Comunitat Valenciana

Una visión integral del tratamiento del párkinson evita su evolución rápida

La combinación de fármacos, rehabilitación, logopedia y atención psiquiátrica evita el rápido desarrollo de la enfermedad y mayores complicaciones

La combinación de fármacos, rehabilitación, logopedia y atención psiquiátrica evita el rápido desarrollo de la enfermedad y mayores complicaciones

Una visión integral del tratamiento a los pacientes con párkinson que contemple, además de los fármacos, la rehabilitación, la logopedia y la atención psiquiátrica, evita la evolución rápida de la enfermedad y mayores complicaciones.

Así lo considera el neurólogo especialista en párkinson Juan Andrés Burguera, miembro del Grupo de estudios de trastornos del movimiento de la Sociedad Española de Neurología y de la valenciana, que se muestra optimista sobre la posibilidad de controlar la no aparición de la enfermedad en el largo plazo.

Si se consigue que no se agreguen las proteínas anómalas que dan lugar a la enfermedad, en el largo plazo se podría controlar la no aparición del párkinson, y para ello ya se están realizando ensayos, explicó.

Con motivo del Día Mundial del Párkinson el próximo miércoles, el especialista asegura que actualmente la cura de la enfermedad «no la tenemos», pero se ha aprendido a utilizar mejor los fármacos y con ello evitamos «un poco» los efectos secundarios.

El hospital La Fe de Valencia ha organizado una jornada coincidiendo con la conmemoración titulada «Más allá del temblor», que tratará de la importancia de que el tratamiento de la enfermedad no depende exclusivamente de los fármacos, sino que comprende tratamientos más integrales que engloban la neurorrehabilitación del párkinson avanzado, la ayuda de un logopeda y la atención psiquiátrica.

Burguera apunta la importancia de la atención primaria de enfermedades concomitantes, para que un paciente de más de 70 años que tenga hipertensión o diabetes pueda disfrutar de una mejor calidad de vida.

El enfoque del tratamiento es modificar la evolución del párkinson hacia una enfermedad «aceptable» para el paciente y el entorno donde está y, de hecho, ahora no es infrecuente una capacidad de vida del enfermo superior a 20 años, cuando hace cuarenta años la expectativa era mucho menor.

La mortalidad del enfermo de párkinson no es superior a la de una persona sin la enfermedad, aunque la evolución de esta puede crear problemas comunes entre los mayores como las fracturas, las neumonías, las infecciones o el melanoma.