Comunidad de Madrid
Trabajo expedienta a la EMT por exponer a sus trabajadores de las cocheras al amianto
La inspección multa a la empresa por poner en peligro la salud de 322 empleados del depósito de Fuencarral que estuvieron expuestos al mineral durante unas obras. Califica la infracción de «muy grave».
La inspección multa a la empresa por poner en peligro la salud de 322 empleados del depósito de Fuencarral que estuvieron expuestos al mineral durante unas obras. Califica la infracción de «muy grave».
Cuando sus responsables creían que el nombre de la Empresa Municipal de Transportes (EMT) se había desligado definitivamente del amianto, un nuevo informe de la Dirección General de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social recuerda que el incidente que se produjo en las cocheras de Fuencarral en noviembre y por el que 322 trabajadores se vieron expuestos al peligroso mineral aún no se ha olvidado. En el escrito, el organismo estatal concluye que la infracción cometida fue «muy grave», y propone que la EMT sea sancionada como responsable última de unos trabajos que realizó un empresa concesionaria –Elecnor–. Los sindicatos dan por hecho que la amenaza de multa acabará siendo una realidad, y recuerdan que esta no es la primera consecuencia de unas obras que no contaban con las medidas de seguridad que exige la ley para la manipulación de amianto: un trabajador de la EMT ya ha sido suspendido de empleo y sueldo.
Los hechos se remontan al pasado mes de noviembre. Fue entonces cuando en las cocheras de Fuencarral y con más de tres centenares de obreros de la empresa encargada de las obras trabajando en ellas se manipuló una cubierta construida con amianto sin seguir el protocolo fijado por ley. «La concesionaria no realizó un tratamiento adecuado», indicaron fuentes sindicales, que también recuerdan que la Empresa Municipal de Transportes es la última responsable del problema. Tras la crisis, la EMT cerró los almacenes Norte y Sur del Centro de Operaciones de Fuencarral para borrar todo rastro del mineral de la superficie. Según apuntan los mismos portavoces, en la actualidad la zona está completamente limpia.
El 20 de noviembre los sindicatos trasladaron formalmente la denuncia al Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil (Seprona), un organismo que se pronunció sobre el tema hace tan solo unas semanas. Antes, el Comité de Salud Laboral había paralizado las actuaciones y también había dado traslado del expediente a los responsables de Medio Ambiente y Trabajo. En paralelo, la EMT anunció tan solo unas horas después de que saltara la noticia su intención de «depurar responsabilidades, internas y externas, para analizar las causas del incumplimiento de la normativa vigente en la realización de estas obras y no descarta la adopción de medidas complementarias».
En el tiempo que duraron los trabajos se desprendieron trozos de uralita dentro y fuera de la nave que provenían del propio techo. La solución provisional fue la instalación de unas lonas para evitar que esta situación se prolongase. Ese «parche» se vino abajo cuando se pusieron en marcha los aparatos aireadores de calefacción, lo que provocó que todo el polvo de uralita que se había acumulado hasta entonces en la tela cayera encima de los trabajadores que estaban prestando servicio en el recinto en ese momento. Todos fueron desalojados de inmediato abandonando incluso sus efectos personales, las obras fueron paralizadas y se inició un protocolo de actuación en colaboración con el Instituto de Salud.
Desde ese momento, los trabajadores se han sometido a una primera ronda de exámenes médicos para descartar la presencia de amianto en su organismo y cara a prevenir problemas de salud en el futuro. Estudios científicos relacionan la exposición a amianto con la aparición de ciertos tipos de cáncer, una dolencia que por lo general no se manifiesta hasta años después de que se produzca el contacto. Es por eso por lo que se espera que el seguimiento periódico de los obreros expuestos continúe.
Ante esta situación y como responsable última de las obras, la EMT será muy probablemente sancionada por parte de Inspección de Trabajo, aunque es previsible que la empresa no se conforme e inicie acciones legales contra la empresa concesionaria. «La Empresa Municipal de Transportes es la propietaria de los talleres y por ello está obligada a asegurarse de que los terceros que entren en sus instalaciones cumplan con las medidas de prevención que exige la ley», subrayan los sindicatos, que también asumen que los responsables de la EMT querrán «depurar responsabilidades».
«La EMT no ha recibido ninguna notificación a este respecto y está esperando conocer el dictamen o informe para emprender las acciones legales oportunas contra la contratada responsable de las obras y reclamar los daños ocasionados por sus actuaciones», indicó a este periódico un portavoz de la entidad municipal. Además, las mismas fuentes aseguran que en su día, la EMT «puso la seguridad de sus trabajadores por encima de todo», y por ello clausuró los dos almacenes que se vieron afectados hasta asegurarse de que el rastro del fibrocemento había desaparecido por completo. Sin embargo, el portavoz no se ha pronunciado acerca de las suspensión de uno de los empleados.
El incidente coincidió en el tiempo con los problemas de Metro de Madrid. En la empresa regional se detectó la presencia de amianto en los propios trenes, y en este caso la entidad ya ha reconocido que tres de sus trabajadores han enfermado a causa de su exposición al mineral, una dolencia que ya ha sido reconocida como laboral. Por aquel entonces, el tema centró el debate en la Asamblea de Madrid, y el incidente de las cocheras de Fuencarral sirvió a la consejera de Transportes de la Comunidad de Madrid, Rosalía Gonzalo, para cargar contra Podemos. «También está en las cocheras de la EMT, no sé si lo sabrá usted», le espetó a la diputada de la formación morada, Mónica García, después de que le preguntara por la «crisis de Metro». «Existe la obligación de retirarlo, localizarlo, señalizarlo y prohibir su manipulación», indicó Gonzalo, que justificó que el caso de Metro dista del de las cocheras de Fuencarral en que la mera presencia de amianto no es perjudicial.
Reconocen enfermedad laboral a dos trabajadores más de Metro que tuvieron contacto con la sustancia tóxica
El caso de la EMT coincide con el reconocimiento a dos trabajadores de Metro de Madrid de que la enfermedad que padecen está provocada por la manipulación de piezas con amianto en el desarrollo de su actividad profesional. De esta forma, la mutua de la compañía de transportes ha incluido en el registro de trabajadores con enfermedad laboral a los dos miembros más de la plantilla de Metro. Uno de ellos está de baja mientras que el otro continúa aún en activo, confirmó ayer Juan Carlos Cruz, portavoz de CC OO en la compañía.
En noviembre del año pasado Metro de Madrid reconocía a un trabajador que lleva en Metro 35 años en la empresa que el cáncer que ha desarrollado es consecuencia de una enfermedad laboral.
Según ha reconocido la empresa, cerca de un centenar de los más de 2.000 trenes que tiene en circulación tienen amianto en un componente –el «apagachispas– que se encuentra en la parte inferior de los coches con la que los viajeros nunca tienen contacto. Metro tiene en marcha un plan para desamiantar todas las estaciones de la red y ha retirado los vehículos en los que tiene presencia la sustancia tóxica.
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