Estreno teatral
Una familia muy, muy, muy humana
El Teatre Romea acoge «Humans», dirigida por Mario Gas, dentro de la programación del Festival Grec
El Teatre Romea acoge «Humans», dirigida por Mario Gas, dentro de la programación del Festival Grec.
Todas las familias se parecen, tanto, que todas las familias se parecen, tanto, tanto, que todas las familias se parecen. Por muy diferentes que crean ser, las dinámicas que se crean entre sus miembros suelen ser las mismas. Da igual que a la madre le gusten los monos o la bebida, que el padre tenga armas o una ganas locas de contar moscas, que el hijo mayor tenga problemas con el juego o le guste jugar a tener problemas, la familia no se basa en roles individuales, sino en dinámicas interpersonales muy bien definidas.
Por ejemplo, la pregunta ¿quién es o cómo era tu padre? Es un sinsentido porque no importa en absoluto. Lo único que define a un padre es que te engendró o te crió. Más allá de eso, cualquier otra característica es totalmente ajena a la definición de padre. Por tanto, la familia no se basan nunca en características individuales de sus miembros, sino, como hemos dicho, en dinámicas de relación interpersonal tan marcadas en el siglo III antes de Cristo como en la actualidad.
Por ese motivo, cuando una obra de teatro o una película o una serie de televisión, incluso un chiste o una canción hablan de la familia, siempre entramos en el juego y nos sentimos identificados, aunque los personajes sean por completo diferentes a nosotros. Porque toda familia, por definición, sólo es una. Que todas se parezcan es una obviedad porque sino se pareciesen, entonces no serían familias, quizá serían un coche usado o un equipo de baloncesto, vete tú a saber.
El Teatre Romea acoge ahora a una de esas familias que podrían ser perfectamente la nuestra. Mario Gas dirige «Humans», de estadounidense Stephen Karam, premio Tony en 2016 y una perfecta demostración de que todas las familias se parecen, pero cada una sobre todo parece única. «Estamos hablando de una obra que es un gran ejemplo de teatro espejo, que pone al público ante una versión de si mismo. Sigue la estela del naturalismo americano, pero tamizado con el absurdo contemporáneo y la réplica ácida y acelerada de las sitcoms más punzantes», comenta Gas.
Acción de gracias
El montaje nos traslada al barrio de Chinatown, en Nueva York, en el día de Acción de Gracias. La hija pequeña y su novio acogen en su pequeño piso a los miembros de su familia, formada por abuela, madre, padre y hermana mayor . Lo que en apariencia parece una reunión natural y sin grandes dramas, pronto derivará en un gran choque de carácteres que pondrán sobre la mesa todos los miedos y problemas de sus miembros. «Podemos rastrear en la obra toda la tradición naturalista que va de Clifford Oddets o Eugene O'Neill, pasa por Arthut Miller o Tennesse Williams y que pasará luego por el non sense y el absurdo de Harold Pinter. En la superficie, parece que no pasa nada, pero no tardas en ver que ahí hay mucho más de lo que parece», afirma Gas.
Jordi Bosch es aquí el patriarca de una familia que también cuenta con Lluïsa Castell, madre de profundas creencias religiosas, Maife Gil, la abuela que parece ida, pero que suelta de vez en cuando verdades como puños, la hija mayor, Candela Serrat, abogada de éxito en en punto bajo de su vida y Miranda Gas, la hija pequeña, que organiza la cena junto a su pareja, Jordi Andújar. «El autor sobre todo nos habla de los miedos que nos controlan a todos. Ninguno de estos personajes habla de ellos abiertamente, pero es muy reconocible y esto hace que te identifiques con ellos», señala Bosch. La obra forma parte del Grec y estará en cartel hasta el 5 de agosto.
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