Ayuntamiento de Madrid
Arranca la gran operación de limpieza de grafitis en la M-30
El Ayuntamiento borrará 30.000 metros cuadrados a lo largo de dos meses. Cuadruplicará el número de actuaciones al año y plantará vegetación para hacer más difícil el acceso a los grafiteros
Al «cupido de la M-30», ese que proclamaba su amor o desamor por todas las paredes, se le va a romper el corazón. Esta semana el Ayuntamiento de Madrid comienza una campaña para limpiar de grafitis todos los muros que rodean la vía de circunvalación. Así, garabatos como «Kael», «Abuzas», «Neiks» y otras pintadas, algunas insultantes contra dirigentes políticos, y determinados dibujos subidos de tono, dejarán de ser parte del paisaje de los conductores madrileños. El Consistorio estima que, en total, se van a borrar más de 30.000 metros cuadrados de grafitis.
Las labores de limpieza tienen una duración estimada de dos meses y, para eliminarlos, los operarios procederán a taparlos con pintura. No obstante, aunque se eliminen, el otro gran problema es que tardan muy poco tiempo en volver a aparecer. Para ello el Ayuntamiento ha trazado un plan: para atajar estos actos vandálicos se plantará vegetación para dificultar el acceso a los muros o que reduzca de esta forma la visibilidad de los mismos y así los amantes del spray tarden en encontrar su particular lienzo en blanco.
Además, el Área de Medio Ambiente y Movilidad, que dirige Borja Carabante, va a reforzar de una a cuatro las campañas de limpieza de grafitis anuales que se realizan en el entorno de Calle 30 para hacer frente a estos actos incívicos y que los grafiteros desistan en su fijación de volver a ensuciar los muros.
El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida fijó como uno de sus compromisos la erradicación de este tipo de pintadas de la ciudad debido al efecto de degradación y suciedad que provocan. Una de sus promesas fue endurecer el régimen sancionador contra aquellos que ensuciasen el paisaje urbano y los consiguientes perjuicios económicos que causan este tipo de acciones. El Ayuntamiento ha subido el importe de las sanciones, que la Ley estipula que oscilen entre los 300 y los 3.000 euros y que, en caso de reincidencia, puedan duplicar su importe. Este nuevo importe se comenzó a aplicar el pasado mes de diciembre.
Incremento de las multas
Los grafitis en los cierres comerciales han pasado de los 500 a los mil euros de multa y aquellos que se realizan en el mobiliario urbano alcanzan ahora los 600 euros, antes era la mitad. En edificios emblemáticos antiguos o históricos con anterioridad, y en función del tipo de parámetro y del tamaño de la pintada, se establecía una sanción entre 1.000 y 3.000 euros. Con la nueva subida, las pintadas de menos de un palmo alcanzan los 2.000 euros y las que miden más, 3.000. En edificios oficiales se han triplicado hasta los 1.500 euros y en fachadas, muretes, pilares y muros llegan a los 2.000 euros.
Al margen de Calle 30, cuya campaña se incluye en el servicio de mantenimiento que se abona a la empresa de conservación, la eliminación de grafitis en toda la ciudad forma parte del contrato de limpieza integral que depende de la Dirección General de Servicios de Limpieza y Residuos del Área de Medio Ambiente y Movilidad. El coste anual derivado de la limpieza de grafitis es de aproximadamente 2.645.000 euros, pero varía en función de las necesidades, según datos del Ayuntamiento de Madrid. El coste diario aproximado alcanza los 10.780 euros. Para esta ardua labor de limpieza todos los días en la ciudad se destina el trabajo de 28 operarios con 24 vehículos.
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