Polémica

“Ayuso, nazi, aliada de Putin, casposa, negacionista, egoista”: así acabó la izquierda el curso político

La batalla educativa de Madrid contra el “adoctrinamiento” de Sánchez y el rechazo al decreto energético marcaron antes del verano una agenda que este martes se retoma con una ronda de la presidenta con los portavoces de los grupos

Ayuso, junto a una vecina de Ceuta este lunes
Ayuso, junto a una vecina de Ceuta este lunesSrgio RodriguezSergio Rodríguez

No fue el final del pasado curso un ejemplo de corrección política. Al menos en lo que concierne a una parte de los debates suscitados en torno a la Comunidad de Madrid. El rechazo del Gobierno de Isabel Díaz Ayuso al decreto energético de Moncloa elevó varios grados la habitual tensión entre la izquierda y la Puerta del Sol. La ruptura entre los gobiernos de Sánchez y Ayuso parece clara, como también lo es la distancia existente entre el PP de Madrid y los tres grupos de izquierdas con representación en la Asamblea de Vallecas: Más Madrid, PSOE y Unidas Podemos. Una circunstancia que no será obstáculo para que este martes Ayuso vuelva a encontrarse con los portavoces de estas formaciones en la Real Casa de Correos en el marco de la ronda de reuniones que, al inicio de cada periodo de sesiones parlamentarias, la presidenta ha instaurado como tradición desde que fue investida por primera vez en agosto de 2019.

Polémica por los términos adoctrinadores en los colegios

En el mes de junio, una de las habituales broncas en el parlamento regional giró en torno a la batalla política y judicial que la Comunidad de Madrid ha planteado al Gobierno de Pedro Sánchez en materia educativa. Mediante, por ejemplo, el recurso ante el Tribunal Supremo del currículo de Bachillerato o a través de la eliminación de hasta 30 términos que la Consejería de Educación considera “adoctrinadores” como “identidades nacionales”, “emergencia climática” o “la herencia colonial en la España contemporánea”. La portavoz de Unidas Podemos en la Asamblea, Carolina Alonso, recurrió a una comparativa histórica para dejar constancia de su crítica a la presidenta Ayuso: “Se ha montado una especie de tribunal de la Inquisición para censurar los libros de texto al más puro estilo de la Alemania nazi”. En el pleno anterior, la coportavoz morada, Alejandra Jacinto, acusó a Ayuso de “alimentar la cultura de la violación” en respuesta a las palabras que la presidenta madrileña había pronunciado unos días antes y en las que acusó a una parte del feminismo de fomentar una “forma de ver la vida propia de malcriadas que aspiran a llegar a casa solas y borrachas...”.

Dardos y descalificaciones por el polémico decretazo energético

Pero si hubo, antes del descanso veraniego, un hito político que desató los ataques de la izquierda contra la Comunidad de Madrid, éste fue sin duda la polémica surgida tras el anuncio de Ayuso de llevar a la Justicia el decreto energético del Gobierno de Sánchez. A la ministra de Justicia, Pilar Llop, no le pareció del todo bien que una comunidad autónoma ejerza su derecho de llevar al Tribunal Constitucional una ley. Lo calificó de “impresentable”. La vicepresidenta primera y titular de la cartera de Economía, Nadia Calviño, fue un paso más allá. Afeó a la presidenta de Madrid su “falta de solidaridad y egoísmo”. No fue la única. Porque en el mantra del “egoísmo” también insistió la ministra de Industria, Reyes Maroto. Dentro de esta misma estrategia argumental, otra vicepresidenta, en este caso la tercera, Teresa Ribera dio un último giro de guion al emparentar los intereses de Ayuso con los de Rusia: “Como madrileña, no quiero que me vean como una pequeña aldea gala que, junto con Orban, se alía con Putin”. Para la delegada del Gobierno en Madrid, Mercedes González, las críticas de Ayuso al decreto de la coalición PSOE-Podemos merecían dos calificativos más: casposa y negacionista.