Madrid

La mitad de los edificios de Centro presenta deficiencias estructurales

El COAM propone un plan de mantenimiento permanente para la conservación de los inmuebles

Vista general del edificio que se derrumbó en la calle Amalia
Vista general del edificio que se derrumbó en la calle Amalialarazon

El COAM propone un plan de mantenimiento permanente para la conservación de los inmuebles

Era la madrugada del 3 de agosto de 2015 cuando los vecinos del número 5 de la calle de la Duquesa de Tamames fueron bruscamente desvelados por el estruendo del resquebrajar de las paredes de un edificio que, como en un grito agónico o en un último exhalo de vida, previno con aquel ruido a decenas de personas ante lo inminente: el derrumbe total del inmueble; apenas dos semanas después, la historia se repetía en el número 1 de la calle Amalia. Pero aquél, que parecía ante los ojos de los madrileños el peor de los escenarios posibles, lamentablemente, acabó por ser tan sólo el preludio del trágico suceso que trajo el fin del otoño, pues, a principios de noviembre de 2016, un hombre moría bajo los escombros de parte del número 46 de la calle Lagasca. La ciudad estaba gritándole algo a sus vecinos, un mensaje que llevaban diciendo los datos mucho tiempo y que no trascendió a las conciencias de la ciudadanía hasta que no se tradujo en montañas con los restos de los esqueletos de unos edificios que no aguantaron más. El paisaje arquitectónico de Madrid ha envejecido y necesita de una atención más pormenorizada y un cuidado más frecuente, y es que, el 55% de las edificaciones de la capital fueron construidas antes de entrar en el siglo XX.

Desde 2012, las construcciones levantadas hace más de 50 años en núcleos urbanos de al menos 25.000 habitantes deben pasar por el trámite de la Inspección Técnica de Edificios (ITE); en el caso de Madrid, dada la crítica situación, se estableció la obligatoriedad del examen en los edificios con tres décadas de vida. No obstante y a pesar de que el objetivo de estas revisiones es el de garantizar el buen estado de conservación de los inmuebles estudiados, los resultados de las ITE no parecen implacables: tanto el bloque en Duquesa de Tamames en Carabanchel como el de Amalia en Tetuán habían superado favorablemente su inspección dos años antes de que se desplomaran. «Nadie se conformaría con pasar la ITV a su coche y no mirar de vez en cuando la presión de los neumáticos o el estado del aceite», comparó ayer durante la presentación de la primera campaña de sensibilización ciudadana sobre la necesidad de llevar un mantenimiento rutinario de los inmuebles el decano del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM), José María Ezquiaga.

Los datos son verdaderamente esclarecedores, ya que, al 44% de inspecciones desfavorables del total que se realizaron entre 2000 y 2010 –las ITE se realizan de diez en diez años–, hay que sumar las informaciones de otros estudios puestos de manifiesto por el COAM: el 30% de los edificios de Madrid presentan lesiones a cuenta de un mantenimiento deficiente, siendo que el porcentaje asciende al 50% si nos concentramos en la zona centro de la capital. Con este telón de fondo, «no podemos esperar a que el Ayuntamiento nos lave la cara cada mañana», advirtió el decano en la rueda de prensa, «todos tenemos una responsabilidad civil con esto y, como muestra, el rápido deterioro que sufren los inmuebles cuando son abandonados», terminó. Así, el «Arquitecto de la Casa» –nombre que recibe el proyecto ideado por el COAM– daría servicio a las comunidades de vecinos que así lo solicitaran, revisando el estado de las construcciones que habitan para su mayor descanso. A la larga, aseguran desde el colegio de arquitectos, «esta forma de mantenimiento permanente abarata el coste de conservación de los inmuebles».