Fuera de plano
La generación de la Transición, el sanedrín de Ayuso para impulsar el bastión del liberalismo
Pondrá en marcha proyectos con los que la lideresa madrileña pretende consolidar su «reinado» de cuatro años de mayoría absoluta
Jóvenes y preparados. Es el eslogan del nuevo Gobierno de la Comunidad con el que Ayuso quiere transformar Madrid. El Ejecutivo de los hijos de la Transición, como lo ha definido, pondrá en marcha los proyectos con los que la lideresa madrileña pretende consolidar su «reinado», cuatro años de mayoría absoluta para hacer de la región el bastión del liberalismo.
Despojada de pesos pesados en su Gabinete, Ayuso ha querido rodearse de cargos de su generación en esta legislatura. Desconocidos para la opinión pública, acumulan años de gestión en la Administración madrileña donde han hecho prácticamente sus carreras, al cobijo de las mayorías del PP. El nuevo portavoz del Ejecutivo, Miguel Ángel García, será quien lleve el peso de la difusión de las medidas adoptadas en el seno del Consejo de Gobierno. García, número dos de la presidenta en esta legislatura, acumula las tareas de portavoz a las responsabilidades de consejero de Presidencia, Justicia y Administración Local. Ha sido Enrique Ossorio, actual presidente de la Asamblea de Madrid, y ex vicepresidente del Ejecutivo autonómico, quien ha ostentado hasta ahora el cargo con más influencia en el Ejecutivo. Su salida para ser segunda autoridad de la región ha dejado a García como el consejero con más poder en la estructura.
Ossorio y García coincidieron en la consejería de Hacienda cuando el primero era el número dos de Engracia Hidalgo y éste, jefe de Prensa y después de Gabinete. Su trayectoria estuvo ligada hace años a la actual concejal de Economía y Hacienda del Ayuntamiento de Madrid, con la que se trasladó al Gobierno de Rajoy como director general en el Ministerio de Trabajo. Sus años en los distintos Ejecutivos de los populares madrileños han forjado su enorme conocimiento de la Comunidad de Madrid, a la que accedió en la etapa de Esperanza Aguirre. Trabajador, tenaz, exhaustivo e impulsor en la sombra de muchas medidas de modernización en la región, afronta el reto de coordinar los proyectos emprendidos por su jefa y los nuevos desafíos para la transformación de Madrid.
La culminación del Arco Verde para conectar 25 municipios de la región con los tres parques regionales, la creación de 50.000 viviendas sociales, la puesta en marcha de una red de transporte intermodal o la digitalización de la región, área que García conoce a la perfección, son algunas de las iniciativas estrella para los próximos cuatro años que coordinará desde su despacho, a escasos metros del de la presidenta. Sus responsabilidades en el PP de Madrid contribuirán a la defensa de los principios de la formación en el desarrollo de las políticas de estos cuatro años.
La bajada de impuestos seguirá siendo la seña de identidad de los populares. Sobre Rocío Albert, la nueva consejera de Economía, Hacienda y Empleo descansará el peso de cuadrar el próximo presupuesto y seguir haciendo de la reducción impositiva la marca del PP en Madrid.
De firmes ideas liberales, Ayuso ha apostado por ella tras su paso por Educación, para continuar con el liberalismo económico y confiar el dinero de los madrileños donde mejor puede estar, según los preceptos liberales, «en el bolsillo de los ciudadanos». Patrona de Faes, la fundación originaria de José María Aznar, Albert conoce a la perfección los entresijos de la Administración madrileña, donde empezó siendo jefa de Gabinete del consejero de Economía Fernando Merry del Val, en el primer Gobierno de Aguirre. Ha transitado por las áreas de Educación y Economía, llegando a ser viceconsejera de dos de los pilares fundamentales para la aplicación de las medidas liberales. Con ella se liberalizaron los horarios comerciales en Madrid, se permitió a los padres elegir colegio, se redujeron trabas para la actividad empresarial y se continuó con la reducción impositiva y la disminución del gasto público.
En Sanidad, Ayuso ha premiado a Fátima Matute. De una complejidad extraordinaria, el sistema sanitario madrileño es tradicionalmente la diana de la izquierda, el mantra con el que desgastar las políticas del PP. Mucho ruido y escasos réditos electorales es lo que le ha proporcionado a la oposición la catarata de movilizaciones a las puertas de la pasada campaña electoral. El inicio de curso se prevé tranquilo para la nueva consejera. El agotamiento provocado por dos campañas electorales seguidas ha hecho mella pero nadie descarta en la izquierda el retorno la presión.
La resolución de conflictos y la puesta en marcha de nuevos proyectos será la prueba del algodón para valorar la decisión de Ayuso en su preferencia por los segundos niveles.
De momento, la titular de Sanidad tendrá que afrontar los retos marcados por la presidenta en su discurso de investidura y lidiar con las reivindicaciones sindicales, aparcadas por el acuerdo suscrito al final de la pasada legislatura. Entre éstas, la solución a la temporalidad y la sobrecarga de los médicos en determinadas especialidades que denuncian desde algunos sindicatos.
Radióloga y conocedora de la sanidad desde ambos lados, como especialista en Radiodiagnóstico en el Hospital Clínico San Carlos y en la Sociedad de Seguridad y Calidad en Radiología del Servicio Madrileño de Salud (SERMAS), Matute sustituye a Enrique Ruiz Escudero, reconocido en el sector sanitario, una de las figuras más representativas del Gabinete de Ayuso y con una dilatada trayectoria política en la Comunidad de Madrid que ahora desarrollará en el Senado.
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