Así califica Moody's la solvencia de la ciudad de Madrid

La agencia de calificación crediticia internacional Moody’s Investor Services, que calificó por vez primera al Ayuntamiento de Madrid el año pasado, ha confirmado su calificación de emisor de deuda a largo plazo y deuda senior no garantizada de “Baa1” con perspectiva estable, en el mismo nivel que el Reino de España y que la Comunidad Autónoma de Madrid y, por encima de la calificación asignada a la Generalitat de Cataluña.

La perspectiva estable de la Ciudad de Madrid refleja las expectativas de Moody’s de que sus finanzas seguirán siendo sólidas en los próximos años, con un ahorro bruto fuerte, superávits financieros y bajos niveles de deuda.

Moody’s explica que la ciudad de Madrid, con más de tres millones de habitantes, es considerada el motor económico y financiero del país. Tiene una base económica fuerte y diversificada, dominada por el sector servicios, y es un importante polo de atracción para la inversión extranjera, de hecho, el crecimiento del PIB de la ciudad ha superado el promedio nacional.

A pesar de un cierto deterioro en las finanzas de la ciudad en 2022, Moody’s espera que continúe registrando un sólido ahorro bruto y superávits financieros en los próximos años, respaldados principalmente por la sólida gestión presupuestaria de la ciudad que se refleja en la puntuación de Gobernanza. Según las previsiones los resultados financieros volverán a ser positivos en 2023 y continuarán siéndolo en los siguientes dos o tres años.

El informe recoge que la Ciudad de Madrid muestra una carga de la deuda baja y decreciente, tendencia que se espera continúe en los próximos dos o tres años. Presenta una ratio de endeudamiento baja, qué según las previsiones, seguirá disminuyendo en los próximos años, lo que refleja una sólida capacidad de autofinanciación respaldada por un sólido crecimiento de los ingresos y una amplia liquidez.

Aunque Moody’s considera que el perfil crediticio de Madrid es muy fuerte, es improbable que Madrid tenga suficiente flexibilidad financiera para otorgarle una calidad crediticia por encima de la del Reino de España, dado que los ingresos de la ciudad dependen en gran medida de las transferencias del gobierno central.