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Ichi Segovia, de Biuti Bambú: “Estamos acabando con la artesanía de la música, y no lo podemos permitir”

La cantante acaba de sacar su primer disco como parte del grupo que ha formado con su amiga Clara Alvarado

Ichi Segovia, cantante de Biuti Banbú en el parque de el Retiro.
Ichi Segovia, cantante de Biuti Banbú en el parque de el Retiro.Gonzalo Pérez MataLa Razón

Lo curioso del arte es que permite hablar sobre cualquier cosa. Y hacerlo, además, usando lenguajes muy diferentes. En el caso de Ichi Segovia, ese lenguaje es la música. Y lo ha sabido siempre, aunque sea ahora, en la treintena, cuando ha visto nacer su primer proyecto, Biuti Bambú, un proyecto musical que ha creado junto a su amiga Clara Alvarado. Todo comenzó con una historia «un poco mágica» en la que se junta un local mítico de Madrid, amigos y una actuación improvisada. Y es que esta especialista en gestión comercial y marketing estaba un jueves cualquiera, de hace algunos años, en la sala Honky Tonk, cuando un amigo en común –que a día de hoy es el bajista de la exitosa banda Taburete, Dani Guadaño– animó a Segovia y Alvarado a cantar juntas. «No nos conocíamos de nada, pero cantamos ‘Come what may’, de Moulin Rouge, y fue tal la conexión de nuestras voces que la gente se quedó en silencio total», narra. «Nosotras también lo sentimos. Fueron esas chispitas como cuando te enamoras de alguien, pero a nivel artístico», añade.

Aquel «flechazo» dio lugar a conciertos, como uno en el Generator de Gran Vía en el que versionaron canciones de artistas amigos que ya estaban empezando a crecer, pero poniéndole voz femenina, como puede ser Tu Otra Bonita o Fran Fernández. Tuvo una repercusión tan buena que nos animamos a hacer algo propio, y así se forma Biuti Bambú, cuyo primer disco se ha publicado este mes de noviembre. «Hemos fusionado un montón de estilos con un mensaje muy claro que dar con nuestras canciones», explica. Una obra que empezó a gestarse en 2018, pero que se vio truncada por la pandemia. «Durante ese periodo hubo muchos cambios para todos, en el disco también: cambió radicalmente de género, de mensaje, de música y de personas que nos acompañaban», reconoce Segovia. De hecho, confiesa que «un disco entero se descartó simplemente porque, después de la pandemia, éramos otras personas».

Es un disco lleno de matices, con una imagen y una producción audiovisual tremendamente cuidada, además de hecho «con mucho cariño», pero Segovia no puede evitar sentir vértigo ante un proyecto musical que apuesta por algo que es «un poco anterior a toda la corriente que hay ahora de trap, reggaetton y de mezclar el pop con música dance, como están haciendo Ana Mena y Aitana, por ejemplo». Y es que en él se notan reminiscencias de La Oreja de Van Gogh, Ella Baila Sola, e, incluso, algo más melódico, como Ana Belén o Mocedades, aunque dándole un toque más moderno. «Es arriesgado, pero creo que cuando haces lo que realmente quieres hacer, y lo haces con el cariño con el que lo hemos hechos, le llegará su momento», dice, aunque reconoce que «también es necesario un golpe de suerte».

En el disco hay una canción llamada Madrid. No es que hable de la ciudad en directamente, sino de un lugar en la que hay mucha velocidad en el día a día, un ciclo que no se detiene y del que a veces hay que salir para encontrar «tu punto». Para Segovia, es la naturaleza. «Cuando encuentras la raíz y conectas con algo de verdad puedes ser quien eres». Una pausa reveladora que permite encontrarse en la época «del estímulo constante». «Yo soy de la generación del YouTube, pero ahora con TikTok es todo mucho más rápido», dice. «La música ahora está creada para tener 15 segundos pegadizos para que tenga éxito en las redes sociales, pero las bandas que tuvieron éxito en mi época han sido generacionales, es decir, que perduran en el tiempo», afirma, convencida de que el secreto es «tener un mensaje que contar». Ella, por el momento, está intentando adaptarse a ese mundo de velocidad e imagen, aunque aún le «cuesta ponerse ante una cámara».

«Lo que está claro es que no se puede sacar una canción cada viernes, porque lleva detrás un bagaje personal, mucho esfuerzo y muchas emociones puestas», asegura. «Parece que ahora salen como churros, con un videoclip de tres minutos que ni termino de ver porque se me hace largo», asevera. «Estamos dejando de valorar la artesanía que hay detrás de un proyecto musical, y no lo podemos permitir», del mismo modo que, en plena era de los haters, considera que «en esos ataques personales estamos perdiendo la capacidad de valorar el trabajo que hay detrás. Puede no gustarte un estilo musical, o una película, o un libro, pero tu opinión no debería desmerecer lo que se ha hecho para crearlo».

Una trayectoria llena de experiencia
A Iciar Segovia todo el mundo la conoce como Ichi. Ha dedicado su vida profesional, hasta este momento, a la producción de eventos y las Relaciones Públicas. Formada en Marketing y Gestión Comercial, acumula más de 12 años de experiencia detrás de campañas y eventos importantes a nivel nacional. Asimismo, ha continuado su formación con estudios de coach de inteligencia emocional y programación neurolingüística, lo cual ha compaginado con actuaciones en salas madrileñas y un proyecto como DJ. De toda esta historia personal y profesional, reconoce, hay una parte en la creación de un disco que es tan musical como visual, tan íntimo como universal.