Ayudas

Los fondos europeos, una gran oportunidad para el futuro que puede perderse

Artículo del diputado en la Asamblea de Madrid José Virgilio Menéndez

España se aleja en términos de convergencia del promedio europeo
España se aleja en términos de convergencia del promedio europeolarazonArchivo

Recientemente, las instituciones europeas aprobaron el nuevo Marco Financiero Plurianual 2021-2027, y el programa Next Generation EU, que servirá como instrumento principal para la aplicación del paquete de recuperación a fin de hacer frente a las consecuencias socioeconómicas de la pandemia de COVID-19.

Estas medidas específicas y limitadas en el tiempo, se encauzarán a través de programas de dicho Marco Financiero Plurianual, para hacer frente a las necesidades derivadas de dicha pandemia y, especialmente, sentar las bases del futuro de la economía europea para conseguir una Europa más competitiva, verde y digital.

Con una dotación total de 750.000 millones de euros (390.000 millones en subvenciones y 360.000 en créditos), España podría recibir hasta 140.000 millones (equivalente al 11% del PIB español), de los cuales 72.700 serán ayudas a fondo perdido.

Estas ayudas que en principio deberían ser la gran oportunidad para una verdadera transformación y modernización de nuestra economía, y muy en la línea del punto 150 del Pacto de coalición entre PP y Cs en la Comunidad de Madrid, el cual, subrayaba “la importancia de las políticas de cohesión de la Unión Europea en la reducción de las desigualdades y creación de nuevas oportunidades”, y de uno de los principales objetivos fijado en el Debate de Investidura por la Presidenta Diaz Ayuso, de convertir a Madrid en una de las regiones más digitalizadas de Europa, mucho nos tememos desde el Partido Popular, que va a ser la gran oportunidad perdida para nuestro país.

Ello no es hacer augurios ni mucho menos sembrar la duda de la sospecha sobre el reparto de los hasta 140.000 millones de euros que Europa nos va a entregar, pero este Gobierno está poniendo las bases para hacer mal las cosas, recordándonos gestiones realizadas en tiempos pasados por el mismo PSOE, ya sea la gestión de las ayudas por los ERES, o la ejecución de un disparatado y derrochador Plan E que llenó nuestro país de rotondas, eso sí, con carteles publicitarios cada una de ellas.

Y eso que el pasado 16 de diciembre, en el debate en pleno en el Parlamento Europeo sobre el acuerdo interinstitucional entre las tres instituciones europeas para dotar al próximo marco financiero y al Plan de recuperación de una legislación necesaria que garantizara su puesta en marcha y su correcta aplicación, el portavoz del Grupo Popular Esteban González Pons, ya nos advertía acertadamente que “en el marco del mecanismo de recuperación y resiliencia, señalamos claramente la necesidad de un marco jurídico objetivo, justo y transparente para la selección de los proyectos que recibirán financiación”.

Pues bien, a pesar de todos los avisos, el real decreto aprobado la semana pasada en el Congreso de los Diputados por la mayoría gubernamental, Bildu incluido, y por un Vox del que algún día nos enteraremos el porqué de su voto, otorga la decisión y el reparto al Gobierno de dichos fondos, sin control por el Poder Legislativo ni por organismo independiente alguno, como el propio Consejo de Estado con toda lógica parecería recomendar.

Y nada más y nada menos, la competencia en dicho reparto le corresponderá al Gabinete del Presidente que, si algo ha demostrado hasta ahora, es que está ahí para la estrategia electoral del Partido Socialista.

Por ello, nos surgen dudas que parecen muy razonables: ¿De verdad esto puede tranquilizar a alguien sobre la objetividad en el reparto de los fondos europeos? ¿Hay alguien que nos asegure que esta ingente cantidad de presupuesto público va a servir para transformar la economía de nuestro país en base a necesidades reales de los ciudadanos, y no para ayudar al PSOE a ganar las siguientes elecciones?

Por ello, todo son temores y lo que debería ser como decía una oportunidad histórica para la España del siglo XXI, podría quedarse en el reparto de unos fondos con criterios electorales en favor del partido de gobierno y de sus socios parlamentarios Esquerra, Bildu y otros nacionalistas en sus respectivos territorios, y en este caso, también Vox.

Y es que lo que podría ser otro gran momento clave para el proyecto común europeo y para el futuro del bienestar de los europeos, nacido de la solidaridad entre los mismos, en España un gobierno socialista y podemita podría frustrarlo de guiarse por su arbitrariedad, y que como coloquialmente se dice, suponga pan para hoy y hambre para mañana.