Artistas

Pon una canción en tu vida

Los escritores han utilizado desde los 50 su música favorita para titular y dar forma a sus grandes novelas

Ian Rankin suele utilizar nombres de canciones para sus novelas, la mejor, con The Associates como protagonistas, «Even dogs in the wild»
Ian Rankin suele utilizar nombres de canciones para sus novelas, la mejor, con The Associates como protagonistas, «Even dogs in the wild»larazon

Los pubs de Edimburgo se llenaban de genios los fines de semana. En 1982 estaban en todas partes, en teatros, iglesias, colegios, lavanderías, pero sobre todoen pubs. Los podías ver, con sus jarras de cerveza y sus canciones y sus insultos y comentarios jocosos y poesía decadente.

Los pubs de Edimburgo se llenaban de genios los fines de semana. En 1982 estaban en todas partes, en teatros, iglesias, colegios, lavanderías,pero sobre todoen pubs. Los podías ver, con sus jarras de cerveza y sus canciones y sus insultos y comentarios jocosos y poesía decadente. Ian Rankin tenía la impresión que los escoceses se equivocaban siempre, vivían bajo un error léxico grave, pues estaba convencido que los pubs no se llenaban de genios, sino de borrachos, pero no tenía mucha confianza en sí mismo esos días.

Tenía apenas 20 años y estudiaba literatura en la Universidad de Edimburgo, un lugar que se llenaba de borrachos entre semana, y de eso no tenía ninguna duda. Acababa de decidir que no acabaría su doctorado en Muriel Sparks, así que tenía que empezar a ganarse la vida. En su mente ya era un célebre escritor de novela negra, pero en ese momento su cabeza no interesaba a absolutamente nadie.

Al pensar qué podía hacer con su vida, lo primero que le vino a la mente, de forma natural, fue formar un grupo de música. Ya tenía el nombre, The Dancing Pigs, y la actitud, un punk rabioso, ahora sólo le faltaban las canciones. Las escribió, pero siempre aparecían muertos y le intrigaban demasiado. Quería saber más, así que las acababa por convertir en cuentos.

Aquel viernes, en The Regent, su pub favorito, algo más borracho que de costumbre, o más genial, escuchó a Billy Mackenzie y The Associates cantar «Even dogs in the wild» y de pronto vislumbró una historia de seres abandonados, de dolor y soledad, y se le ocurrió una historia bajo la premisa, «ni siquiera los perros salvajes lo harían». Lástima que estaba tan borracho que la historia se le olvidó por completo por la mañana, pero el germen se quedó en su interior, y tres décadas después... pues salió. Porque en Edimburgo borracho es sinónimo de genio.

De Baldwin a Murakami

Aunque siempre se hable de la influencia de los libros y la literatura en los cantantes pop, a la inversa el resultado es todavía más poderoso. Una canción de tres minutos que es capaz de generar toda una ficción literaia de 400 páginas tiene que tener más poder que 400 páginas que generen tres minutos de canción. La mátemática es simple. Los casos son múltiples, de J, D. Salinger a James Baldwin, Haruki Murakami, Ken Kesey, Robert B. Parker, John Updike Francis Scott Fitzgerald, Douglas Coupeland y un largo etcétera.

El caso más claro es el de Ian Rankin, que decidió desde un primer momento bautizar todas las novelas de su serie del inspector John Rebus con canciones populares. Así tenemos a Radiohead en «Exit Music», la novela 17 de la serie; «Dead souls», citando a Joy Divisions, y la única novela no traducida al español; a Canned Heat en «I'd rather be the devil» o incluso a Jean Michel Jarre y «It's a question of blood». A partir de ahí hay un Van Morrison, un Rolling Stones, y así hasta una veintena de novelas con títulos de canciones.

Aunque la mejor de todas ellas es una de las últimas, novela con la que consiguió el premio RBA de Novela Negra. «Perros salvajes» es la fatal tracucción de «Even dogs in the wild», cuya traducción más fiel a las intenciones del libro serían «Ni siquiera los perros salvajes». La canción es una obra del pop experimental y post punk de principios de los 80 de The Associates, una banda escocesa liderada por Billy Mackenzie, la voz más fabulosa de toda la new wave. «Tuvieron éxito en aquellos años, pero cayeron en el olvido inexplicablemente después. Es una formación que hay que reivindicar», señala Rankin.

Mackenzie era una rara avis en la historia del pop, un hombre que prefería quedarse con sus perros a irse de gira. Este aburrimiento de estar mucho tiempo fuera de su Escocia natal, algo que Rankin comprende bien, hizo que se separase del otro 50 por ciento de The Associates, el guitarrista Alan Rankine. Sólo firmaron dos álbumes como dúo, «The affectionate punch» y «Sulk», los suficientes para pasar a la historia.

La canción de Mackenzie hablaba de un niño abandonado, con el estribillo repitiendo que incluso los perros salvajes protegerían y cuidarían a sus crías mejor. «Es una canción que habla de las terribles cosas que pueden hacerse los seres humanos a pesar de lo unidos que pudieron estar y reflejaba a la perfección el libro», comenta Rankin, que recuerda que Mackenzie se suicidó a los 39 años, tan abandonado como el niño de su canción.