Elecciones 24-M

Aguirre acusa a Carmena «de liberar etarras» y de llevar abertzales en su lista

Aguirre acusa a Carmena «de liberar etarras» y de llevar abertzales en su lista
Aguirre acusa a Carmena «de liberar etarras» y de llevar abertzales en su listalarazon

La candidata del PP desarmó a la de Ahora Madrid en un bronco cara a cara

En la segunda ronda de debates entre los candidatos al Ayuntamiento de Madrid, el plato fuerte lo sirvieron Esperanza Aguirre y Manuela Carmena. Un cara a cara que comenzó con buenas formas –«Esperanza, ¿te importa que te tutee?», preguntó en el arranque la cabeza de cartel de Ahora Madrid– pero que pronto se convirtió en un combate en toda regla en el que hablaron poco de Madrid. Las candidatas ocuparon casi todo el tiempo de sus intervenciones en reprocharse mutuamente episodios del pasado.

Esperanza Aguirre le recordó a Carmena que en su etapa como asesora del Gobierno vasco aseguró que «los presos de ETA sufrían» y que como jueza había liberado a un etarra que no se arrepintió. La acusó de acudir a las elecciones municipales «con un disfraz», de defender los escraches y de pertenecer a un partido en el que su líder, Pablo Iglesias, no dejó hablar en la universidad a Rosa Díez. También le preguntó si ella respaldaba a los seguidores de Ahora Madrid que el pasado viernes, en la Pradera de San Isidro, insultaron a Aguirre y le desearon «que se muera».

Carmena, por su parte, le echó en cara «la corrupción terrible» de su Gobierno en la Comunidad de Madrid, ligada a personas de confianza de la presidenta de los populares madrileños como Francisco Granados: «No comprendo que con el daño que has hecho a la democracia, sigas queriendo gobernar. ¿Cómo no vas a tener responsabilidad?», subrayó. Tiró también de hemeroteca y puso como ejemplo de su gestión lo ocurrido con la Ciudad de la Justicia en la que, aseguró, se han despilfarrado 400 millones de euros: «En el acto de poner la primera piedra se gastaron un millón de euros, sólo para su ensalzamiento».

Pero Aguirre aún tenía otras dos balas en la recámara. En el turno de regeneración democrática, la candidata popular sacó a escena el conflicto judicial que enfrentó al marido de la jueza con sus trabajadores: «Supongo que usted no estará muy contenta de tener su patrimonio a salvo mientras los arquitectos del despacho no cobraban». La pregunta no obtuvo respuesta. Cuando Carmena acusó a Aguirre de «despreciar a lo público» y a los funcionarios, la candidata del PP blandió otro recorte de prensa de hace años en la que la de Ahora Madrid aseguraba que «el juez como funcionario es vago».

En sus contrarréplicas, Manuela Carmena acusó a Aguirre de «frivolidad», de haber dirigido un Gobierno marcado por «la corrupción pura», de «no haber asumido responsabilidades», de «prepotencia» y de haber despreciado en el debate del lunes a la candidata de Izquierda Unida, Raquel López. En este continuo intercambio de golpes, Aguirre reprochó a su oponente que la alianza de Podemos, PSM e IU tenga como «único programa» que «yo no vaya» a la alcaldía: «Si lo consiguen, tendrán las manos libres, porque no han enseñado su programa». También sugirió que en la lista de Ahora Madrid hay miembros de la izquierda anticapitalista, antisistemas y «algún abertzale». Su enfrentamiento apenas tuvo momentos de respiro, que Aguirre aprovechó para, como ya había dicho el primer día, expresar su compromiso con un modelo de ciudad más libre y más próspera y para recordar a los madrileños que este domingo deberán elegir entre el proyecto que ella lidera y «los herederos de ZP». Carmena cerró el cara a cara asegurando que percibe en las calles la «ilusión por el cambio».

El cara a cara entre Villacís y Carmona fue un rifirrafe verbal y un derroche de falsa modestia por parte del socialista. Mientras Carmona le hacía ver su falta de conocimientos ante determinadas cuestiones, la candidata de Ciudadanos le insistía en la importancia de que la gente que llega de otras profesiones, como ella, haga aportaciones. El tono del socialisata cambió ante Carmena, con la que parecía coincidir en todo su discurso, si bien le afeó desconocer los problemas concretos de los madrileños.