David Pérez, consejero de Transportes de la Comunidad de Madrid en la estación de Gran Vía

El Metro de Gran Vía va a convertirse en una referencia a nivel europeo

«El transporte debe ser un instrumento de vertebración territorial y de cohesión social, al facilitar que mucha gente tenga más oportunidades»

La semana ha dejado en Madrid la reapertura de un símbolo: el Metro de Gran Vía. David Pérez, consejero de Transportes, detalla a LA RAZÓN los pormenores de la obra y los planes de su departamento para este mandato.

–¿Qué representa la apertura del Metro de Gran Vía?

–Gran Vía concentra las grandes políticas que estamos implantando en Metro. Se convierte en un escaparate de nuestra gran apuesta por un transporte eficiente, eficaz, accesible y con las últimas tecnologías.

–¿Qué encontramos en esta estación que no haya en otras?

–Primero, un respeto hacia el pasado y la historia de la estación. Se ha reconstruido el templete de Antonio Palacios, una enseña de la ciudad que se va a convertir en un centro de visita de turistas y de orgullo de los madrileños. En segundo lugar, se aplican las nuevas tecnologías. Es una estación 100% accesible, con unos tornos inteligentes que van a permitir tener información del número de viajeros. Encontramos una mejora en la ventilación, aspecto que hemos cuidado especialmente por el covid. Hay 4 nuevos ascensores y 13 escaleras mecánicas y nos encontramos una reordenación de los accesos y de las combinaciones. Es moderna, accesible, eficiente y, a la vez, conserva la historia de la ciudad. Está llamada a convertirse en una referencia a nivel europeo, la primera 4.0, completamente digitalizada, con un sistema de cámaras y de organización logística de todo el tránsito de usuarios.

–En el Metro se han hecho test de antígenos. ¿Hay previsión de vacunar también?

–Ponemos nuestras infraestructuras a disposición de Sanidad para cuando se necesiten. En el momento en el que la autoridad sanitaria lo necesitara, lo pondríamos en marcha como hemos hecho en Plaza de Castilla.

–¿Sería viable?

–Absolutamente viable en los intercambiadores como Avenida América o Nuevos Ministerios. No estamos en eso, pero si las autoridades sanitarias lo pidiesen nos pondríamos a ello.

–¿Qué cambios en materia de transportes van a ser visibles antes de 2023?

–Las grandes infraestructuras requieren muchos años, pero sí culminaremos algunas importantes. En Metro vamos a hacer ampliaciones: la más ambiciosa es la gran Diagonal, que vinculará el sur con el norte, y vamos a empezar ahora con uno de los tramos; otra actuación es la unión de Villaverde con Getafe; tenemos el nuevo Metro que va a dar servicio al distrito Norte y eso se va a poner en marcha ya. También cuatro intercambiadores nuevos que se van a hacer: Legazpi, Conde de Casal, Distrito Norte y Valdebebas. Lo importante no es tanto cortar la cinta, como sentar las bases de las infraestructuras del futuro y atendiendo a algo en lo que hago mucho hincapié: que el transporte sea un instrumento de vertebración territorial y de cohesión social, al facilitar que mucha gente tenga más oportunidades laborales y de acceso a servicios y estudios. Además, se acerca a los pueblos más lejanos a la capital y a los servicios.

–¿Y sobre el abono transporte?

–Vamos a hacer algo que era necesario: eliminar la última corona en el abono transporte. Va a suprimirse y los vecinos de 129 municipios, los más alejados de la capital incluyendo los 75 de la despoblación, van a acceder a la siguiente corona del abono. Dejamos de penalizarles por vivir más lejos. Nuestra política precisamente es la contraria.

–¿Abrirá Metro las 24 horas?

–No es un objetivo de este Gobierno en este momento. No es viable porque el Metro todas las noches hace labores de mantenimiento y desinfección de trenes y estaciones. Por dar respuesta a una minoría de usuarios no vamos a comprometer la seguridad de todos.

–¿Hay brotes en el Metro?

–No se ha asociado a Metro ningún brote, en gran medida gracias a los sistemas de desinfección y de ventilación. Ahora el contrato de limpieza de Metro lo hemos aumentado hasta los 60 millones de euros para intensificar la desinfección. Cuando un usuario entra en la red de Metro debe saber que está en un lugar seguro.

–¿Considera que Madrid está siendo perjudicada en materia de transportes por el Gobierno de Sánchez en comparación con regiones como Cataluña?

–Sin duda. Tenemos un déficit muy importante respecto a Cataluña en el dinero que tenemos que recibir para el transporte público y esa cantidad ni se actualiza ni se corresponde con la población o el número de usuarios. Arbitrariamente, el Gobierno de la Nación está favoreciendo a otras comunidades como Cataluña frente a Madrid. Si a eso le añadimos que las inversiones y, especialmente, las ampliaciones en la red de Cercanías brillan por su ausencia, sí podemos concluir que los madrileños no están debidamente tratados por el Gobierno. Tampoco en carreteras donde tenemos muchas demandas.

–¿Cuál es su posición sobre la posible vuelta de los peajes?

–Somos contrarios a que se cobre por la utilización de esas autovías. No es el momento y no creemos que sea necesario castigar más a los madrileños y a las empresas de transporte. Vemos más justo que el Gobierno del PSOE recorte del derroche nacionalista o de políticas que no generan bienestar en vez de venir a castigar a las familias y a las empresas. No es momento de seguir ahogándoles con más impuestos para aumentar el gasto de 800 ministerios y todo tipo de ayudas injustificadas a otras comunidades por demandas nacionalistas y para que el señor Sánchez se pueda mantener en el poder. Que recorten a otros, no a los madrileños.

–¿Hay un horizonte para que todo el Metro sea accesible?

–Cuando uno ve el mapa de la accesibilidad del Metro, toda la red exterior, con las estaciones más recientes, es ya accesible. Ahora estamos actuando en la segunda corona, con un gran plan de 300 millones de euros que va a permitir que en 2026 ya estemos en un 83% de estaciones accesibles. Somos el Metro más accesible de Europa y el tercero del mundo. Cuando terminemos este plan seremos el segundo por detrás de Delhi. Es muy costoso, pero nosotros consideramos que el objetivo de eliminar barreras y de que cualquiera pueda acceder está justificado porque es invertir en derechos y en igualdad. Se ha hecho mucho esfuerzo: en 1995, era accesible el 1,5% de las estaciones.

–¿Qué infraestructuras necesita Madrid?

–Nos gusta trabajar con previsión. De cara a los nuevos desarrollos, teniendo en cuenta que el más importante es el Distrito Norte, ahí es necesaria una nueva línea con tres estaciones. Queremos reforzar el transporte en los nuevos desarrollos del sureste. Metro sale a 12 municipios fuera de la capital. Es una red que ya se está extendiendo y queremos profundizar en ello. No lo podremos llevar a todos los pueblos, pero sí lo podemos facilitar mediante lanzaderas. Vamos a trabajar en la conexión de los pequeños pueblos, comunicando los de la Sierra Norte mediante una red para que puedan compartir sus servicios y colegios y aprovechar, por ejemplo, que vaya a haber un nuevo hospital en Lozoyuela. Y completar la conexión intermodal con los nuevos intercambiadores. Toda nuestra política de transportes va a buscar el objetivo de conseguir que la definición de movilidad como libertad de movimiento sea una realidad. Que el ciudadano tenga la libertad de elegir cómo, cuándo y a dónde trasladarse y nosotros ofrecerle opciones de la máxima calidad, eficientes, seguras y sostenibles. Que sea el ciudadano, y no la administración, el que elige. No nos gusta el dirigismo y el intervencionismo de la izquierda.

–Fue consejero en un Gobierno de coalición y lo es ahora en uno en solitario del PP. ¿En cuál se siente más cómodo?

–En el PP, nunca nos ha molestado compartir equipos. Con Cs buscamos ese acuerdo con la mayor lealtad. Pero surgieron problemas, hubo desencuentros y, sobre todo, un comportamiento del partido a nivel nacional que llevó a tomar decisiones conocidas por todos. Los consejeros del PP tuvimos la voluntad de trabajar en equipo, pero se vio que eso no podía sostenerse. Se decidió dar la voz a los madrileños. Se han pronunciado y tenemos un Gobierno con una mayoría muy potente. Tenemos la misma ilusión que en la legislatura anterior, a lo mejor, con más facilidad y más capacidad de decisión sobre la totalidad de las áreas y competencias.

–¿Fue el 4-M un castigo a los alcaldes socialistas del sur?

–Sin duda. Estas elecciones han mandado muchos mensajes. Primero, un apoyo muy fuerte a Isabel Díaz Ayuso. También un refrendo muy claro al PP y a su presidente, Pablo Casado. Y ha habido un voto de castigo a la forma de gobernar de los alcaldes del sur. Lo único que han aportado ha sido aumento del paro, aumento del gasto, subida de impuestos y más inseguridad.

–En el PP hay distintas visiones de cómo debe ser la relación con Vox. ¿Cuál es la suya?

–Tenemos nuestras líneas rojas. Es muy difícil que lleguemos a acuerdos con la extrema izquierda. Sería imposible con quienes suben los impuestos o no son capaces de defender los intereses de los madrileños, como el PSOE que antepone a ello la defensa a Sánchez. Vox es un partido más. Aquello que venga de Vox y sea positivo y asumible no habrá problema en asumirlo. Nosotros gobernamos para todos y eso nos diferencia del Gobierno socialista, que discrimina, como sufrimos en Madrid: si una comunidad no le vota, le quitan inversiones; si una le apoya para mantenerse en el poder le da más inversiones, aprueba indultos o acerca a presos. Eso no puede ser, hay que actuar con una visión de responsabilidad pública y de igualdad de trato.