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Emergencias

Bomberos forestales de Madrid: "Nos jugamos la vida por 1.300 euros"

Están en huelga, en temporada crítica, por sus condiciones laborales. Ayuso cree que "se puede llegar a un acuerdo" con la empresa estatal Tragsa para resolver la situación, pero la vicepresidenta no está por la labor»

Labores de ataque directo en el incendio de Méntrida por bomberos forestales de la Comunidad de Madrid junto a la BRIF de la Iglesuela La Razón

En la temporada más crítica, cuando el calor aprieta, cuando cualquier chispa puede desatar un incendio y la vegetación se seca y se convierte en combustible potencialmente inflamable, los bomberos forestales están en huelga. Son varios los motivos que han llevado a este colectivo a esta situación límite, pero uno de ellos es la precariedad laboral que viene de lejos: en 1997 se externalizó y privatizó el servicio y «ya entonces empezamos a tener una merma en los salarios», explica Rafael Fernández, delegado de UGT. El resultado, a día de hoy, es que un bombero forestal tiene un sueldo medio de entre 1.250 y 1.300 euros cuando «es un empleo que tiene una toxicidad y una penalidad muy elevadas». «Trabajamos en siniestros en los que la gente sale corriendo y nosotros entramos sometidos a estrés por temperatura, deshidrataciones y estamos expuestos a las llamas y a trabajar en terrenos escarpados. Literalmente, nos jugamos la vida», expone Fernández.

Según relata, el riesgo ya empieza cuando acuden a sofocar fuegos en vehículos todoterreno, un recorrido que se suele hacer por pistas muy accidentadas, por terrenos muy abruptos. Pero, desde su punto de vista, lo peor es que la empresa estatal Tragsa, la empleadora de los bomberos forestales, «está contratando a personas con muy baja experiencia en la conducción, que no han conducido nunca camiones y eso afecta a la seguridad de los bomberos forestales, como también el hecho de trabajar con medios aéreos, por el riesgo que conlleva hacer determinadas maniobras». Y en este punto, se queja del reducido plus que percibe un forestal cuando trabaja desde el aire, que es solo de 189 euros, cuando en otras autonomías, como Castilla-La Mancha, esta cifra se eleva a los 500 euros, lamenta Fernández. En ese listado de quejas que ha llevado a los vigilantes del campo a la huelga también figuran las limitaciones en la conciliación familiar. «Durante la campaña de verano, si un familiar nuestro se pone malo no podemos acompañarle al médico, porque lo tenemos prohibido, y tampoco tenemos un solo día de vacaciones mientras dura la campaña estival». Aún hay más cuestiones que ponen sobre la mesa y que son motivo de protesta: «la seguridad en las bases está muy limitada; la mayoría no cumple la normativa de prevención de riesgos laborales ni de cancerígenos, nuestros EPI están limitados en calidad y lo lavamos nosotros con jabones normales».

La lista no acaba. La denuncia se extiende a las bases helitransportadas, «que no tienen ningún tipo de vigilancia». De ahí que asegurara que el domingo se encontraran piedras en el helipuerto de Valdemorillo, a lo que se suman daños en 16 bases en una situación que la Comunidad de Madrid ha tachado de «sabotaje». Fernández considera «excluyente» que Bomberos con alguna lesión o de más edad, si no prueban las pruebas físicas que se exigen para seguir desempeñando el puesto, «son despedidos en lugar de tener una adecuación del puesto, nos convertimos en trabajadores de usar y tirar». Critica que desde que los bomberos trabajan en la empresa pública Tragsa, su jornada laboral haya pasado de 35 a 37,5 horas semanales mientras su jornada de disponibilidad «es a coste cero». Es por esto por lo que los bomberos forestales han hecho un llamamiento para que Tragsa y la Comunidad de Madrid abran una vía de negociación y lleguen a unos acuerdos de mejoras.

La presidenta autonómica, Isabel Díaz Ayuso, señaló ayer a la vicepresidenta del Gobierno, Yolanda Díaz, como responsable de la situación: «Si se quiere se puede llegar a una negociación, pero la vicepresidenta no está por la labor».

Más aún, sembró la duda sobre el hecho del porqué la huelga de las Brigadas Forestales sea solo en Madrid y en el peor momento del verano y no en otros puntos de España. Aún así, se mostró contraria a la protesta. «Me parece que es una huelga sin sentido, precisamente en estos momentos y solo en Madrid, donde la vida y el patrimonio natural están comprometidos, en el peor momento del verano. Es en los momentos más difíciles siendo una región que, además, siempre está apagando sus propios incendios y los de las comunidades limítrofes y allá donde se nos necesita».