Barcelona
Muere Bosch Aymerich, el arquitecto que diseñó el primer rascacielos de Barcelona
En los años 50 proyectó en la plaza Cataluña el que tenía que ser el primer rascacielos moderno de Barcelona.
El arquitecto, ingeniero y empresario José María Bosch Aymerich, que en los años 50 proyectó en la plaza Cataluña el que tenía que ser el primer rascacielos moderno de Barcelona, y que fundó en esta ciudad el Instituto de Estudios Norteamericanos, falleció ayer en la capital catalana a los 97 años.
En el ámbito empresarial, Bosch Aymerich era presidente de la inmobiliaria Levitt Bosch Aymerich y presidía el consejo de administración de la estación de esquí de Masella (Girona), además de tener intereses hoteleros en Mallorca. Nacido en Girona en 1917, José María Bosch Aymerich fue número uno de su promoción como ingeniero industrial y obtuvo el "Premio Nacional de Fin de Carrera"de 1944, unos estudios que sufragó dando clases a otros estudiantes en una academia.
Completó sus estudios en la universidad norteamericana de Harvard y en el Instituto Tecnológico de Massachussets, donde fue el primer español en graduarse y donde asistió a clases de arquitectos como Le Corbusier, Alvar Aalto o Walter Gropius. Tras doctorarse en ingeniería y arquitectura, en 1947 ganó por concurso la plaza de director técnico industrial de la Zona Franca de Barcelona, desde donde colaboró decisivamente en la instalación de la fábrica de Seat en la capital catalana, frente a otras opciones planteadas en la época, como la de Bilbao.
Uno de los proyectos que marcó su vida y que, de haberse materializado, hubiera cambiado el paisaje urbano de Barcelona, fue el diseño de un moderno rascacielos de 40 plantas para el solar delimitado por la Plaza Cataluña y las calles Pelayo y Bergara, en el denominado "triángulo de oro"de la capital catalana.
Para este espacio presentó en 1955 un proyecto para la III Bienal Hispanoamericana de Arte, con el que obtuvo el Gran Premio de Arquitectura. Al año siguiente la propuesta fue galardonada con el Primer Premio del Salón Internacional de Arquitectura y Arte Monumental. El proyecto generó una gran controversia en Barcelona y el Ayuntamiento convocó un concurso para adjudicar la construcción de un edificio singular en el solar más codiciado de la ciudad condal, y aunque Bosch Aymerich fue el único que se presentó, la iniciativa acabó en los tribunales y un largo e intrincado proceso judicial acabó por desilusionarle y por llevarle a abandonar la idea.
Aunque Bosch Aymerich consideraba que los proyectos que ideó para Barcelona y Cataluña siempre habían sido para él como "una carrera de obstáculos", ha dejado algunas obras en su comunidad natal, como la Villa Olímpica para jueces y periodistas de Badalona, en el barrio de Montigalá, el complejo de apartamentos de Cap sa Sal de Begur y el hotel Reymar en Tossa de Mar, ambos en la Costa Brava. Mucho más prolífica fue su aportación a la construcción de edificios e infraestructuras fuera de Cataluña a través de empresas propias o en colaboración con socios norteamericanos, y así desarrolló importantes obras públicas en territorio español y posteriormente en Europa, EEUU, Canadá, Sudamérica y el Golfo Pérsico.
Entre los proyectos que promovió en España figuran la red de autopistas en el País Vasco, los puertos petrolíferos de La Coruña, Castellón y Tarragona, y el pantalán petrolífero del puerto de Barcelona. Viudo de Maria Rosa Escarpenter Fargas y gran coleccionista de obras de arte, el empresario centró sus últimos años en la Fundación Privada Bosch Aymerich, creada en 1996 y que tiene como objetivo el fomento de los estudios y la creación en los ámbitos de la arquitectura y el urbanismo.