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Hasta doce horas de cola: el Besamanos a la Virgen hace brotar el fervor valenciano

· La Mare de Déu despierta la máxima devoción y recibe a más de 30.000 visitantes en un día. · Hubo quien hizo noche en la plaza de la Virgen

Hasta doce horas de cola: el Besamanos a la Virgen hace brotar el fervor valenciano
Hasta doce horas de cola: el Besamanos a la Virgen hace brotar el fervor valencianolarazon

Solo la más grande devoción puede justificar una espera de hasta doce horas. Ayer, que se celebró el mítico Besamanos a la Virgen de los Desamparados, los valencianos volvieron a demostrar el amor que siente esta tierra por su patrona.

Las puertas de la Basílica se abrieron a las siete de la mañana, una hora nada temprana si se compara con el tiempo que varios grupos de fieles llevaban aguardando en los alrededores de la plaza de la Virgen.

Era de madrugada cuando las colas comenzaron a dibujar eses a las puertas del templo, pero no fue hasta primera hora de la mañana cuando la situación tomó prácticamente por completo la plaza, que, a través de un sistema de vallado, distribuyó a los ya centenares de visitantes que deseaban pasar unos instantes con la Mare de Déu.

Llegados desde todas partes de la geografía valenciana, a media mañana la plaza era un mar de paraguas para combatir los casi 30 grados que marcaba el mercurio en el centro de Valencia. Si bien a la sombra el viento resultaba incluso fresco, las hasta doce horas de espera que llegaron a realizar algunos fieles se convirtieron en todo un sacrificio.

El plantón, el calor y la falta de hidratación hizo mella en los asistentes que aguardaron con «humor y paciencia» la espera, como aseguró a este diario un grupo de devotos que llevaba desde primera hora de la mañana en cola.

A mediodía (el tramo crítico por las temperaturas), los servicios sanitarios desplegados en la plaza de la Virgen habían atendido a cinco personas por lipotimia. Además, se realizó un traslado a centro hospitalario. Fue, no obstante, una jornada relativamente tranquila, en la que la normalidad y fluidez marcó uno de los días más grandes del calendario de celebraciones valencianas.

Entre los fieles congregados pudo verse variedad: familias enteras (aunque con pocos niños, debido a que ayer fue día lectivo), grupos de amigos y jubilados, matrimonios y parejas con recién nacidos o personas que acudieron solas y esperaron durante buena parte del día para visitar a su patrona.

«No se puede explicar»

La ya de por sí bulliciosa plaza de la Virgen se encontró durante la jornada de ayer la mirada curiosa de los turistas: «esto no se puede explicar. Los sentimientos, la emoción, la alegría...», contaba alegre una valenciana que aseguraba haber visitado a la Virgen «casi todos» los años en que se ha celebrado el Besamanos. Con la de ayer, son 17 las ediciones, y la afluencia, que siempre es una estimación, se aproximó ayer a las 30.000 personas.

Hay un motivo de visita por cada asistente: desde los que acuden a la Geperudeta en busca de la salud perdida hasta los que le presentan al nuevo miembro de la familia. También, entre rosarios, estampas y lágrimas de emoción, se pudo ver plegarias por los que ya no están o se encuentran lejos de su hogar. No faltaron los agradecimientos: «dar gracias es lo más importante; por lo que tenemos y por estar aquí», se explicó desde un grupo de jubilados que salía de la Basílica. «Traemos no solo nuestra peticiones, sino también las de los nuestros que hoy no pueden acercarse».

Los esfuerzos por estar presente en este día no conocen límites: la parte trasera de la Basílica, cuya puerta da a la plaza de la Almoina, se habilitó para que los más impedidos tuvieran un acceso más cómodo, rápido y con mayor sombra. Las puertas del templo han cerrado en la madrugada de hoy, y las colas se han mantenido hasta ese momento. Los valencianos volvieron a demostrar, como en las diferentes fechas señaladas a lo largo del año, que el cariño por su patrona no se puede medir.

¿Dónde está el toldo de Fallas?

Una de las grandes cuestiones que surgía entre los presentes, que aguantaron varias horas de sol durante la mañana, es por qué no se coloca para esta celebración un toldo que cubra la plaza de la Virgen, como sí sucede durante las jornadas falleras de Ofrenda. Pese a que no hubo que lamentar grandes incidentes, los equipos médicos sí que atendieron casos aislados de lipotimias y mareos por el calor (la temperatura a media mañana superó los 25 grados) y las largas esperas de plantón.