Decenas de árboles sucumben ante las lluvias torrenciales

Las tormentas de esta semana se han cebado con el arbolado de la región y han sido muchos los ejemplares que no han podido soportar las intensas precipitaciones. Sin embargo, la pasada madrugada sin duda fue el día en que más ejemplares sucumbieron a la fuerza de la lluvia y la mañana arrojó un balance desolador en cuanto a ramas y árboles caídos, con suerte, sin causar más que daños materiales. Uno de los más llamativo fue el árbol caído en la calle Conde de Romanones, que aplastó a un coche que pasaba por debajo sin que el conductor sufriese heridas. También quedaron destrozados coches en la calle Ferrocarril y en Alcorcón, y una farola corrió la misma suerte que un gran pino que se derrumbó a su lado en Vicálvaro.

Al gran ejemplar que se venció el sábado junto a un colegio en Leganés, se sumaron ayer avisos en la Avenida de Palomeras, en la plaza Beata María Ana de Jesús y en la calle Marqués de Corbera, entre otros, la mayoría de ellos lanzados a través de las redes sociales con fotografías de los ejemplares derrumbados. Igualmente, también se desprendieron muchas ramas de distinto tamaño que provocaron desperfectos en aceras, bancos y vehículos.

La fuerza de la lluvia provocó que los Bomberos del Ayuntamiento de Madrid efectuaran un total de 187 intervenciones entre las 21:30 horas del sábado y las 9:00 horas de ayer a causa de las lluvias, según informaron fuentes de Emergencias Madrid. Así, aunque los Bomberos continuaron trabajando durante todo el día en alguno de estos sucesos, la mayoría se generaron hacia las 22:00 horas del sábado, cuando la lluvia torrencial acompañada de fuertes vientos creó la mayoría de incidencias. De hecho, se han producido casi el doble de intervenciones que en una tormenta media. Entre las actuaciones de los Bomberos del Ayuntamiento estuvieron el desagüe de balsas de agua en la vía pública, como en las calles Herrera Oria o Alfonso XIII; revisión y saneamiento de las fachadas de edificios para asegurar elementos que pudieran precipitarse a la vía por el fuerte viento; achicar aguas de algún sótano o ático; y retirar y sanear muchas ramas, incluso algún árbol.