Tabernarios
Viernes de fabada en la taberna El Besq
Hágase con una mesa antes o después de acudir al cine Morasol. La calidad-precio es imbatible
Que el último proyecto de José Galán se llame Taberna El Besq tiene su porqué y es fácil de entender. Sencillamente, porque según traspasas el umbral de esta acogedora casa, el buen rollo que nos envuelve a los comensales se convierte en una sonrisa que no se desdibuja mientras permaneces en ella. Y, aunque, a día de hoy, hayamos dejado de darnos besos, pronto volveremos a regalarlos. Es de los que apostó por este espacio en el momento más crudo de la pandemia y hoy el éxito radica en el mimo que se saborea en cada producto. Lo que pretende José es que quienes acudan a su casa disfruten y se sientan especiales gracias a un todo.
Porque aquí, se come muy bien, sí, pero, además, es que el equipo de sala es súper agradable y atento, con lo cual el ambiente que se genera nos invita a querer volver cuando aún no nos hemos levantado de la mesa. Situado en el número 4 de la calle Pradillo, a tiro de piedra de los míticos cines Morasol, aún en activo, gracias a Dios, se trata del destino ideal para familias residentes en la zona, grupos de amigos, que buscan disfrutar de una cena o comida con una calidad-precio imbatible e, incluso, para aquellos que evitan el teletrabajo y acuden en hora a la llamada del económico menú. Tomen nota: los miércoles, José lo sirve por 11 euros, sí han leído bien, en el que escoger tres primeros, tres segundos, bebida y postre o café.
Y, cierto es que observando lo que han subido los precios y que hacer la compra se pone en un pico, que cocinen para ti ricos manjares y te los sirvan, el precio resulta hasta barato. Asimismo, los jueves ofrece un sensacional y muy recomendable cocido (16,50 euros), alimentado por garbanzos Fuentesaúco, que destacan por su tamaño intermedio, su color cremoso, el pico curvo y pronunciado y la piel con una rugosidad destacable. Tras la cocción, en boca se mantienen íntegros con una piel suave y blanda y resultan mantecosos.
Una delicia protagonista de un guiso con un compango de primera y coronado por un largo hueso de tuétano, que es maravilla pura. Por cierto, prueben los tacos de ropa vieja. Hoy, y todos los viernes, la fabada es la estrella (14,50). Sobre todo, porque se prepara según una receta de una cocinera asturiana, ya que sí a José le gusta aprender de los maestros. La propuesta es amplia, ya que además de los citados platazos de cuchara, que calientan cuerpo y alma, también es famoso en el barrio su arroz a banda, cuyo precio por persona es de 14,95. Perfectos para compartir son los huevos rotos con crujiente de jamón o con chipirones. Difícil elección.
Las bravas, crujientes por fuera y suaves por dentro, envueltas en una lograda salsa, que da nombre al bocado tan imprescindible en toda barra, aunque aún, y por culpa del virus, aún anden a medio gas, no faltan en nuestra degustación. Lo mismo que unas cremosas croquetas, de crujiente y mordida perfecta y reconocible sabor a jamón. Las alcachofas a la plancha con crujiente de jamón es otra de las raciones recomendadas por José. En nuestro caso, antecedió a la hamburguesa de carne de vaca madurada con el sello de Discarlux y macerada en Tío Pepe.
Los fingers de pollo con salsa Joe’s es una las recetas que desfila sobre todo los fines de semana, lo mismo que la parrillada de carnes y verduras a la barbacoa. En cuanto a la propuesta líquida y pasado el ritual del obligado cañeo, a José le gusta dar a conocer proyectos vitivinícolas pequeños, así que en su pequeña selección destaca el tinto crianza Mensaje, un ribera que armoniza de diez con su cocina sencilla y sabrosa. De postre, la tarta de queso con Baileys, que acostumbra a ser el último bocado de la cena a compartir antes de que comience la ronda de copeo.
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