Barcelona

La mató con un hacha

El juez envía a prisión al asesino confeso de Mònica Borràs, la víctima de violencia machista 1.001 desde que hay registros

Imagen de la detención del asesino confeso
Imagen de la detención del asesino confesolarazon

El cadáver de Mónica Borràs estuvo enterrado diez meses en el jardín

El 7 de agosto del año pasado, Mònica Borràs, vecina de Terrassa (Barcelona), fue asesinada por su ex pareja con un hacha. La golpeó hasta que cayó al suelo. El hombre enterró su cuerpo en el patio de la casa que compartían. Levantó las baldosas, cavó un agujero con las medidas exactas para que cupiera el cadáver, lo cimentó y volvió a colocar las baldosas encima. No avisó a la madre y hermano de la víctima hasta dos días después. Y él mismo acompañó a la madre de la víctima a los Mossos d'Esquadra para denunciar su desaparición, donde explicó que Borràs había salido de casa tras una discusión verbal sin dinero ni documentación personal.

Desde el primer momento, la policía sospechó de la expareja. Pero la investigación se alargó diez meses, tiempo que habría permitido al asesino confeso limpiar la casa para borrar cualquier huella que lo incriminara. Durante estos meses, el hombre se hizo con el control de las cuentas de la víctima con la intención de apropiarse de su patrimonio.

Pese a no haber aparecido el cuerpo, los investigadores lograron las pruebas suficientes para incriminar al hombre – por ejemplo, no contactó con nadie tras la desaparición e intentó evitar que el hermano de la víctima llevara el teléfono y el coche a la policía–. Y él mismo acabó confesando el crimen tras ser detenido por la policía el pasado miércoles. Durante una inspección de la casa que el asesino y la víctima compartían, el hombre admitió que mató a su excompañera. Aunque lo hizo después de que los agentes localizaran con la ayuda de un georradar el cuerpo de la mujer de 49 años en el trastero del patio y como no había un abogado presente, la confesión no se considera válida.

Según informó el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC), el hombre, detenido por un delito de homicidio y ocultación de cadáver, compareció ayer por la mañana ante el juez que investiga el caso. Pero esta vez, se acogió al derecho de no declarar. Con las pruebas que tiene, el juez lo envió a prisión. El magistrado sitúa la muerte de Borràs el 7 de agosto del año pasado, el mismo día de su desaparición. Y lo hace en base a la actividad de su teléfono móvil. La mañana de 7 de agosto, su smartphone registra mucha actividad, era una persona dependiente del teléfono, pero a las 10.00 horas de la mañana, deja de responder mensajes de whatsapp. El juez sitúa la hora de su muerte a partir de entonces.

Según las investigaciones, Borràs y su asesino vivían juntos en una vivienda con patio de Terrassa, donde los Mossos d'Esquadra encontraron su cuerpo enterrado. Sin embargo, el juez cree que hacía semanas que la relación no funcionaba. Se peleaban y dos días antes de la fatídica mañana del 7 de agosto, la mujer echó de casa al homicida.

El juez investiga ahora si en el momento de los hechos la víctima y el asesino mantenían una relación. Borràs es la víctima número 1.001 desde que en 2003 empezaron a registrarse los casos de violencia de género. Terrassa ha declarado tres días de luto.