Ahora en Común
Nou Barris se rebela
Los vecinos exigen al Ayuntamiento de Barcelona que recupere servicios esenciales para el distrito
BARCELONA- «Trias, escucha Nou Barris está en lucha». Los vecinos del distrito más humilde de Barcelona han dicho basta. Tras más de seis meses batallando para ser escuchados por el Consistorio barcelonés, el pasado jueves decidieron trasladar de las colinas a la plaza Sant Jaume sus protestas. La plataforma «Nou barris cabrejada diu prou», que agrupa a más de 100 entidades, ocupó la plaza con un objetivo: ser recibidos por Xavier Trias.
Motivos no les faltan. Si en un distrito cuya renta familiar es siete veces menor que la de una familia en Pedralbes, rebajas las ayudas sociales en las que se sustenta, el servicio de autobuses, el servicio de guardería o las becas comedor y cierras parcialmente el centro de atención primaria (CAP) protestar es su única salida. Protestar es lo único que les queda.
«Lo que nos ha traído aquí es un descenso abismal de nuestro nivel adquisitivo. Nos han recortado en derechos fundamentales como la sanidad», lamenta una vecina. El ejemplo perfecto es el cierre el fin de semana y traslado de las urgencias nocturnas del CAP de la Guineueta.
Un barrio batallador
«Vi nacer este ambulatorio en el año 67 y era un derecho que teníamos. Nou Barris no es el sur pero sí es donde más notamos los recortes», recuerda un vecino del distrito, quien aprovecha para criticar la actuación del Ayuntamiento. «Pese a haber ganado las votaciones en la comisión de sanidad, nos proponen poner una nueva línea de autobús que costaría aún más dinero pero somos un barrio batallador y no bajaremos los brazos», explica.
En marzo, el distrito Nou Barris ya fue noticia. Un conflicto laboral entre Bus Nou Barris y Sagalés, concesionaria del servicio, dejó sin transporte a sus 467.307 usuarios. Los conductores hacían trayectos más largos de lo normal ya que, según alegaba la empresa, el servicio no era rentable. En un barrio cuyo territorio irregular hace que sea imprescindible el uso del transporte, la falta de autobuses afect incluso a muchos escolares que incluso se quedaron sin ir a clase.
Los más jóvenes del distrito también han vivido en primera persona los recortes. Si por algo se caracteriza Nou Barris es por su educación comunitaria inclusiva. Hasta el momento del tijeretazo, el distrito ofrecía casales tanto para menores de 12 años como para mayores de 16. Para el resto se había ideado un sistema de actividades extraescolares gratuitas que fomentaba la cohesión social, y que ahora ha desaparecido. Entre estas instituciones se encuentra el Ateneu Nou Barri. «La franja de 12 a 16 ha sido la más afectada», afirma Vane, una vecina del distrito.
La inmovilidad del Consistorio y de los responsables políticos del barrio también enfada a los vecinos. «Menos separatismo y más escuchar», lamenta una vecina de toda la vida. Hay que recordar que en el último pleno del distrito, celebrado el pasado mes de diciembre, los vecinos abandonaron la reunión como protesta por la falta de respuestas de la concejal del distrito, Inma Rognoni, a la que ya presentaron una serie de propuestas que nunca llegaron a ser discutidas en el Consistorio barcelonés.
La manifestación de la pasada semana transcurrió sin incidentes y con el espíritu luchador y solidario que siempre ha caracterizado a los vecinos de Nou Barris. Sin embargo, el momento más tenso se produjo cuando, en lugar de ser recibidos por el alcalde de Barcelona, Xavier Trias, como esperaban, les atendió Carles Agustí, comisionado municipal de participación ciudadana. Pese a twittear después que los vecinos serían recibidos por el alcalde, era demasiado tarde. Un grupo de vecinos intentó entrar en el Consistorio y las fuerzas policiales respondieron cerrando el portal de la «Casa Major».
Toda una vida
El distrito de Nou Barris, punto de acogida de una parte importante de la inmigración obrera que llegó a la capital catalana durante las décadas de 1950 y 1960, es el que más ha notado la crisis. «Llevo toda la vida aquí. La gente siempre ha trabajado para conseguir sus cosas y no se han metido con ningún color político», asegura un vecino.
«Siempre lo hemos pasado mal y nadie nos ha hecho caso, pero con la crisis todos se viene abajo», admite otro. «Queremos un barrio seguro y un nivel de vida aceptable. Por ejemplo, antes no había robos, ahora unos roban a los otros. Es un globo que no para de crecer». Un globo que o se ata a tiempo o estallará.
✕
Accede a tu cuenta para comentar