Telecomunicaciones

Sin platós y con solo 15 empleados: así funciona el ‘Pirulí’

Se cumplen 40 años desde que comenzó a funcionar Torrespaña, un edificio clave en el ‘skyline’ madrileño, pero sobre todo un eje en la emisión de televisión y radio

Torrespaña, más popularmente conocida como el Pirulí, está de cumpleaños: el pasado 7 de junio se completaron 40 años desde que SSMM los Reyes Juan Carlos I y Sofía de Grecia lo inauguraron y empezó a funcionar bajo la premisa de asegurar una transmisión óptima de la Copa Mundial de Fútbol de 1982 (sí, la del entrañable Naranjito), que se celebró en España entre el 13 de junio y el 11 de julio de 1982 y culminó con Italia como ganadora.

Cuarenta aniversario de la construcción de Torrespaña
Cuarenta aniversario de la construcción de TorrespañaJavier Fdez-LargoLa Razón

«Para las telecomunicaciones, supuso pasar a tener un nodo claro de comunicaciones en España, pues hasta ese momento no lo había. Desde entonces, se empezó a estructurar toda la red de difusión de señales a partir de ella», explica a La Razón Miguel Bonis García, responsable de Torrespaña, Arganda y Centros de Producción de Cellnex. Este se vale de símiles con el mundo automovilístico para ilustrar que el Pirulí, tal y como lo comenzó a llamar la gente por su forma, era algo similar a lo que sería la autovía del Norte o A1 como eje principal de otros radiales de Torrespaña en lugares como Sevilla, Valencia, Murcia o Barcelona, que en su momento se hicieron a través de enlaces y que luego se fue completando con fibra óptica.

La única vez que paró el servicio

En estos años ha llovido mucho, pero el Pirulí solo ha visto interrumpida su actividad en una ocasión, por un incendio que dejó a la mayoría de madrileños sin televisión durante tres horas el 28 de agosto de 2002. «El sistema eléctrico es esencial en este tipo de instalaciones y es por donde suelen venir los problemas, algo que también origina la mayoría de incendios domésticos. Ese año hubo un pequeño conato en un cuadro eléctrico, no es que todo saliese ardiendo, aunque hubo bastante humo.

Cuarenta aniversario de la construcción de Torrespaña
Cuarenta aniversario de la construcción de TorrespañaJavier Fdez-LargoLa Razón

Los bomberos, para subir, pidieron que se cortara el suministro de toda la torre, y eso originó el parón», recuerda Bonis. Pese a ser un elemento fundamental y muy fácilmente reconocible del skyline de la ciudad, se trata de una torre rodeada de misterio en torno a la que circulan algunas informaciones que el responsable desmiente, como que cuenta con platós de televisión en su base o que cabe la posibilidad de que se instale un restaurante giratorio, siguiendo el modelo de otros lugares similares como la torre de televisión berlinesa Sphere.

Además, se trata de un lugar por el que circula muy poca gente: en Torrespaña solo trabajan 15 personas, que se rotan las 24 horas y 7 días a la semana durante todo el año para que el servicio no quede desamparado. Una de ellas es el entrevistado, que insiste en que en su trabajo son esenciales las labores de mantenimiento y explica que es la manera de evitar averías como la de 2002.

Esto se consigue con un sistema en el que las redundancias y las revisiones son clave. En el caso de la radio, clientes como Onda Cero, Europa FM y Melodía FM envían sus señales. Estas se codifican, se multiplexan y se mandan a satélite mediante unas antenas situadas en la puerta de Torrespaña y pasan a distribuirse; aunque este proceso también se puede hacer desde el centro de Arganda, por ejemplo, cuando las lluvias torrenciales de las tormentas estivales obstaculizan el flujo de la señal.

Entonces, desde los puestos de control se manda a otro punto para solucionarlo en aras de que no haya ningún parón en la emisión y de que, si lo hay, dure lo mínimo posible. Esto forma parte de un sistema de repuestos que busca «ser tolerante al mayor número de fallos posible». La magia ocurre en un edificio diseñado por el arquitecto Emilio Fernández Martínez de Velasco, que lo dibujó en tan solo una tarde.

Un momento de los trabajos en el Pirulí
Un momento de los trabajos en el PirulíRTVE

Y su construcción también fue notablemente rápida, pues fue adjudicado en 1981 y, con una inversión de 350 millones de pesetas mediante, comenzó a utilizarse al año siguiente. Con unas 250 antenas fijas y móviles, la torre se construyó con la técnica del tentetieso, que se caracteriza porque es el propio peso de la mole el que sostiene la plataforma, capaz de soportar vientos de hasta casi 200 kilómetros por hora, y que oscila más de un metro en la punta de la antena para que no se parta.

Tiene 220 metros de altura y su estructura no se ha visto alterada durante estos años, pues sigue siendo operativa. Así, está formada por la cimentación, el fuste que aloja la escalera y el ascensor, las plataformas cerradas (una de emisoras de radio, otra de instalaciones de equipos auxiliares, el centro de control y la de emisoras digitales y enlaces móviles) y las abiertas; la escalera de 1.200 peldaños, el ascensor que tarda dos minutos y medio en recorrer sus 120 metros, y la copa, que sirve como base del mástil que soporta las antenas. Lo que sí ha cambiado por el tiempo es la tecnología de su interior y sus dueños.

«Esto lo construye RTVE, pero en el 92 salen las privadas Atresmedia y Mediaset, que pasaban a ser competidoras. Entonces, la parte técnica de RTVE se escindió y pasó a ser Retevisión, que en la actualidad es una sociedad que pertenece a Cellnex», cuenta Bonis. La mecánica, sin embargo, sigue siendo la misma, la de recoger señales, procesarlas y mandarlas.

En 1982, el total de estas eran televisivas, pero después se incorporó la radio y a día de hoy hay muchas más que en sus inicios, además de más diversidad en ellas gracias a la hiperización de los servicios, posibilitando también facilitar el flujo entre distintas sedes de una misma empresa, haciendo que utilicen un único entorno pese a la distancia, y que funcionen ininterrumpidamente. Para garantizar esto, además, el servicio cuenta con un centro de control dividido entre las sedes de la calle Juan Esplandiú y la Torre de Collserola, en Barcelona.

Atardecer en Madrid desde el cerro del Tío Pío
Atardecer en Madrid desde el cerro del Tío PíoLuis DiazLa Razón

Todo ello sin olvidar al equipo humano que lo hace posible, muy consciente de la importancia de su trabajo y comprometido con él, según presume el responsable. Desde luego, es un lugar bastante cotizado, pues según cuenta, no son pocas las personas que acuden al portero de Torrespaña preguntando por el precio de las entradas para subir al Pirulí, un tipo de negocio que de momento descarta.