De bares
Ruta por las 10 mejores coctelerías de Madrid
Beban y gocen y coman. Déjense de “real food” y disfruten de la “real life”. Este humilde cronista trae opciones para todos los bolsillos y gustos
Hoy les traemos una tendencia que es, además, un planazo per se para estos días (y estas noches) de calor abrasante: comer o cenar acolchando el estómago con un buen cóctel. Que el vino es una ambrosía no vamos a discutirlo, pero la creciente profesionalización del sector mixológico está logrando que los tragos sean, cada vez más, una opción óptima para armonizar cenas y almuerzos. Este humilde cronista del yantar madrileño les trae opciones para todos los bolsillos y gustos: con la que está cayendo, hay que disfrutar un poco (o mucho). Mejor pagar a un honrado hostelero que impuestos de más a quien quiere malgastarlos.
Cilindro, la fórmula más criolla de Mario Céspedes, acaba de estrenar una interesante carta de cócteles asesorada por Jorge Serrano, bartender avilesino –paisano de Conchi Álvarez, partner in crime del éxito de Céspedes– que quedó quinto en la última final de la World Class Competition. Encontramos tragos clásicos, como el chilcano (típico de Perú), el Moscow Mule o el muy estival mojito, pensados para maridar con los platos llenos de sabor de este espacio.
En esta línea exótica, también es posible comer de cine con buenos cócteles en Tepic, mexicano de cabecera de muchos entendidos. Javier Quiñones, jefe de sala y bartender, conoce bien su oficio (y sabe de mezcal un montón). Los chicos de Moemia, de los que les hablamos la semana pasada, también tienen una carta muy adaptada a sus platos mestizos y viajeros: es de lo mejorcito que encontrarán por Campo de las Naciones.
Si seguimos aferrados a sabores más de allá que de aquí, merece la pena visitar el edificio brutalista de Serrano y meternos en la primera jaima de Madrid, Nômadâ. Tienen un happy hour todos los días de 18:00 a 20:00 horas en su excelente oferta de tragos, inspirados en los viajes de Marco Polo y firmados por César Luis García Fernández, semifinalista de la WorldClass en 2022. Y si realmente buscan buena cocina y diversión al cuadrado (o al cubo), vayan a alguno de los locales de SLVJ para darlo todo con su excelente cocina nipona desenfadada, o a Arrogante, el onírico y circense italiano de este grupo que triunfa más que Bustamante en sus tiempos mozos.
Últimamente he descubierto otros locales donde se come y se bebe muy bien. Por supuesto, uno de ellos es El Lince, el nuevo espacio del talentoso Javi Estévez y la gastroapertura del momento, no solo por el talento que este muestra con la cocina más tradicional, sino también porque ha fichado a una de las grandes dama de la coctelería patria, Nagore Arregui. Todavía no tienen carta de tragos como tal, pero pidan su favorito y disfruten del resultado. Y si quieren una propuesta, el cóctel de la casa es el bicarbonato, un gin tonic que prepara Arregui con guiño a la sal de frutas tan de los años 60. También se bebe bien en la casa de José Luis García Berlanga (Berlanga), hijo del cineasta y paellero «bien» a la altura de El Retiro, pulmón verde y refugio ideal ante los rigores caniculares.
Recientemente visité Haveli, el indio amplio y muy bien decorado de Singh Sukhwinde (artífice de Doli, muy conocido en Diego de León). Está a un pasito del WiZink Center y además de contar con una carta de platos muy amplia en la que sobresalen las recetas del sur del subcontinente. Sunny, barman e hijo de Singh, prepara unos buenos tragos, ideales para acompañar sus fragantes recetas.
Y si algún joven foodie lee estas líneas, seguro que conoce los mil y un establecimientos del Grupo Larrumba y Carbón Negro. Pero quizá no sepan que el apartado mixológico está avalado por Carlos Moreno, un gran mixólogo que está trabajando mucho y bien en favor de este todopoderoso holding gastro. Beban, pues, y gocen, y coman, y déjense de «real food» y disfruten de la «real life».
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