Comunidad de Madrid

¿Cómo hemos logrado pasar de los 30.000 incendios al año a apenas 7.000?

Un bombero trabaja en la extinción de un foco de fuego en el incendio del pantano de San Juan
Un bombero trabaja en la extinción de un foco de fuego en el incendio del pantano de San JuanRicardo RubioEuropa Press

Es viento es un factor clave en incendios como el pantano de San Juan. ¿Hasta qué punto afecta a la intervención de los medios aéreos?

El viento, unido a las altas temperaturas, es el factor determinante en la lucha contra el fuego en general. Seca la vegetación y provoca que el fuego corra a mucha velocidad. Por otro lado, a mayor temperatura, las aeronaves rinden menos. Y los vientos racheados pueden ser un factor limitante. Podemos llegar a volar con un viento a velocidades de 60 o 70 kilómetros por hora. Pero lo más importante es saber si es racheado, o si va en una única dirección y sentido. Además, hay que tener en cuenta que los incendios van creando su propio microclima. Al arder la vegetación, producen vientos locales muy especiales. Es algo a valorar incluso en el momento mismo de salir de la propia base. En casos de viento racheado, los helicópteros tienen limitaciones para arrancar e iniciar el mecanismo de las aspas. Y una vez que estás en vuelo, la limitación es mayor. Sí que es cierto que en aquellas situaciones en las que tú no dominas el viento, sino que es el viento el que te domina a ti, lo mejor es replegar velas porque nos están ganando las circunstancias. En todo caso, hablamos de un trabajo que, como ocurre con casi todos los trabajos de emergencias, tiene un riesgo controlado, asumido por profesionales.

¿Por qué es el viento es tan letal en los incendios de verano?

Durante todo el año tenemos vientos. Pero en los meses de julio y agosto, hay que sumar el aumento de temperaturas. Unido a ese efecto secante antes comentado del viento, se produce una mayor capacidad de ignición. Por contra, la vegetación húmeda arde difícilmente.

¿Qué capacidad tienen los medios aéreos de emergencias?

Somos uno de los países mejor dotados para la lucha contra incendios, con medios ligeros, medios y pesados. Los helicópteros pequeños, en la Comunidad de Madrid, cuentan con una capacidad de unos mil litros; los medios, de 1.500; y los pesados, de entre 4.000 y 5.000 litros. Por otro lado, hablamos de pilotos con una enorme experiencia, con muchos años de copiloto y de formación, y capaces de detectar cuando un trabajo es asumible o no. De hecho, los propios sistemas de vuelo son capaces de detectarlo. Además, todas las Comunidades Autónomas cuentan con un sistema de control y de previsión, por lo que rara vez nos metemos en la boca del loco. Lo prevé con mucha antelación. Toda esto ha provocado que, en las últimas tres décadas, hayamos pasado de 30.000 incendios al año a apenas 7.000. Además, el 99 por ciento de éstos se queda en conatos, que no se ven y de los que, afortunadamente, no os hacéis eco en los medios.