Candidato al ICAM

Entrevista a Raúl Ochoa: «Hay que firmar un acuerdo con el TSJ para evitar las esperas en los Juzgados»

El abogado conoce los engranajes del Colegio y promete actuar frente al desapego que existe con la institución

Raúl Ochoa candidato al ICAM
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Miembro de la Real Academia de Jurisprudencia y profesor del máster de Abogacía en la Universidad Complutense, cuenta con una amplia trayectoria en el mundo del Derecho y conoce bien los engranajes del Colegio ya que formó parte de su actual Junta de Gobierno.

Si accede a la presidencia del ICAM, ¿cuál es la decisión más urgente que adoptará?

No pretendo ser efectista anunciando «la primera medida de la legislatura». Hay muchas tremendamente urgentes. Agilizar los procedimientos internos en la Junta para tomar decisiones, acelerar igualmente el cobro de honorarios, impulsar las negociaciones del turno de oficio, firmar un acuerdo vinculante con el TSJ para evitar las esperas excesivas en los Juzgados, catapultar la formación, que está muy parada estos últimos meses, ayudar de manera inmediata con los problemas informáticos del día a día de compañeros y compañeras, acometer un plan estratégico de desarrollo profesional para los jóvenes…

¿Cómo se puede gestionar de forma más eficiente el presupuesto del ICAM?

Con dos actuaciones fundamentales. Primero, reduciendo la burocracia del Colegio e instalando procedimientos corporativos de toma de decisiones más transparentes y más ágiles, ejecutivos. Y, segundo, incrementando la cantidad y la calidad de nuestros servicios con una política de contención del gasto, en todos y cada uno de los departamentos de la institución.

¿El Colegio tiene una deuda con el turno de oficio?

Y además una deuda impagable. Es uno de los capítulos más ambiciosos y a él se le dedica, por ello, buena parte del programa. Por eso llevamos acciones concretas para la mejora de las condiciones y retribuciones; la desconexión de Lexnet; el fin de los formularios de asistencia jurídica gratuita; el seguro colectivo de accidentes para el Turno de Oficio; medidas relativas a los afectados por la expulsión del Turno de Oficio a mayores de 75 años; un plan de formación continua; el apoyo activo de las iniciativas de los abogados del Turno; y, sin duda, la transparencia en las asignaciones de guardias y asuntos turnados…

Pese a ser el Colegio con mayor número de colegiados, el desapego hacia la institución es notorio y se plasma en la baja participación. ¿A qué lo achaca y cómo se puede remediar?

Es comprensible que el abogado, pertenezca a un despacho grande, de tamaño mediano o a una boutique legal, tenga su vida, sus prioridades, maneje su propia gestión del tiempo, la relación con sus clientes… el quehacer diario es a veces desbordante; y malo sería que el ICAM estuviese de forma permanente en lo alto de su escritorio. Pero el desapego obedece a que hay una modernización y una ola de cambio pendiente en el Colegio.

¿El Colegio debe tener más presencia en la sociedad? ¿Cómo?

No exagero si estimo que una cuarta parte de nuestras medidas concretas se articulan en torno a cómo fortalecer la imagen de la Abogacía, la propia Defensa de la Abogacía y nuestro espacio en sede judicial. No veo ningún programa, tampoco aquí, más ambicioso.

Las nuevas tecnologías son un permanente reto para la profesión. ¿Es necesario mejorar los cursos de formación?

Absolutamente. Primero, el ICAM va a contar con los últimos medios tecnológicos para pasar de una formación presencial a sistemas mixtos, híbridos y remotos que además contribuyan a una mejor gestión del tiempo y a la propia conciliación de los compañeros y las compañeras. En segundo término, el conocimiento de las nuevas tecnologías y su óptimo manejo, en distintos perfiles profesionales, es una demanda que hemos satisfecho de forma manifiestamente mejorable. De ahí que propongamos «un gran salto adelante» en este terreno.

¿Es posible bajar las cuotas de los colegiados?

La reducción de cuotas es posible siempre que se gestione adecuadamente el presupuesto. Debemos evitar el despilfarro en eventos magnos y gastos innecesarios que a nadie interesan ni le son útiles a mis compañeros y que, muy por el contrario, suponen una sangría económica que no nos podemos permitir. Hay que ponerle coto «desde ya». Tenemos que volcar nuestros esfuerzos materiales en actuaciones realmente útiles para los abogados y que les hagan la vida profesional más llevadera. Desde luego que reduciremos las cuotas a aquellos abogados más vulnerables y mi junta va a ser especialmente sensible con ese tema. El impago justificado de la cuota no puede suponer la imposibilidad de ejercer.

La labor social del ICAM con los colegiados de más edad o en dificultades económicas o para encontrar trabajo, ¿es suficiente? ¿Cómo se puede mejorar?

Hay todo un plan que incluirá la creación de grupos de abogados expertos que puedan ayudar con su experiencia a los compañeros que más lo necesitan, y se adoptarán incluso programas de atención a domicilio a colegiados dependientes en colaboración con entidades con experiencia en estos servicios y Administraciones Públicas. También implantaremos el plan «Humanización del mayor solo», para apoyar a aquellos colegas que por cualquier circunstancia no disponen de familia. E igualmente se promocionarán las residencias para la Abogacía Senior. No es un eslogan: la realidad es que somos una «candidatura social» y que aplicará aquello en lo que cree.

¿Qué falla para que el voto telemático sea una realidad?

Es un objetivo para el ICAM y, al mismo tiempo, no es asunto fácil, aunque parece que algunos candidatos, quizá por frivolidad o por pura inexperiencia, ignoran la complejidad que hay detrás de la implantación de un sistema informático de este calado para un universo de 75.000 potenciales votantes. Lleva su tiempo, necesitamos serenidad y a los mejores profesionales que lo desarrollen, no prisas ni ocurrencias como estoy escuchando en alguna candidatura. No hace falta que le recordemos a los compañeros, aunque algún candidato parece haberlo olvidado rápido, cómo nació y qué sucedió con el «proyecto IBM del ICAM». Tenemos que ser serios y eficaces.

Si no se presentara a las elecciones ¿a qué candidato votaría?

Es posible que en ese caso tuviera que pensarlo varias veces (entiéndase la ironía).