Vicálvaro
El misterio del cadáver carbonizado de Vicálvaro
La Policía busca a su compañero de infravivienda, que ardió en la madrugada del domingo
Eran las 4:48 horas de la madrugada del domingo cuando entró una llamada al teléfono de Emergencias 112. Alertaban de un incendio en un pequeño descampado muy próximo a un grupo de viviendas unifamiliares de la calle Ambroz con Villablanca, en el distrito de Vicálvaro.
Eran las 4:48 horas de la madrugada del domingo cuando entró una llamada al teléfono de Emergencias 112. Alertaban de un incendio en un pequeño descampado muy próximo a un grupo de viviendas unifamiliares de la calle Ambroz con Villablanca, en el distrito de Vicálvaro. En esos momentos, una dotación de la Policía Municipal de Madrid patrullaba por la calle Villablanca y les paró un conductor, que les advirtió de que estaba ardiendo un cartel publicitario. Aunque ya habían llamado otros vecinos al 112, fueron los agentes municipales los que activaron a los Bomberos.
Al lugar se desplazaron enseguida un par de dotaciones de Bomberos del Ayuntamiento de Madrid, que no tardaron demasiado en sofocar las llamas. El lugar era de complicado acceso: estaba todo perímetro cerrado con chapa a excepción de una puerta, que los profesionales tuvieron que forzar para poder acceder al interior. Enseguida se dieron cuenta de que estaban ante lo que parecía haber sido (antes de ser devorada por las llamas) una especie de chabola construida por dos «okupas» que, según los vecinos, llevaban en el lugar unos tres o cuatro meses.
Una vez que se hicieron con el control de la situación y el fuego iba menguando, se percataron de que no era sólo un incendio en una infravivienda: había un cuerpo humano en el interior, ya fallecido . Así, los agentes municipales requirieron a la Policía Nacional para que se hicieran cargo de la situación. Se desplazaron hasta el lugar los agentes de Científica y el Grupo de Homicidios de la Brigada Provincial de Policía Judicial de Madrid.
Al tratarse del escenario de una posible muerte violenta, tal y como establece el protocolo, los agentes llamaron al juez en funciones de guardia ese día, que se desplazó hasta el lugar de los hechos para autorizar el levantamiento del cadáver.
Los agentes de Científica, por su parte, trataron de recoger del lugar todos los vestigios posibles que ayuden a los agentes de Homicidios a esclarecer las circunstancias del suceso como, por ejemplo, posibles acelerantes o indicios que puedan determinar el origen de las llamas para saber si fue fortuito por cualquier descuido o fue intencionado (por la propia víctima o por su acompañante, si es que estaba presente en esos momentos).
Al parecer, el estado del cuerpo no ha permitido su identificación, según fuentes policiales. Está demasiado deteriorado a causa de las llamas y está siendo complicado saber de quién se trataba. Sí determinaron desde la Jefatura Superior de Policía de Madrid que se trata de una persona de «avanzada edad» y que no se apreciaron signos de violencia en el cuerpo, por lo que los agentes se inclinan por una muerte «accidental», al parecer por asfixia. No obstante, las pesquisas continúan y ayer por la tarde, varios agentes de Seguridad Ciudadana de San Blas se encontraban en el lugar del suceso para colaborar en la investigación. Es muy probable que ahora traten de identificar y localizar al compañero de infravivienda del fallecido que, si bien se desconoce si estaba presente en el momento de los hechos, aún es pronto para descartar su posible implicación en la tragedia. Sin embargo, parece probable que el tipo, por la razón que fuera, quedara inconsciente, comenzara el fuego y él muriera por la inhalación del propio humo.
El escenario del suceso es una finca privada que, según los vecinos, lleva muchos años abandonada pero no es un lugar público. De hecho, no se puede acceder si no es forzando la chapa. Una de las vecinas más cercanas ya avisó al Ayuntamiento y a la Policía Municipal de que «sobre el mes de marzo» habían entrado esos dos tipos allí y habían construido una especie de cobertizo en el lugar.
Y es que los vecinos no les describen como «sin techo» ni de «avanzada edad», sino como «okupas» y no les parecía que vivieran en la indigencia a pesar del lugar escogido para pernoctar. «No hacían ruido ni era gente problemática, pero sí acumulaban mucha basura y cachibaches de todo tipo y nos daba miedo que eso prendiera fuego un día, como al final ha pasado, aunque afortunadamente no ha llegado a nuestras casas», explica el otro vecino más cercano, desde cuya terraza se ve todo el solar y se aprecia el trozo de tierra calcinada. Estos vecinos desconocían ayer, sin embargo, que uno de ellos hubiera fallecido en el incendio. El Grupo de Homicidios continúa investigando el suceso y trabajan ya con la autopsia del Anatómico Forense.
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