Historia

El anfiteatro romano más espectacular de España: construido como una fortaleza en el Mediterráneo para mantener el control del Imperio

Está declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y sus restos reflejan cómo los romanos dejaron su huella en la Península Ibérica y un importante legado para nuestra cultura e historia

La Península Ibérica fue vital en la época del Imperio Romano y se construyeron muchos anfiteatros, sobre todo cerca del mar Mediterráneo para el control de los romanos
La Península Ibérica fue vital en la época del Imperio Romano y se construyeron muchos anfiteatros, sobre todo cerca del mar Mediterráneo para el control de los romanosDreamstime

Los romanos dejaron una huella increíble e imborrable en la Península Ibérica. Siglos que pasaron a la historia y cuyos restos se pueden comprobar en buena parte de la cultura española: puentes, calzadas, monumentos, y sobre todo, anfiteatros. Muchos fueron los que se construyeron en la época del Imperio Romano, y sobre todo, los más importantes lejos de las fronteras de lo que hoy es Italia. Así, uno de los anfiteatros romanos más increíbles fue construido a orillas del mar Mediterráneo como símbolo para el control y hoy es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Sin ir más lejos, fueron aproximadamente siete siglos los que estuvieron los romanos presentes en España, o Hispania, como se le conocía en aquella época. La conquista de la Península Ibérica por parte del Imperio Romano empezó en el 218 antes de Cristo, con el desembarco de Ampurias, dentro de la actual provincia de Gerona, en Cataluña.

A partir de ahí, se fueron expandiendo a lo largo del territorio peninsular y en el siglo I antes de Cristo, se completó el control total de la península. Su dominio, asimismo, estuvo hasta el siglo V después de Cristo, cuando quedó desintegrado el Imperio Romano de Occidente y pueblos germánicos como los visigodos entraron en Hispania.

Un anfiteatro a orillas del mar Mediterráneo: así construyeron los romanos un impresionante "coliseo" en España

Durante la presencia de los romanos en Hispania, el impacto que dejaron extremadamente amplio. Gracias a los restos que encontramos hoy en día podemos apreciar los puentes, calzadas y demás infraestructuras que realizaron, así como diversas construcciones como anfiteatros romanos. Y si los romanos desembarcaron en Ampurias, en la misma zona cercana al mar Mediterráneo construyeron un impresionante anfiteatro en una zona estratégica para poder tener el control del Imperio Romano hacia el este.

Concretamente, en la actual Tarragona, o Tarraco, como se conocía en el Antigua Roma. Sin lugar a dudas, se trata de una de las huellas más notables del legado romano en la península, y es que aquí tuvo lugar el primer asentamiento de los romanos de Hispania.

Este anfiteatro de forma ovalada, mide unos 110 por 86 metros, y tenía capacidad para acoger entre doce mil y catorce mil espectadores, que se distribuían en un graderío con la división clásica de tres cáveas.

El anfiteatro romano de Tarraco sigue en pie, y fue levantado fuera del reciento de la ciudadela, aunque muy próximo a la Vía Augusta y a orillas del Mediterráneo. Sus terrenos han quedado muy vistosos siglos más tarde, lo que ha permitido el estudio de una construcción que ha sido testigo de ejecuciones públicas, guardián de edificios cristianos, pero sobre todo, hogar de las luchas de gladiadores tan típicas de la Antigua Roma.

Durante el mandato de Heliogábalo, en el siglo III, sufrió una remodelación al ser revestido el podio con placas y se añadió una enorme inscripción que daba la vuelta a todo el perímetro de la arena. Pero no fue la única, pues estuvo sujeto a cambios a lo largo de la historia. En el siglo VI, por ejemplo, los visigodos construyeron en el interior una basílica, mientras que en el siglo XII, se levantó una iglesia dedicada a Santa María del Miracle.

Más de 200.000 personas visitan cada año un anfiteatro que incluso fue casa de algunos ciudadanos, pues en el siglo XVI, frailes trinitarios establecieron un convento en su interior y habitaron el lugar. Una joya arquitectónica que perdura hasta nuestros días y está valorada como uno de los restos romanos más impresionantes de España. Incluso la UNESCO lo nombró en el año 2000 Patrimonio de la Humanidad, al ser parte del Conjunto Arqueológico de Tarraco y uno de los lugares clave de este yacimiento.