8-M

El daño de la izquierda a las mujeres

Manifestación del 8-M del pasado año
Manifestación del 8-M del pasado añoLeticia Pérez/Ical

Durante todos los años que he ejercido como abogada defendiendo a víctimas de violencia de género e impartiendo charlas, jamás se cuestionó mi trabajo por la igualdad ni mi feminismo. La satisfacción de poder ayudar a las mujeres era mi mejor recompensa.

Sin embargo, desde que me afilié a Ciudadanos y a pesar del gran trabajo por la igualdad que mi partido está haciendo en el Congreso de los Diputados, el Senado, los gobiernos y asambleas autonómicos o los ayuntamientos, los partidos políticos de izquierdas no han dejado de atacarnos, de generar crispación y alarma social. Ello se ha traducido en insultos, empujones y violencia cada vez que acudimos a las manifestaciones del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, o del 25 de noviembre, Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.

Nunca he necesitado el beneplácito de nadie -tampoco de la izquierda sectaria- para luchar por la igualdad y ahora menos aún. A pesar de ello tengo sentimientos encontrados. Desde mi formación apoyamos las manifestaciones por la reivindicación de la igualdad y la lucha contra la violencia machista, aunque este año no acudiremos debido al riesgo de contagio por la pandemia.

Del último 8-M recuerdo la violencia de los radicales que nos echaron a las mujeres y a los hombres de Ciudadanos. Recuerdo el enfado de mi padre, que insistía en preguntarme el motivo de tanto odio. Pero, sobre todo, recuerdo a mi madre, que durante años se preocupó por mis salidas de madrugada para asistir a víctimas de violencia y que hoy no entiende que otras mujeres y hombres nos agredan al grito de “machistas” e “hijos de puta”, entre otras lindezas.

Este es el feminismo excluyente que defiende la izquierda, que no representa a las mujeres ni a la sociedad, sino única y exclusivamente a ellos mismos. La verdadera razón por la que nos atacan es porque no compartimos su ideología, además de su interés por patrimonializar una causa que es de todos.

Por eso, es habitual escuchar cada vez a más mujeres y hombres decir que no se sienten representados por esa corriente intolerante, en la que no tienen cabida ya que no son socialistas ni comunistas, y afirman que han dejado de acudir a la manifestación del 8 de Marzo porque creen que se ha politizado.

Cobijados en un feminismo interesado y partidista creado por ellos mismos, la izquierda califica de machista la intensidad del aire acondicionado o la oposición a que la Delegada del Gobierno contra la Violencia de Género forme parte del Consejo General del Poder Judicial, acabando así con la separación de poderes. Incluso, son capaces de acusar falsamente de acoso sexual a un trabajador para justificar su despido.

El daño que la izquierda hace a las mujeres y a la lucha por la igualdad con su actitud es incalculable, ya que divide a la sociedad en lugar de unirla. Bajo la supuesta defensa de la mujer, los partidos de izquierdas se atacan entre ellos con la nueva Ley Trans o con la futura Ley de Libertad Sexual, cuyas reformas conllevarán, entre otros grandes errores, importantes reducciones de penas para agresores sexuales y violadores, protegiendo así al delincuente en lugar de a la víctima. ¿Qué pensarán todas aquellas personas que se manifestaron en contra de la sentencia de ‘la Manada’ al grito de “no es abuso, es violación” cuando sepan que los violadores estarán antes en la calle gracias a la Ley de Libertad Sexual de Podemos y PSOE?

Desde Ciudadanos entendemos el feminismo como un movimiento inclusivo y tolerante, donde cabemos todos, mujeres y hombres, y cuya única finalidad es alcanzar la igualdad real para todos. Por eso seguiremos saliendo a la calle, trabajando cada día y enmendando todos los desmanes legales de quienes, al amparo de su sectarismo, tratan de proteger únicamente sus propios intereses.