Vinos de barra
Claramente la tierra
Convento de Las Claras0 tiene volumen, intensidad, mucha prestancia pero amabilidad en el diálogo
Andar trasteando con vinos de la Ribera del Duero tiene un peligro, que uno se deje llevar por el tópico y prejuicio y concluya que hay una leyenda que dice que son vinos de mucha textura. No es el caso con un Convento de Las Claras, que tiene volumen, intensidad, mucha prestancia pero amabilidad en el diálogo.
Hay un problema con la madera que algunos entienden que es un obstáculo para la evolución de vinos, que con su propia personalidad necesitan dulzura y sutileza. Este Convento de Las Claras se alía con la crianza para expresar un terruño donde la tinta fina sea la jefa. Vinos de esos de bandera, que además de la inteligencia del elaborador, tienen ese gracejo que en los tiempos gélidos del vino vulgar superan la mediocridad. El elaborador José Carlos Álvarez es un ideólogo de los aromas. Su compendio sobre la ligazón entre las matemáticas y las evocaciones del vino es obra de culto para los que llevan en la mochila del alma los vinos que les han ido contando su biografía. Este tinto tiene suficientes argumentos para que redondee comidas, conversaciones de sobre mesa y ese traje que a todos nos gusta que nos hagan en cada estación.
El tempranillo buscado, con notas de fruta madura y larga, para que su creador se asome a lo que se pretende.
Bodega: Convento de las Claras.
Vino: Convento de las Claras2018.
D.O.: Ribera del Duero.
Precio: 37 euros
www.bodegaconvento de las claras.com
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