Incendios

Los empleados del Ateneo, obligados a ser bomberos

Trabajadores de la institución cultural han sofocado más de tres incendios de contenedores en los aledaños del Congreso

Las llamas consumieron el tanque de reciclaje de papel ante la mirada de los camareros que intentaron sofocar el último incendio el pasado miércoles
Las llamas consumieron el tanque de reciclaje de papel ante la mirada de los camareros que intentaron sofocar el último incendio el pasado miércoleslarazon

Trabajadores de la institución cultural han sofocado más de tres incendios de contenedores en los aledaños del Congreso.

A pesar de ser uno de los puntos que cuentan con más vigilancia y protección policial de la capital, ni siquiera las calles que conforman el perímetro en torno al Congreso de los Diputados se libran de sufrir los estragos de la delincuencia urbana. El último ejemplo se registró el pasado miércoles por la tarde, y por fortuna se saldó sin heridos y con mínimos daños materiales: tan solo fue reducido a cenizas un contenedor municipal. Ya había acabado el servicio de comidas en el restaurante de la institución cultural Ateneo, que se encuentra en la calle Santa Catalina, cuando buena parte del personal salió del establecimiento tras ser alertados por un fuerte olor y un denso humo que se colaba por la puerta del local. Fue entonces cuando se encontraron con un contenedor de reciclaje de papel envuelto en llamas a tan solo unos metros de la entrada del restaurante.

Aunque los empleados aseguran que no es la primera vez que viven una situación semejante, «han sido tres o cuatro veces desde que abrió el local hace unos seis años», los trabajadores aseguran que no se acostumbran a esta situación, a la vez que confían en que esta sea la última ocasión en que ocurre. «Antes los contenedores estaban en otro punto de la calle y ya ardieron en alguna ocasión. Ahora están más cerca y el problema no se acaba», indica uno de los camareros que se encontraba trabajando en el servicio de comidas un día después del incidente. Varios trabajadores del restaurante no dudaron en echarse a la calle armados con extintores para evitar que las llamas fueran a mayores, entre ellos el conserje de la reputada sociedad, que también salió a sofocar el incendio alertado por el alboroto.

Un día después del fuego en la céntrica vía solo se aprecian algunos desperfectos en los topes de metal que frenan el avance de los contenedores, además de restos de cenizas en el suelo y varias baldosas teñidas de negro, más oscuras que el resto de la acera. El contenedor de reciclaje de plástico permanece en la misma posición. «Echamos una mano hasta que llegaron efectivos de la Policía Municipal y también de los bomberos», indica uno de los empleados de la institución. Porque en todas las ocasiones en que se registraron los mismos incidentes se repitió el mismo escenario, con los empleados echando una mano con los medios de los que disponen antes de la llegada de los efectivos de los servicios de emergencia, que afirman no suelen tardar en aparecer en el escenario.

La localización de la puerta que da entrada al restaurante no ofrece una visión directa del lugar en que se ubican los contenedores, por lo que los trabajadores no han podido ver en ninguna de las tres o cuatro ocasiones en las que se produjeron las quemas quién pudo ser el causante de los destrozos. «No sabemos nada, y tampoco tenemos constancia de que la Policía Municipal esté investigando quién le está prendiendo fuego a los contenedores», explica el mismo camarero, que añade su deseo de que la situación no se vuelva a repetir. Lo único que falta para que la calle Santa Catalina recupere la normalidad absoluta es que los responsables municipales coloquen un nuevo tanque en el que los vecinos puedan depositar los papeles y cartones usados.