Violencia de género

Funeral conjunto y entierros separados para los niños y el parricida de Getafe

Durante la homilía, la madre de los pequeños sufrió un desmayo y tuvo que ser atendida por los sanitarios.

Getafe, que sigue hoy en luto, se concentró el miércoles por la mañana en la plaza del Ayuntamiento para rendir homenaje a los dos niños, Alejandro y Marina, asesinados por su padre el pasado martes día 20 de marzo al final de la tarde
Getafe, que sigue hoy en luto, se concentró el miércoles por la mañana en la plaza del Ayuntamiento para rendir homenaje a los dos niños, Alejandro y Marina, asesinados por su padre el pasado martes día 20 de marzo al final de la tardelarazon

Durante la homilía, la madre de los pequeños sufrió un desmayo y tuvo que ser atendida por los sanitarios.

El verano de 2013 estuvo marcado por un suceso que mantuvo en vilo a un país entero y que abrió el debate sobre los límites de la violencia de género: el mediático caso José Bretón, el mismo al que ayer, en el día del velatorio de los dos niños asesinados en Getafe el pasado martes, una mujer de confianza en el entorno familiar de las víctimas hizo referencia para dejar claro que no estamos ante un suceso de las mismas características: «No hay venganza en este caso», aseguró a Telemadrid Ana Isabel Gutiérrez, amiga de Raquel Monreal, la madre de los pequeños.

De hecho, ayer por la mañana, la homilía oficiada por un escolapio del colegio en el que trabaja la madre de los niños se dirigió en todo momento a los tres: José Alberto Gálvez, de 46 años, presunto asesino de sus hijos; Alejandro, de 13 años, discapacitado por una parálisis cerebral; y la pequeña Marina, de tan sólo 8 años. Según cuentan personas cercanas a la familia, el funeral estuvo marcado por el crítico momento en el que Raquel se desplomó vencida por la situación, teniendo que ser recogida del suelo y trasladada en silla de ruedas para ser atendida por los sanitarios. La madre tardó unos minutos en recuperar las fuerzas, por lo que no asistió al momento del entierro de su marido, pero sí al de sus dos hijos, llevados a hombros por los vecinos de Getafe en un ambiente de total conmoción. Al terminar, aprovechando un instante en el que el silencio se hizo con el ambiente, Raquel pudo pronunciar palabra para pedir a los presentes un aplauso en la memoria de Alejandro y Marina.

Mientras, en la opinión pública se ha extendido la consideración de este episodio como un caso más de violencia machista, pues todo apunta a que el pasado día 20 José Alberto habría ahogado a sus dos hijos en la bañera y quemado después sus cuerpos ya sin vida incendiando la casa para, finalmente, suicidarse esperando a ser arrollado por un tren. No obstante y tal y como ha insistido la amiga de la madre de los niños, Raquel defiende que éste no es un caso violencia de género, llama a la calma y pide «respeto e intimidad». Además, ha pedido que los madrileños que quieran darle una muestra de cariño hagan una donación a la asociación ALMA, fundada por ella para luchar por la integración de las personas con discapacidad.

La pareja llevaba casada 17 años, tiempo en el que habrían sufrido alguna crisis, pero nunca más allá de una riña propia de la convivencia que de ninguna manera habría podido advertir sobre algo así: «Raquel quiere tener la cabeza alejada de cualquier rumor que pueda existir», aseguró ayer Ana Isabel en relación a la afirmación de que la pareja estaba pasando por un proceso de separación lanzada por vecinos y curiosos que se acercaron a las inmediaciones del número 8 de la plaza Benjamín Palencia la noche del suceso. Igualmente, en cuanto a la salud metal del presunto asesino, el entorno familiar ha aclarado que José Alberto acudía al psicológico en busca de apoyo al sentirse superado por la enfermedad de su hijo mayor, pero que no recibía un tratamiento. Aunque, en este caso, Raquel coincide en que sólo un acto de locura podría explicar el doble asesinato, tal y como declaró ante la Policía.