Los peligros de ir en barco

A Toine Heijmans le gustaba la idea de crear una trama que no tuviera nada que ver con su trabajo periodístico: una historia que tuviera la capacidad de atrapar al lector en un terreno tan llamativo como alta mar.

A Toine Heijmans le gustaba la idea de crear una trama que no tuviera nada que ver con su trabajo periodístico: una historia que tuviera la capacidad de atrapar al lector en un terreno tan llamativo como alta mar. Eso es lo que podemos encontrar en «En el mar», un muy estimulante debut literario que acaba de ver la luz en Acantilado.

«Escribí este libro hace siete años. No quería hacer una novela, pero tengo un editor que me presionó. Fue una aventura», explicaba hace unas semanas Heijmans durante su visita al Museu Martítim de Barcelona. Pero este periodista de los Países Bajos, que todavía se extraña de estar al otro lado durante las ruedas de Prensa, «una barrera que me resulta desconocida», sostiene que «el periodismo que practico y la literatura se combinan bastante bien».

Eso resulta evidente en «En el mar», la historia de Donald quien decide navegar en su velero durante tres meses, con el silencio y la soledad como única compañía. Será en la última etapa de la travesía cuando dejará de estar solo al tener la compañía de su hija de siete años, Maria, para que lo acompañe del norte de Dinamarca. Será entonces cuando ambos se expongan a los problemas que les ofrece un viaje que aparentemente debía ser placentero. El mal tiempo, a partir de entonces, hará que las cosas se compliquen. Una noche de tormenta Donald verá que sus peores deseos se hacen realidad porque su hija desaparece del barco.

La inspiración no nació rodeada de agua sino en un terreno totalmente opuesto. «La idea surgió en el desierto de Marruecos, con mi hija de siete años, ella de blanco entre aquellas inmensas dunas rojas. Hubo un momento en el que corrió y desapareció. Yo intentaba alcanzarla quedándome atrapado en ese vaivén de aparecer y desaparecer. Toda esa angustia acabó siendo el punto de partida de la novela», comentó Heijmans.

¿Y por qué el mar? «No sé nada del desierto. Así que me decidí por escribir una historia sobre el mar, un contorno que para mi es mucho más conocido. Empecé a escribir la historia durante una travesía de Amsterdam a Goteborg. No dejé de escribir hasta que el ordenador se quedó seco», explicó el autor. Que sea un barco el escritorio influye mucho en el resultado final de lo redactado porque, como contó, «suelo escribir movido por el balanceo de las olas y esa sensación es la que he querido que se refleje en el texto».

Es tentador pensar que, siendo periodista, el autor de ficción haya querido basarse en hechos reales, que haya tomado elementos de cuanto lo rodea. Cuando se le expone esa cuestión al autor de «En el mar» apunta que «esto es una novela, una ficción, pero como todos los escritores saco cosas de la propia vida. En este sentido mi experiencia en la paternidad, educando a los hijos ha estado presente. Mientras escribía iba reflexionando sobre todos estos temas, por lo que tengo similitudes con Danald y hay momentos en los que quieres cambiar las cosas».

Es inevitable pensar en el gran referente de la literatura marina cuando se habla con Toine Heijmans. El «Moby Dick» de Herman Melville planea porque «es el mejor libro que se haya escrito jamás. En mi novela es otro océano al que se enfrenta el protagonista. Donald huye de otra ballena: quiere ser el mejor padre del mundo». En «En el mar» hay algún homenaje oculto a la historia de la gran ballena blanca imaginada por Melville.