Día de Reyes
Los otros tres «magos» de la cabalgata de Madrid
A unas horas del desfile de los Reyes de Oriente hasta Cibeles, su coreógrafa, su escenógrafo y la diseñadora del vestuario desvelan a LA RAZÓN las claves de esta cita mágica
Después de un largo viaje, Sus Majestades de Oriente ya se encuentran en la ciudad. Primeramente, llegaron ayer a la capital los tres embajadores reales para anunciar la inminente cabalgata. Éstos confesaron algunos mensajes de las cartas que han recibido estos días de los niños y niñas. Y es que, a diferencia de otros años, todos se centran principalmente en deseos más universales y humanistas frente a los materiales. Tiempo con la familia, paz, amor y unidad han sido las palabras más repetidas. «Estos son los mejores regalos que puede pedir un niño», expresan los pajes.
Pero también hay otros protagonistas que, pese a estar detrás de las cámaras, hacen posible este gran evento anual. Nuria Castejón, cuya trayectoria como bailarina empezó desde muy joven, ha coreografiado en el Teatro Nacional de La Zarzuela, con experiencia en ópera, teatro de prosa, musicales y cine. El hecho de haber participado previamente en actos del Ayuntamiento ha sido lo que la ha impulsado a aceptar con entusiasmo este reto. Nuria se ha encargado de coreografiar las tres carrozas durante el recorrido y una actuación final de cinco minutos de Tomás Bretón, a propósito de los 100 años de su fallecimiento, al llegar a Cibeles. «Utilizaremos una pieza de su ópera Covadonga, oriental, pero a la vez muy española, con una coreografía basada en las tres comitivas de los tres Reyes Magos, que ofrecen al pueblo de Madrid los motivos de adoración al niño Jesús: oro, incienso y mirra. Bailamos presentando esos tres cofres a los niños de Madrid y de toda España”. Esta experiencia tiene mucho significado para la bailarina porque, en sus palabras: “La cabalgata de los Reyes Magos de Madrid es la más importante de mundo, cada vez es más espectacular, cada vez tienen más presencia. Para mí, que se utilice la danza como medio para dar un mensaje en esta gran tradición es importantísimo. A nivel personal, pues yo estoy muy unida a esta fecha desde que era pequeña, es algo que forma parte de nuestra vida como niños, padres y abuelos si tenemos suerte». Con emoción, Nuria traslada a LA RAZÓN que es «una ilusión tremenda», puesto que le encanta hacer coreografías, pero no entraba en sus planes una llamada con una petición de esta envergadura. A lo largo del recorrido habrá movimiento de unas 300 personas, y luego en la llegada a Cibeles será el baile final de 14 bailarines en el escenario.
Del diseño de vestuario se ha encargado Gabriela Salaverri. La cabalgata les ha supuesto un gran reto puesto que hay que tener muchos factores en cuenta. «Una mezcla entre tradición y fantasía» es la definición que la diseñadora ha dado al gran día. «He dotado a cada comitiva de su personalidad, cada una de ellas con su gama cromática. En Melchor predomina el azul con dorados y cobres; en Gaspar el rojo; y en Baltasar los verdes. Esto representaría ese antiguo Oriente, pero dividido en distintos continentes y culturas». La sastrería Cornejo ha sido el punto de apoyo que ha combinado un fondo de vestuario ya preexistente, aunque con novedades, añadiendo muchos elementos rompedores. El tiempo total de trabajo ha sido casi un año y, salvo el grupo de 42 estrellas que cuentan con túnicas plisadas, todas las personas que participan han tenido que someterse a las pruebas de vestuario. Pese a confesar que siente vértigo, se muestra contenta con el resultado: «Yo no me subo al escenario pero mi trabajo sí, entonces te preguntas constantemente si lo has hecho del todo bien y has transmitido aquello que pretendías. Sobre todo, cuando se trata de una novedad como lo ha sido para mí, que diseñar para la calle es muy diferente. Hay que controlar algo en movimiento y el público lo percibe muy rápido, son segundos lo que se ve y se forman masas. Pues ahí está la gran dificultad. Yo espero que quede bonito y que deje mucha magia», comenta la diseñadora.
Ricardo Sánchez Cuerda ha sido el escenógrafo de esta cabalgata. Cuando lo llamaron sintió una gran alegría. No se lo esperaba y desde luego que le ha servido para rematar el año, puesto que se ha encargado de obras importantes que están actualmente en cartelera como Matilda, Mamma Mía!, y La Historia Interminable, además de preparar una obra para el teatro de La Zarzuela. “Me parece que es una aventura muy interesante y desde que me llamaron todo se convirtió en una gran lluvia de ideas. El eje argumental de la cabalgata era la paz y esa sería la línea en la que había que trabajar. Es muy difícil no repetir, ser original y seguir el planteamiento específico del año”, relata Ricardo. Éste explica que el proceso ha sido bastante largo, de un año prácticamente, y lo más difícil para el escenógrafo ha pasado por entender la disciplina de la cabalgata y sus códigos: “Uno arrastra los vicios que conoce, que en mi caso es el teatro, y tiene una forma determinada trabajar. El saber adaptarse, conocer otros puntos de vista y estar en una formalización mucho más grande, que no deja de ser un espectáculo de calle con una volumetría más distante».
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