"Un milagro"

El sueño de Justo Gallego para la catedral de Mejorada del Campo tiene futuro

Este templo, levantado con las manos, la intuición y la fe de Justo Gallego, afronta su conversión en refugio para los más necesitados, seis meses después de la muerte de su creador

El “estilo Justiniano” nace de la intuición e improvisación de un hombre de fe. Hasta hace unos meses, todavía no estaba muy claro el futuro de la catedral de Mejorada del Campo. Gracias al esfuerzo del sucesor de Justo, Ángel López, y Mensajeros de La Paz, al mando del padre Ángel, ha sido posible cumplir con el legado de Justo: un lugar de encuentro para todos, sin excepción.

Su especialidad es que ha sido construida con las manos de un hombre cargado de voluntad, que confiaba encarecidamente en la naturaleza y en los materiales capaces de construir y moldear algo del tamaño de esta catedral. Sin mármol y sin oro, de impresión inacabada; y de función intermediaria entre el de arriba con los de abajo.

El padre Ángel junto a Ángel López, ayudante de Justo Gallego
El padre Ángel junto a Ángel López, ayudante de Justo GallegoJesús G. FeriaLa Razon

Ángel López y el padre Ángel han recibido a LA RAZÓN en la catedral para demostrar que, como ellos afirman, se trata de un lugar único en el mundo. Nos cuentan que el conjunto de la catedral, de 35 metros de altura, 28 cúpulas y más de 2.000 vidrieras, se hizo sin planos y sin estudios previos de arquitectura. Y, aun así, el sistema de bóvedas y arcos que cruza toda la catedral está construido en una lógica de escala que resulta difícil de creer que sea fruto de la espontaneidad. Ángel López cuenta que le sacan parecido con otros muchos edificios internacionales, desde el Vaticano hasta la Casa Blanca, pero que el estilo de ésta es excepcional. Los ladrillos no están colocados de forma uniforme, los muros carecen de pinturas o acabados en mármol, “no es una catedral nada convencional”, opina López. Sin embargo, que quieran mantener la esencia “hecha a mano” no le quita importancia al resultado, de calidad y resistencia, sino más bien todo lo contario: los arquitectos han comprobado y validado su solidez con un análisis geotécnico.

Imagen de las cúpulas de la catedral
Imagen de las cúpulas de la catedralJesús G. FeriaLa Razon

Quién era Justo Gallego

“Justo era agricultor y ganadero, siempre estaba en el campo. No tenía ningún conocimiento de construcción ni de arquitectura”, cuenta Ángel López. Perdió a su padre siendo muy joven, con tan solo doce años. Desde entonces se dedicó a cuidar de su madre, Anastasia, y a trabajar en la tierra. A una temprana edad, y gracias a la dedicación y el empeño que le puso a los libros de castillos y catedrales, desarrolló una gran fe religiosa. A los 27 años se adentró en el convento Santa María de Huerta, donde estuvo ocho años, hasta que su estancia se vio interrumpida por una enfermedad: tuberculosis. Su recuperación, que no hizo más que avivar su fe, le instó a hacer una capilla dedicada a la Virgen del Pilar. “Le insultaban. Me llegó a contar que le apedrearon más de una vez”, confiesa Ángel, pues de madrugada se levantaba en busca de materiales de construcción en desuso para levantar su catedral. “Toda su herencia la donó a quienes lo necesitaban, y a cambio recibía ayuda para construir esta obra arquitectónica. Era su única misión”. Y cuidado con que su deseo no pudiese cumplirse, pues no se cansaba de repetir que, si la Catedral se derrumbaba, invocaría al Señor para quedarse en la puerta.

Cubierta del templo
Cubierta del temploJesús G. FeriaLa Razon

El Ángel de la guarda

No cabe duda de que la labor del padre Ángel ha sido imprescindible para la vida de muchas personas, y la catedral de Mejorada del Campo no ha sido la excepción. La primera idea de Justo Gallego era donarla al obispado de Alcalá de Henares, “pero no nos hacían caso ni se podían hacer cargo”, lamenta Ángel López. Fueron durante los dos últimos años de la vida de Justo cuando surgió la idea de recurrir al padre Ángel. “No hay ningún problema”, fue la primera respuesta de éste. “El padre Ángel fue nuestra salvación”, exclama el sucesor de Justo.

El Padre Ángel en el templo
El Padre Ángel en el temploJesús G. FeriaLa Razon

El sacerdote ha confesado que recibió con mucha alegría la propuesta. “Uno tiene muchos sueños, pero jamás hubiese imaginado la construcción de esta catedral y que Justo, en primera persona, me trasladase su voluntad de que pertenezca a Mensajeros de la Paz. Es mucho más que un sueño”. Ha sido un reto al que la fundación se ha enfrentado, y de los más especiales, confiesa el padre Ángel: “Justo estuvo más de 60 años construyendo con ilusión esta catedral día y noche. Todo con materiales reciclados. Levantar esto con sus manos ha sido un verdadero milagro porque yo creo que la finalidad, que es unir a Dios con los hombres y a los hombres entre sí, se ha hecho posible”. El padre Ángel reitera una vez más el mensaje del Papa Francisco, el cual lleva compartiendo durante toda su vida, y es que no importa la religión, el color o la idea de cada uno; somos todos hijos de Dios. Su amplitud, con un gran claustro y una nave central, da pie a reunir a mucha gente para que compartan y se acompañen. No obstante, ya está el clérigo para recordar que un comedor se puede hacer en un despacho y en una oficina, lo que hace falta es voluntad: “Los primeros comedores sociales que hicimos en Mensajeros de la Paz fueron en oficinas. Cuando yo me di cuenta de que había personas en la calle y en fila para poder comer me pregunté: ¿Y qué hacen tantas mesas de oficina vacías?”. Además de comedor, también será el lugar que de techo a los más desfavorecidos, donde se disponga de psicólogos, maestros y personas amigas que estén para escuchar a la gente.