuevas condiciones que debe cumplir el velador para poder renovar esa licencia. Y esta situación inquieta especialmente al sector, puesto que son muchos los establecimientos que sobreviven o salvan la temporada gracias a su terraza.
Este es el caso, por ejemplo, del restaurante Montesquiu, ubicado en la calle Mandri, en el que la nueva normativa obliga a reducir la terraza de las 10 mesas actuales a sólo cuatro, de las cuales varias han de ser además de ocupación sólo para dos personas. «Es una normativa de carácter excesivamente restrictivo en lo que se refiere a la ocupación de las mesas», señala al respecto Javier de las Muelas. «Esta restricción no sólo afecta a nuestros negocios en un momento en el que las cosas parecían resurgir desde el punto de vista económico, sino que repercute también en puestos de trabajo, ya que nos obligará a eliminar empleados, y en el estilo de vida de los barceloneses», advierte el empresario, quien denuncia que «son medidas inapropiadas porque en muchos casos los veladores no afectan a la viabilidad y la nueva normativa define hasta cómo hay que orientar las mesas».
Javier de las Muelas, propietario de restaurantes en ciudades de todo el mundo como Río de Janeiro, Boston o Singapur, asegura no haberse «encontrado jamás con una situación como ésta» y advierte que el sector de la restauración «está muy alterado» con la aplicación de «una normativa que no genera positividad, sino restricción». De hecho, «ya estamos recogiendo firmas entre los vecinos y clientes» como medida de presión, aunque confía en poder establecer un diálogo «cordial» con el Ayuntamiento para resolver la situación.
En la misma línea, el director general del Gremio de Restauradores de Barcelona, recuerda que «el peso que las terrazas han adquirido en los últimos años, sobre todo desde que entrara en vigor la ley antitabaco, en la facturación de los negocios es principal, incluso muchos se salvan gracias a ellas» y hace hincapié en que «la mayoría de los veladores no generan conflicto y cerca de las dos mil notificaciones que se han enviado ya afectan a establecimientos que no están ubicados en las principales arterias de la ciudad, con lo que no existe una ocupación masiva del espacio público».
Por todo ello, la premisa es la de «salvar los negocios de restauración y los empleos de muchas personas, porque no hay que olvidar que el 40 por ciento de los trabajadores del sector están directamente ocupados en las terrazas».
Con este objetivo, desde el Gremio, que cuenta con el apoyo de la Fundació Barcelona Comerç, se apuesta por una moratoria de la normativa hasta después del verano para, a partir de entonces, repensar la ordenanza con el fin de «hacer factible la salvación de la restauración, una actividad con un gran peso en la actividad económica de la ciudad».
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