Música
Francisco renace en el Museo Chicote y presenta su nuevo single “De cobardes no hablarán”
El 19 de enero estará en concierto en el Teatro La Latina
La cobardía nace donde calla la verdad, pero la música tiene el poder de romper ese silencio. Cada nota es un acto de valentía, un puente hacia lo que no nos atrevemos a decir. El cantante Francisco elevó ayer su voz de tenor en el Museo Chicote de Madrid demostrando que, incluso el miedo, puede rendirse ante una canción.
En pleno pulso de la Gran Vía, en un trozo de Madrid testigo de tantas vidas, encuentros y “resurrecciones”, donde un día brindaron Ava Gardner y Hemingway y se han escrito tantas páginas de glamour y cultura, Francisco presentó su nueva canción tras 44 años de carrera: «De cobardes no hablarán». Fue un momento cargado de simbolismo, casi como un “renacer”, tras superar una insuficiencia respiratoria en marzo. La canción es un manifiesto de sinceridad. Francisco la dirige a todos aquellos a quienes el orgullo les impide pedir perdón, a quienes esconden la verdad bajo la capa frágil de la mentira, creyendo que así se protegen cuando en realidad se atrapan. Para él, la cobardía no está en temer, sino no enfrentarse. “Nunca he tenido miedo a nada”. Y advierte de que en la vida lo único que no tiene solución es la muerte Su mirada hacia la vida es tan clara como su voz: “Lo que se puede reparar, hay que repararlo; lo que se puede decir, hay que decirlo”. Por eso señala que “los verdaderos cobardes son los que callan la verdad”.
En el amor, Francisco es rotundo. Cuando ama, lo da todo. Para él, el miedo no manda; el amor sí. Lo describe como un estado catatónico que lo domina por completo, una entrega total que desarma cualquier duda. Su canción es también una llamada para quienes esconden el corazón por temor a sufrir porque vivir requiere valor, y amar aún más.
Muchos se reconocerán en este single porque Francisco canta historias que son de carne y hueso. Las suyas, y las de quienes han confiado sus vivencias en él. Como aquella canción, «De qué me sirve el cielo», inspirada en la carta de un hombre enfermo terminal para su mujer, escrita para que ella la leyera cuando él ya no estuviera. Son canciones que atraviesan. Que duelen. Que curan.
En «De cobardes no hablarán», Francisco entrega un mensaje de redención: pedir perdón es un acto de grandeza. Tras cuarenta y cuatro años de profesión, asegura que se siente “afortunado” y dice con humildad: “No me puedo quejar”. Hoy mira hacia adelante con ilusión renovada. El próximo 19 de enero, Francisco estará en el Teatro La Latina, preparado para reencontrarse con un público que ha crecido con su voz y para el que sigue creando nuevos temas. En Chicote se vivió casi un “renacimiento” que se elevó a los cielos cuando, a pleno pulmón, entonó el épico Aleluya, un canto que suspendió el tiempo y transformó la música en un abrazo.