Polémica

El carril bici que divide a los vecinos de Rivas Vaciamadrid

Pedalibre cree que la iniciativa popularizará la movilidad sostenible al hacerla más segura, mientras que una petición para retirar el nuevo carril bici de la ciudad supera ya las 10.000 firmas

Instalaciones del Ayuntamiento de Rivas Vaciamadrid
Instalaciones del Ayuntamiento de Rivas VaciamadridRivas Vaciamadrid

La instalación de los 21 km de nuevos carriles bici en Rivas Vaciamadrid se postuló como un garante de seguridad para los ciclistas y de sostenibilidad para la ciudad. Sin embargo, nunca llueve a gusto de todos y, en este caso, no son pocos los vecinos que han manifestado su descontento con la novedad, que sigue el modelo de ciudades europeas referentes en la materia, como Ámsterdam o Copenhague.

Los carriles han sido trazados en el carril izquierdo de las vías que cuentan con dos carriles por cada sentido de la circulación y están separados del tráfico rodado por separadores y balizas verticales, por lo que las personas ciclistas no tienen que compartir el espacio con los vehículos a motor, que en ningún momento podrán invadir el carril destinado a ciclistas.

Los detractores de esta novedad en la ciudad argumentan que la mayoría de su recorrido ya estaba cubierto por el carril antiguo. Además, afean que se haya quitado un carril a los coches, cuando es una ciudad que roza ya los 93.000 habitantes, como si hubiese el mismo número de usuarios de automóviles que de bicicletas, algo muy lejos de la realidad, según cuenta Carlos Gómez Torrejos, portavoz de Vecinos por Rivas, a La Razón. Este convocó a quienes rechazan los nuevos carriles bici el pasado 30 de noviembre y, en total, se concentraron unos 700 vecinos en la confluencia de las avenidas José Saramago y Pablo Iglesias.

Uso de fondos

Gómez cuenta que, desde su partido, se propuso una alternativa para los fondos Next Generation de la Unión Europea: «Nosotros habíamos propuesto hacer unas líneas de microbuses eléctricos o incluso de pila de hidrógeno, algo que no salió adelante. Le hemos pedido al Ayuntamiento unos estudios de movilidad que supuestamente existen para conocer porqué la implantación del nuevo carril es necesaria, pero no nos lo envían».

El proyecto, según cuenta, origina ya múltiples atascos durante todo el día, especialmente en las avenidas Pablo Iglesias, Aurelio Álvarez, y Francia; o cuando pasa el camión de la basura, una grúa o una ambulancia, pues «ya no se puede adelantar». Por el contrario Pedro Jiménez, de la mayor asociación ciclista de Madrid, Pedalibre, considera que este es un mal menor, pues se trata de una ralentización del tráfico momentánea que hace que se cumplan los límites de velocidad establecidos para las vías interurbanas.

Por otro lado, insiste en que nadie obliga a que se utilicen los carriles bici, sino que se facilita la opción para aquellos a quienes les interese; y defiende que vehículos como las ambulancias pueden circular sin ningún problema. Para él, la principal ventaja de las nuevas instalaciones es que ofrecen condiciones mucho más seguras que las previas, llevando así a que más gente se anime con la movilidad sostenible. «Tengo dos hijos y, con los carriles de antes, no les dejaría circular, no estaría tranquilo, eran solo para ciclistas expertos, no había infraestructuras seguras».

Por ello, celebra que el Ayuntamiento ponga el foco en ese soporte que vela por que todo el mundo pueda coger la bicicleta para aproximarse a la cultura ciclista de muchas ciudades europeas, un modelo que se estandarizará tarde o temprano en España. «Como con todos los cambios, hay vecinos reacios, pero ya ha pasado en lugares como Sevilla y Vitoria, y finalmente termina gustando. De aquí a 20-30 años, todas las ciudades serán así», adelanta.

“Lo que está pasando en Rivas terminará pasando en todo Madrid cuando llegue alguien que se atreva a implantarlo”

Además, señala la doble moral de la gente que se muestra concienciada con el reciclaje o con la contaminación visible en la «boina negra» madrileña pero que, a la hora de la verdad, no está dispuesta a comprometerse o a cambiar sus hábitos por el medioambiente.

«Lo que está pasando en Rivas terminará pasando en todo Madrid cuando llegue alguien que se atreva a implantarlo. Hay que montar una red no solo para las bicicletas, sino también para patinetes eléctricos y otras alternativas más eficientes que un automóvil de 2.000 kilos yendo por la ciudad para mover a una persona. Hay que hacer una inversión para conectar el centro de Madrid con otros lugares en bicicleta, pues es también un gasto en calidad de vida, los jóvenes lo terminarán pidiendo», asegura.

Pese a esta argumentación, los detractores del nuevo carril bici creen que solo servirá para trastornar a los vecinos, recalcan que han tenido que cambiar los horarios de recogida de basuras para aliviar la hora punta de la mañana y destacan cómo los carriles aislan algunos establecimientos, marginando a los pequeños negocios a los que se vuelve inasumible acceder en coche.

Petición popular

Por ello reclaman, desde una petición que cuenta ya con más de 10.000 firmas, revertir los tramos en los que ya había carril previamente, pues consideran que las rotondas holandesas no son más seguras y defienden que lo idóneo sería estudiar y señalizar los puntos negros para evitar atropellos en lugar del nuevo modelo de carril bici, poniendo el foco en otros como los de Moratalaz y Alcorcón.

De cara al futuro, sus esperanzas no son muchas, pues señalan sentirse «ignorados» por un Ayuntamiento «opaco», habiendo tenido que recurrir varias veces al Consejo de transparencia. Por su parte, la alcaldesa de Rivas, Aída Castillejo, se mostró hace unos días convencida de que «la necesidad de hacer a esta ciudad más sostenible» dará la razón a los nuevos trazados de carril bici puestos en marcha por el Consistorio, aunque se declaró también dispuesta a recibir propuestas y a adoptar medidas para abordar los problemas de movilidad que puedan haberse ocasionado.