Europa

Barcelona

Un hotel con historia

David F. Villarroel

Un hotel con historia
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En un principio, cuando, hacia 1770, fue fundado por dos ciudadanos italianos, ostentaba el nombre de Hostal de las Naciones y era solo eso, un hostal o una fonda. Situado en el número 35 de la Rambla, acogió en su momento a numerosos refugiados de la Revolución francesa, y su proximidad al Teatro Principal propició que se convirtiera en el alojamiento preferido de muchos artistas. No fueron pocos los viajeros ilustres que se hospedaron en él. Stendhal, por ejemplo, que lo hizo en 1837, y dejó constancia de ello en sus «Memoires d’un touriste», donde anota que desde Barcelona no se ve el mar, oculto por las fortificaciones de la parte baja de la Rambla. Un año después, en 1838, llegó la pareja formada por Chopin y George Sand. A mediados del siglo XIX se construyó, en el mismo edificio, el actual hotel, que pasó a llamarse Hotel de las Cuatro Naciones, y como tal mereció el honor de ser considerado el primero de Barcelona y de toda Europa. Las cuatro naciones a que se alude en el nombre son Francia, Inglaterra, Italia y Portugal. Según una guía de la época, el hotel se distinguía principalmente por su lujo, y a los barceloneses les causaba especial admiración el gran número de balcones que tenía. En 1880, pese a continuar, como estuvo siempre, en manos italianas, afrancesó su nombre: Grand Hotel et 4 Nations. Y en sus habitaciones continuaron alojándose huéspedes ilustres, como el mítico Buffalo Bill, que llegó en las navidades de 1889 con su espectáculo circense (componían la comitiva 200 pieles rojas y otros tantos vaqueros mejicanos, y 200 animales, entre caballos, búfalos y bisontes) o Einstein, en 1923. Posteriormente, al desplazarse al Eixample el centro vital de la ciudad, comenzó la decadencia del hotel, lo que llevó a su cierre en 1927, un cierre momentáneo, porque volvió a abrir en 1929 y así continúa hasta hoy.