Musicales

“Dirty Dancing”: El amor y la danza contra los convencionalismos sociales

El Espacio Ibercaja Delicias de Madrid acoge el musical que representa la mítica película que marcó a los jóvenes de finales de los 80, dirigido por Federico Bellone

Los protagonistas en momento del musical
Los protagonistas en momento del musicalLa Razón

La irrupción de “Dirty Dancing” a finales de los 80 se convirtió en un fenómeno de público, a pesar de no ser comprendida por las élites culturales de entonces. Muchos estudios de cine rechazaron un proyecto que acabaría convirtiéndose en la película independiente más taquillera de la historia hasta entonces con más de 200 millones recaudados. Su banda sonora vendió 32 millones de discos y durante cinco meses permaneció como número 1 en EE.UU. Estrenada en agosto de 1987, cuenta la historia de Baby Houseman (Jennifer Grey), una chica de 17 años, durante las aburridas vacaciones familiares en el verano de 1963 en las montañas de Catskill, Nueva York. Fascinada por los provocativos pasos de baile y los hipnóticos ritmos musicales, aprende a mover las caderas con el experto profesor de baile Johnny Castle (Patrick Swayze), una experiencia que le cambiará la vida cuando el azar hace que Johnny se quede sin pareja de baile y Baby se ofrece para suplirla como bailarina. Será entonces cuando se embarquen en una apasionante historia llena de música, baile y sensualidad. Baby será su compañera de baile en el escenario y fuera de él. “Dirty Dancing” se convirtió en un fenómeno de masas con canciones como “Hungry Eyes”, “Hey! Baby”, “Do you love me?” o la más que mítica “(I’ve had) The time of my life”, que obtendría el Oscar a la mejor canción. Transcurridas casi cuatro décadas, “Dirty Dancing” es ya un clásico del cine y de los musicales.

El musical, que ahora vuelve a Madrid con una producción de Letsgo, estará en el espacio Ibercaja Delicias hasta el 16 de octubre dirigido por Federico Bellone, con coreografías de Gillian Bruce y Dani Tatay (Johnny Castle) y Sara Ávila Román (Baby Houseman) como actores protagonistas. La propia autora del film, Eleanor Bergstein, fue la responsable de la adaptación teatral de un musical que se mantiene muy fiel a esa película que quedó en la memoria sentimental de muchos jóvenes y no tan jóvenes de los 80. Para su director, Federico Bellone, “Dirty Dancing” ha sido siempre extremadamente importante en el mercado de los musicales y también en Madrid. “La razón es porque es un show que lleva al teatro gente que nunca acudirá a él, por eso creo que tiene una función muy importante en el mundo del teatro musical, que gente que normalmente nunca iría a ver un musical, si empieza con él, vendrá a ver otros shows, creando así una nueva generación de público para el teatro”. Idea que refuerza su protagonista Dani Tatay. “La gente disfruta con él porque cuando lo ve está viendo la película encima de las tablas. Es un personaje mítico que todo el mundo conoce”, afirma. Y en cuanto a su experiencia en el papel protagonista confiesa que “debo enfrentarme con mucha fuerza y tratando de coger la esencia para que la gente vea en el escenario a Johnny Castle, que para mí es un sueño, porque desde pequeño deseaba hacer ese personaje en algún momento de mi vida”. Para Sara Ávila Román, interpretar a Baby “es una maravilla porque tiene un arco dramático muy amplio, empieza siendo solo una niña de 17 años y acaba siendo una mujer. Ella está buscando su identidad, que al final es lo que hacemos todos, y por eso creo que la gente empatiza tanto, porque ella acaba sabiendo, no quién es, porque eso nunca se sabe, pero sí teniéndolo bastante más claro y eso es muy bonito de hacer”. Además, “el público viene ya predispuesto a ver algo que quiere ver y para mí es magnífico coger eso y hacerlo mío, porque al final eres quien pone el alma de un personaje que es tuyo”.

Adrenalina en cada salto

“Dirty Dancing”, tiene música, muchas canciones y mucho baile inyectando adrenalina en cada salto, pero también tiene algo más, no es la historia ñoña de unas vacaciones de verano, aborda un momento clave del paso adolescente a la madurez, cuando descubres que los valores familiares que te han inculcado no se aplican en casa. Ante esto, Baby se rebela como una chica con principios que no teme plantarle cara a los problemas, una reivindicación feminista que quizá no supo verse en su momento, pero que ya está plenamente aceptada. Sin dejar de ser una representación lúdica, sensual y adolescente, se atreve con temas como el sistema de clases, con la danza como elemento de fusión entre ellas, el machismo o el conflicto moral del aborto. La aceptación popular que tuvo la hizo ser un elemento importante de la educación emocional de una generación de jóvenes que de adultas han dado un paso firme al frente en la igualdad de géneros. Por encima de prejuicios machistas y culturales, “Dirty Dancing” sigue teniendo esa magia de las obras que conectan con el público de manera muy especial.

Dónde: Espacio Ibercaja Delicias
Cuándo: hasta el 16 de octubre
Cuánto: entre los 45 y los 70 euros