Festivales

La música en Madrid, este verano, se escucha sentado: mascarilla, distancia y asiento numerado

Los protocolos de seguridad se revisan cada 15 días y desde las salas de conciertos confían en obtener una primera flexibilización con una apertura hasta la una o las dos de la madrugada

La cantante Mala Rodríguez durante un concierto que ofreció en San Isidro en El Matadero.
La cantante Mala Rodríguez durante un concierto que ofreció en San Isidro en El Matadero.Luca PiergiovanniAgencia EFE

La situación es cambiante y está en permanente revisión. Sin embargo, las líneas de actuación por parte de la Comunidad de Madrid están claras. Aforos reducidos, distancia de seguridad, mascarilla en todo momento y asientos numerados. Prohibido comer ni beber en el asiento. Así ha sido la respuesta que el Gobierno regional le ha dado tanto a promotores de macrofestivales como de ciclos veraniegos o de salas de conciertos en las últimas semanas a la vista de la evolución de los datos de contagios. No habrá tregua de momento, aunque todo puede relajarse, porque los protocolos se revisan cada 15 días. Sin embargo, todo apunta a que viviremos un verano asimétrico en lo tocante a las normativas de la música en directo según territorios.

La Generalitat de Cataluña estudia una normativa más flexible que podría permitir hasta 25.000 personas sin distanciamiento social sometidas a test de antígenos y, en Valencia, según informan fuentes del sector a este periódico, el aforo subirá de forma inminente hasta 4.000 personas (en Madrid rondan los 2.000) y estudian llegar a las 10.000 de pie, con mascarilla. La Comunidad Valenciana, claro, lleva semanas con la incidencia más baja de Europa y no tiene ni un solo enfermo de Covid en la UCI. Pero no nos dejemos llevar por el desánimo: eventos como el Tomavistas, Las Noches del Botánico, Push Play en el Hipódromo y Festival Río Babel (Wanda Metropolitano), entre otros, impedirán el silencio en la Comunidad de Madrid este verano.

El público de conciertos, los últimos en vacunarse

Muchas salas, las que trabajan con bandas internacionales, han dado el verano por perdido. Otras, han pasado de programar grupos madrileños a españoles y van tirando. «El problema es que la gente entre 20 y 35 años, que son el público de las salas, serán los últimos en vacunarse –dice Javier Olmedo–. Creemos que, antes de que les toque a ellos, se llegará a la inmunidad de rebaño o colectiva. En cualquier caso, la vacunación es nuestra esperanza».

Julio Martí, director de Las Noches del Botánico, presenta 44 noches de programación en junio julio que han supuesto un quebradero de cabeza. «Nos enfrentamos a costes de producción un 50 por ciento superiores con mucho menos aforo que en una edición prepandemia. El doble de seguridad y de camareros, personal de acomodación, tres veces más superficie del recinto y 700 mesas para que la gente pueda sentarse a consumir antes del concierto. Además, un graderío mucho más grande que los años anteriores para dejar butacas vacías y test PCR todas las semanas a todo el personal... todas las precauciones son pocas», enumera este veterano promotor que ha hecho de la Complutense el jardín de los veranos de los melómanos. Su empresa realiza a todos los trabajadores unos novedosos test de diagnóstico desarrollados por la Facultad de Biológicas de la Complutense que solo precisan de saliva.

Sin embargo, la Comunidad de Madrid no confiaba en experimentos como los realizados en Cataluña, por ejemplo, que consistieron en llevar a cabo pruebas de antígenos en la mañana del evento para generar una «burbuja segura» en la que se eliminen las distancias. «Lo hemos propuesto y les anunciamos que nos encargábamos, pero los responsables sanitarios no han querido dar ese paso. Tenemos contactos semanales y lo comprendemos. De todas formas, en Cataluña no les ha servido hasta el momento para avanzar en aperturas; allí han estado incluso peor que nosostros –dice Javier Olmedo, portavoz de La Noche en Vivo–. Hemos echado de menos intentar hacer alguna prueba, quizá se podría haber acelerado algo, pero comprendemos que hay una gran incertidumbre y no nos quejamos del nivel de interlocución que hemos tenido», asegura Olmedo, que representa a las salas de la ciudad, las grandes perjudicadas en los últimos 20 meses. Desde Mad Cool, Javier Arnáiz explicaba a este periódico que los límites de aforo y el público sentado les convencieron que no había razón «ni de plantearse» la fórmula de los test previos. Un macrofestival, en esas condiciones, era del todo inviable.

Ampliar horarios para salas

Desde las salas de conciertos confían en obtener una primera flexibilización en las próximas fechas, una relajación de horarios que permita mantenerlas abiertas una o dos horas más de la medianoche, el tope actual. «Nuestra situación es complicada. No se han llevado a cabo experimentos para determinar la seguridad del público de pie con mascarillas, y las normativas de distancia entre mesas, donde además solo se permiten cuatro personas, convierten a la mayor parte de las salas en inviables. Aunque te permitan un aforo del 60 por ciento, así apenas puedes llenar un tercio de la superficie», explica Olmedo. Por eso, si la situación sanitaria y la vacunación conceden una tregua, confían en aumentar el número de personas por mesa y alargar algo los horarios de apertura. Son ya casi dos años de crisis y un tercio de todas las salas siguen sin levantar la persiana, según datos de la asociación. También Julio Martí espera que al menos, en próximas fechas, se permita consumir en el asiento o se eliminen butacas vacías.

«Tenemos que aguantar y no morir tan cerca de la orilla, pero si pudiera decirle algo a la gente es que hay que ir a conciertos, como sea, pero hay que ir. No nos dejemos llevar por la pereza y el pesimismo, ni mucho menos por el miedo. No es lo mejor, claro que no, pero podemos acostumbrarnos a estar en casa viendo Netflix», reclama Olmedo. Las salas que logran abrir dan pérdidas y los festivales, igual. «Volvemos por amor al arte. No compensa el enorme trabajo que hay que hacer en una situación así para la rentabilidad que puedes obtener –apunta Martí–. De momento, la respuesta en Las Noches del Botánico está siendo maravillosa. Hemos sufrido lo indecible, pero vale la pena volver».

Las citas del verano 2021 en la región

Noches del Botánico de 11 de julio al 31 de julio. Con 44 noches ya confirmadas, este ciclo que se celebra en el Jardín Botánico de la Universisas Complutense es de las mejores cosas que le han sucedido a la ciudad. Con Love Of Lesbian, Coque Malla, Jorge Drexler, Rufus Wainwrihgt, Lori Meyers, entre muchos otros, en la página web nochesdelbotanico.com.

Tomavistas Extra hasta el 30 de mayo. El Parque Tierno Galván se viste de Festival aunque sea en su formato con restricciones para acoger un ciclo de conciertos que acaba de arrancar y que espera todavía las actuaciones de Califato 3/4, Derby Motoreta’s Burrito Kachimba, El Columpio Aseisno y Novedades Carminha.

Las noches de Río Babel del 1 al 31 de julio. El Wanda Metropolitano cantará este verano algo que no son los goles del Atlético de Madrid. La programación trae a Funambulista, la M.O.D.A., Sidecars, Rayden, Ara malikian, Kase.O, La Pegatina, Juanito makandé, Bad Gyal, Izal y otros, en festivalriobabel.com.

Veranos de la Villa, desde principios de julio hasta finales de agosto. Este verano el Ayuntamiento de Madrid apostará por recuperar los Veranos de la Villa en diferentes sedes, a diferencia de 2020 que por la pandemia tuvo que circunscribirse al patio de Conde Duque y limitar su duración a un mes. Durante julio y agosto tendrán lugar, en diferentes ubicaciones, una programación que incluye música, teatro, danza, circo e incluso zarzuela. También están programadas exposiciones a pie de calle; y cine, con sesiones especiales.