Madrileñ@s
Nerea Blanco: el alegato “anti Mr. Wonderful” de esta filósofa madrileña
Dedicada a la divulgación a través de las redes y charlas, reivindica acudir a los autores filosóficos en busca de respuesta a los problemas actuales
Nerea Blanco sabía que quería comunicar cosas. Pero prefería conocerse a sí misma y saber qué era lo que quería comunicar, más que saber cómo había que hacerlo. Aún así, la formación y su gusto por la ilustración y la comunicación han hecho de ella una auténtica «influencer» en una materia que, a priori, parece muy lejana de la juventud y de las redes sociales: la Filosofía. Pero, tal como demuestra esta joven madrileña, este prejuicio está muy lejos de la realidad. Es la creadora de Filosofers, o, como ella lo llama «el anti Mr. Wonderful». Es decir «mensajitos en tazas, sí, pero a partir de las grandes figuras del pensamiento, que nos pueden decir cosas útiles de verdad». Sin embargo, el merchandising fue cediendo, poco a poco, su espacio para ir dando «más la chapa». «Me di cuenta de que a la gente le interesaba de verdad saber de dónde salía todo aquello», dice a LA RAZÓN. Entonces empezó con su labor de divulgación a través de las redes sociales. Y, a partir de ahí, no ha parado: desde sus más de 30.000 seguidores en Instagram hasta charlas y debates y la publicación de su propio libro, «Filosofía entre líneas».
«Tenemos una idea de la Filosofía como algo complicado y que requiere de mucho tiempo para entenderlo, y esto le quita las ganas a cualquiera. Pero las ideas, en sí, sí pueden ser expresadas en lenguaje actual. Como cuando ves una película y puedes contarle a alguien de qué va», explica. Así, reivindica el volver a los autores filosóficos en busca de respuesta a los problemas actuales. «Han hablado y pensado, por ejemplo, sobre la tecnología, la identidad, la política, y eso es muy valioso en este momento», asegura, si bien es consciente de que «si le dices a alguien ‘toma, léete a Kant, que mola un montón’, probablemente no te haga ni caso. Pero si explicas sobre qué piensa Kant, mostrando que, al final, son cuestiones muy actuales, puedes dar con la clave».
Para Blanco, no solo es que la Filosofía no esté acabada, sino que la gente sigue buscando esas respuestas. «Esto es algo que siempre pasa cuando hay una crisis», señala, «sobre todo, como la que estamos viviendo ahora mismo a nivel económico y social». De hecho, recuerda como cuando, en 2008, dos años después de empezar la carrera, «parecía que todo se venia abajo, y en aquel momento hubo un repunte importante de personas que se empezaron a interesar de nuevo por la Filosofía». Ahora, según ella, pasa lo mismo. «La gente, los medios de comunicación, las empresas... acuden a los filósofos porque podemos aportar una visión del mundo que, por lo general, la mayor parte de las personas no tienen», dice. Y eso nace de conocer cómo han pensado otros en otras crisis, en otras situaciones difíciles. «No es extraordinario que un sistema social y económico se caiga. Pasó en Grecia, en Roma, en la Edad Media… Los sistemas caen, y la gente ha pensado sobre ello y, sobre todo, ha salido adelante», asegura. «La filosofía ayuda en este sentido: a saber cómo vivirlo de una manera personal, qué hacer con la incertidumbre y, a nivel social, cómo los vivimos de manera colectiva», apunta.
Y sí, la Filosofía detecta «serios problemas a pensar hoy en día, ya que el mundo ha cambiado mucho, se ha complicado». Sobre todo, señala, en las últimas décadas, con los movimientos migratorios, el cambio climático, la tecnología… «¿Cómo reconduces el pensamiento, después de tantos años lanzando el mensaje de ‘consume’, hacia otra forma de estar en el mundo?», se pregunta. «Durante mucho tiempo a la Filosofía se la ha tenido metida en un cajón porque lo importante era el progreso, avanzar y hacer muchas cosas», explica. «Nos hemos visto con un monstruo tecnológico enorme al que no se le ha puesto límites. La ciencia es maravillosa, pero necesita que alguien le guíe», añade, consciente de que, realmente, la Filosofía va mas despacio, «porque necesita recopilar datos para pensar». De hecho, defiende a capa y espada que pensar y opinar son cosas distintas. «Sufrimos de opinitis», bromea. Pero, a pesar de todo, muestra una actitud positiva. «Creo que actualmente hay muchísimas voces negativas», dice. «Pero realmente el mensaje que quiero transmitir a través de mis redes sociales es que si no se plantean horizontes hacia los que caminar, nadie va a caminar hacia ellos. Y que podemos hacerlo».
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