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Perros

Cachorros en peligro de muerte en La Cañada Real

De diez hermanos que nacieron hace unos días solo quedan cuatro a la espera de que Proyecto Cañada los pueda rescatar

La cuarentena es una quimera en la Cañada Real de Madrid, el mayor asentamiento ilegal de Europa dentro de una ciudad, con unos 7.500 habitantes y más de 2.000 animales deambulando. Las camadas están a la orden del día. La semana pasada nacieron diez cachorros en la zona 6, solo quedan cuatro con vida alimentados gracias a la labor de los voluntarios de Proyecto Cañada.

Coronavirus, confinamientos, estado de alarma, fases de desescalada, cuarentena… son palabras que apenas tienen valor en estos 14,4 kilómetros de largo divido en seis sectores, donde hay unas 2.500 familias de 17 o 18 nacionalidades, cada una con perro, por supuesto.

Los animales sobreviven como pueden, pero muchos de ellos sucumben a la falta de alimentos, a la ausencia de mínimos cuidados higiénicos o incluso al maltrato.

Algunos, los más afortunados, deambulan por las calles, pero la mayoría pende de una fuerte cadena a la puerta de la chabola de sus dueños o están confinados en habitáculos realizados con amasijos de chatarra.

Desde hace unos años voluntarios de la asociación Proyecto Cañada van por este asentamiento una vez a la semana y llevan alimento para los perros, los desparasitan, les hacen sus cartillas, los vacunan, convencen a sus dueños de que los castren (no siempre lo consiguen) y rescatan a los que están en peores condiciones.

Ahora, con un salvoconducto del comisionado, siguen con su labor, aunque con menos frecuencia por la situación. La semana pasada recibieron la llamada de socorro de una familia del sector 6 para que les ayudase con los cuatro cachorros que quedaban vivos de una camada de diez, ya que no habían sido capaces de mantener con vida a los otros seis, y temían que sus hermanos corriesen la misma suerte.

En seguida se pusieron en marcha. “Es una camada de diez cachorros que se murieron seis, quedan cuatro, en la zona del principio de la camada donde están los rumanos”, indica Sonia Álvarez a LA RAZÓN, una de las responsables de Proyecto Cañada.

“Allí hay una perrita que nunca han querido esterilizar porque decían que no podía parir, que llevaba muchos años con ellos y con un macho y que nunca había parido. Hasta que ha parido”, señala la voluntaria.

Les avisaron cuando ya habían muerto seis ante el temor de quedarse sin ningún perro. En este poblado chabolista los cachorros son un “bien preciado”, sobre todo porque les puede reportar algo de dinero si lo venden, pero si no lo consiguen acaban abandonados.

“Nos han llamado para que fuéramos a ayudarles con los cuatro que le quedaban. Les pedimos que no los moviesen de allí, que no se los dieran nadie y les aseguramos que les llevaríamos alimento al día siguiente”.

Y así fue, el jueves Sonia se acercó hasta el asentamiento y comprobó el estado de los cuatro cachorros. “Los vamos a mantener allí hasta que se desteten, son un cruce de pitbull con pastor alemán”.

La voluntaria hizo todo el protocolo normal: vídeo e imágenes de los animales para comenzar el proceso de buscarles casa de acogida temporal en el momento que los puedan rescatar hasta que pasen adopción.

Buba, perro rescatado en La Cañada durante el confinamiento con parvovirus
Buba, perro rescatado en La Cañada durante el confinamiento con parvovirusLa RazonLa Razón

Unos días antes, en el momento álgido de la cuarentena, Proyecto Cañada rescató a dos perros enfermos con parvovirus, uno de ellos estaba tirado como en una cuneta.

“Ahora lo que hacemos es labor de mantenerlos alimentados, llevarles pienso y pipetas para las desparasitaciones. Hemos sacado un galgo y un perrito pequeño que tenían parvovirus los dos. Hemos tenido que sacarlos porque se iban a morir allí. Los hospitalizamos casi diez días a cada uno y ya están mejor en casas de acogida a la espera de que pase el confinamiento y volver a activar los procesos de adopción”.

Proyecto Cañada pidió al Comisionado de la Cañada Real que les hiciera un salvoconducto para poder ir. “Seguimos realizando todas las labores, no podemos tener los perros abandonados tanto tiempo. Se siguen produciendo abandonos, nacen perros, y si no vamos esos animales acaban abandonados y muertos”.

Cholo, rescatado en La Cañada durante la cuarentena porque se "cansaron de él"
Cholo, rescatado en La Cañada durante la cuarentena porque se "cansaron de él"La RazónLa Razón

Ellos siguen allí como si no hubiese cuarentena. Les da igual, están por las calles, con las motos, los niños, como si no hubiese confinamiento. En cuanto nos avisan de algo, vamos. Y una vez a la semana o cada dos semanas vamos a repartir pienso o desparasitaciones, pipetas. Por lo menos que tengan un mínimo, que estén alimentados y desparasitados, hay mucho volumen de animales, ahora les ha dado por los caballos, la moda es ir a caballo por la Cañada”, matiza Álvarez.

En general, hay muchos perro pequeño como chiguagua o yorksay, pero sobre todo galgos, pitbull o american. Todos los días aparecen galgos abandonados, algunos los podemos coger a mano, pero para otros hace falta el equipo de rescate, que con rutinas de comida y jaula trampa consigue rescatarlos, y van a una casa de acogida para buscarle adopción”.

Proyecto Cañada tiene una red de casas de acogida usuales. Como ahora no pueden hacer entrevistas ni nada, tiran de los conocidos para realojar a los animales. “Cada perro necesita una acogida diferente. Unas son expertas en galgos con miedo, otras en animales escapistas, y otras son normales. En cuarentena estamos tirando solo de la red que tenemos, porque no se pueden hacer entrevistas ni nada, ni visitas”.

En general para los galgos es fácil encontrar una casa de acogida, pero “para los pitbull es casi imposible, no nos queda otra que llevarlos a residencia por dos razones: una por el estigma que tienen, y otra porque muchos salen con problemas de conducta, agresividad hacia otros animales, que es lo que le han enseñado, o hacia las personas porque le han estado pegando. Entonces o bien es una casa con experiencia en modificación de conducta, o este perro tiene que ir a una residencia para que el adiestrador le eduque, y cuando se le haya suavizado el carácter y se haya educado, entonces puede optar a una casa de acogida”.

En estos momentos Proyecto Cañada tiene unos 40 perros entre casas de acogida o residencias, cuya salida será la adopción en cuanto acabe el confinamiento. El elevado coste de la residencia, unos 100 euros al mes por perro, deja a esta asociación en una situación muy precaria ya que ahora no hay eventos ni mercadillos con los que autofinanciarse.

“Cuando vemos que hay un perro calificado como PPP, que tiene que ir a una residencia sí o sí, primero buscamos padrinos, y cuando ya tiene varios que nos ayuden por lo menos a pagar la mitad vamos a rescatarlo. En los casos graves, en los que hay maltrato, o no tenemos asegurado que vaya a comer, nos liamos la manta a la cabeza y nos lo traemos”.

Para ayudar a Proyecto Cañada estos son los canales: